Sadous declarará en el Congreso, pero condicionado por el Gobierno
Para evitar un mayor revuelo político después de la forzada renuncia del canciller Jorge Taiana, el Gobierno hizo saber ayer que le permitirá al ex embajador en Venezuela Eduardo Sadous concurrir al Congreso pasado mañana. Allí deberá declarar en la investigación por las supuestas irregularidades comerciales con Venezuela.
Pero después de analizar los costos políticos que implicaría prohibir la concurrencia del diplomático, la Casa Rosada decidió ejercer una fuerte presión contra Sadous. Héctor Timerman, que asumirá mañana en reemplazo de Taiana, marcó los condicionamientos que le impondrá al diplomático: dijo que Sadous podría cometer un "delito" si revelara información confidencial.
Timerman, ex periodista y hasta hoy embajador en Estados Unidos, habló del caso Sadous en una entrevista con el diario Página 12 publicada ayer. Sostuvo que como canciller evitará "que se revelen secretos confidenciales" (durante la exposición de Sadous) y que "el Congreso transforme en un escándalo político algo que no lo es".
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Ayer Timerman dijo que se comunicaría con Sadous para que no revelara información secreta. "Estoy convencido de que sabe, como profesional que es, que por ley los embajadores no pueden revelar información confidencial. En caso de hacerlo, estaría cometiendo un delito", avanzó Timerman con sus condicionamientos.
Además, advirtió que se encargaría personalmente de "evitar que se revelen secretos confidenciales". Y apuntó contra la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, cuerpo para el que está citado Sadous. "Como canciller voy a evitar que el Congreso transforme en un escándalo político algo que no lo es", sostuvo el designado ministro. Ayer, LA NACION intentó comunicarse con Timerman, pero no atendió las reiteradas llamadas. Tampoco respondió Sadous.
El nuevo caganciller aprende rápido: no asumió el cargo y ya tira indirectas sobre lo que pueden y no pueden decir sus subordinados, así como las consecuencias que pueden afrontar si hablan más de lo que a la Parejita le gustaría.
Creería este repentino respeto de los kirchneristas por la confidencialidad si no fuera porque en estos siete años han vivido pegando carpetazos para enroñar a sus oponentes y pinchando los teléfonos de medio país.
Y una última para el caganciller Timerman: el fideicomiso con Venezuela ya es un escándalo político. No necesitaba de la tardía intervención del Congreso para serlo.
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