20 de junio de 2010

Tarde piaste


Me gustaría hacer un modesto aporte al tema del patrimonio arquitectónico que se discute en los comentarios de dos posts previos de Carlos.
Es cierto que no soy el mejor para opinar del tema, ya que apenas soy profesor adjunto de una cátedra de Historia de la Arquitectura, por lo que a lo mejor hay otros lectores del blog que cuentan con mejor formación e información que yo sobre cómo intervenir sobre ese intangible (y a veces elusivo) bien que es el patrimonio cultural construído.
Por eso, apenas voy a dejar un caso de lo que sucede cuando las cosas no se valoran a tiempo, y preso de los dictados de la modernidad (término muy del siglo XX), o del embellecimiento (para usar una palabra del siglo XIX) se cede a la tentación de demoler lo viejo sin evaluar si además de viejo no había algo más que mereciera conservarse (*).

Sea, por ejemplo, la última casa en que vivió Benjamin Franklin. La vivienda comenzó a construirse en 1763 en el 310 de Market Street en Filadelfia, y se terminó en 1788. La mayor parte de la construcción se hizo sobre instrucciones del propio Ben.
Muerto Franklin, la casa simplemente se convirtió en material para la piqueta, y en 1812 desapareció de la faz de la tierra sin que nadie se dignara siquiera a levantar un esquicio de su aspecto. Ni un dibujito infame.
164 años después parece que a alguien le cayó la ficha que el lugar mereciá algun tipo de homenaje, y surgió así la Ghost Structure , proyectada por Robert Venturi. Una estructura de tubo que representa un hipotético perfil de la casa histórica, una tiste traza en el espacio de lo que fue un ámbito histórico.


(*) Ojo! Merece hacerse una clara distinción entre lo que merece preservarse y lo que simplemente es viejo.

6 comentarios:

Sine Metu dijo...

Tanto a nosotros argentinos como a nuestros hermanos generacionales estadounidenses no nos cabe en la cabeza eso de "viejo es mil años".
Por eso no extraña que en la casa de mi abuelo ahora haya una torre de pedorros monoambientes.
O que volaran al joraca las dos mansiones de Corrientes y Córdoba (Rosario).

MarcosKtulu dijo...

Por suerte las casas donde Ben estuvo tanto tiempo en Francia y en Inglaterra creo que siguen existiendo.

BlogBis dijo...

No hay que olvidarse que gracias al "progresismo embellecedor", en su momento se demolió el 60% del cabildo, prácticamente toda la casa de Tucumán, y cantidad de cabildos del interior.

Klaus Pieslinger dijo...

No termino de comprender cuál es la dificultad -dejando de lado las ansias dirigistas de los filo-estatistas- de limitarse a promulgar una ley amplia que diga algo como "para toda edificación de más de 100 años o que haya pretenecido a personalidad histórica reconocida o construido por arquitecto históricamente reconocido, se permitirá únicamente su restauración, quedando prohibida su demolición o remodelación; asimismo para todo permiso de obra se deberá costear un veedor / auditor estatal por la duración de la misma" y con esa regla básica dejar el resto a los oferentes del mercado?

Martín Benegas dijo...

Yo pongo como contrapartida el caso de la casa de Tiburcio Benegas, las viñas y la vieja bodega Trapiche dieron lugar a varios barrios de casitas "en serie" sin embargo las casas de Don Tiburcio y Don Pedro fueron preservadas por los dueños sin necesidad de ninguna protección estatal, en cambio tenemos manzanas enteras ocupadas por edificios vetustos, como la ex bodega Tomba y la Arizu que están ubicadas en zonas de un potencial inmobiliario espectacular y que sin embargo sólo sirven como criadero de pericotes, todo por que pertenecen al patrimonio histórico de la provincia, el paisaje urbano etc.
Y encima el vino que fabricaban era malísimo.

BlogBis dijo...

Martín, supongo que habrás leído la observación (**) de mi post, donde la diferencia queda clara.