Ayer en el laburo, de cada tres discusiones que se podían oír, dos eran acerca del matrimonio gay. Y la verdad que muchas de esas discusiones fueron bastante ásperas, se dijeron cosas bastante chocantes, y el tono que se adoptaba era el de personas que se hubieran pasado la vida entera pensando en esto... cuando hace un par de semanas ni siquiera se les cruzaba por la mente.
Me sorprendía ver la virulencia, la intensidad, la furia con la que se argumentaban las posiciones, insisto, por parte de gente a la que esto la tenía sin cuidado hace un tiempito nomás. Y por mi parte, y no pienso negarlo, no dejaba de chocarme hasta la ira el punto de vista de gente que a lo mejor le tiene sin cuidado lo que le pase o deje de pasar a los homosexuales, pero a la que cualquier tren la deja bien con tal de poder pegarle a gusto a la Iglesia Católica.
Lo peor y lo triste es que cuando todo esto pase, la gente volverá a su vida... hasta la próxima vez que a Kirchner se le ocurra armar una guerrita por una cuestión que a lo sumo le mueve el avispero a un segmento fronterizo de la sociedad.
Todo esto me lleva a pensar: "¿por qué tengo yo que vivir embroncado en medio de una pelea permanente cada vez que a Néstor se le ocurre?". Vivir en un país en donde se construyen guerras por conveniencia política cortoplacista es enfermizo.
Así va a ser siempre porque Kirchner es un tipo que no dejó sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada; es fácil hacerlo cuando no se tiene ninguna convicción más allá del ansia de quedarse en el poder por los siglos de los siglos amén.
Ya conocemos el modus operandi. Se inventa una urgencia pública, se promueve una medida draconiana en tal sentido, se señala y se condena al enemigo de turno y se le invita a la sociedad argentina a sumarse al odio decretado o se la desafía a ponerse al lado de un grupo sindicado como "indeseable". Así le pasó a los militares, así le pasó al campo, así le pasó a Clarín y a los medios privados, así le pasó a la Iglesia, así le pasará al próximo. Porque va a haber un próximo, pónganle la firma.
Eso sí, tenemos que oír el verso de que los de derecha somos malos porque somos dogmáticos. Mil veces peor es un pragmático absoluto como Kirchner, para quien no existe nada ante lo que pueda detenerse su obsesión por el poder, menos que menos las simpatías de los que ocasionalmente están de acuerdo con él.
El kirchnerismo es así: no consigue adherentes por la superioridad de sus propuestas, sino porque vive de señalar enemigos e invitar a los argentos a sumarse a su "modelo" y odiar abiertamente y con aprobación oficial.
Es por esto que el único kirchnerista honesto es el tránsfuga socialista Jorge Rivas, quien tuvo el mínimo acto de decencia y de franqueza de admitir que lo que le entusiasmaba del kirchnerismo eran justamente "sus enemigos". El resto, los que se llenan la boca con el "modelo" y todas las demás idioteces, son unos hipócritas despreciables que sólo racionalizan la posibilidad de expresar su odio lindo y políticamente correcto con la mentira de que están en alguna clase de campaña épica progre.
El kirchnerismo no es ideología política; es una psicopatía. Su explicación no se encuentra en los tratados de filosofía política, sino en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Otro calificativo no puedo encontrarle a un dirigente político que crea una tendencia construida en torno a la creación a escala industrial de conflictos en una sociedad.
Aún si estuviera en un universo paralelo y llegara a estar de acuerdo con la gran mayoría de las posturas que dice tener el kirchnerismo, votaría en su contra y trabajaría para que Kirchner y señora fueran eyectados de la Rosada cuanto antes, aunque más no fuera porque nada me garantiza que la Parejita no decida ciscarse en cualquier cosa que les venga bien si con eso levantan algunos puntitos en la intención de voto.
En fin, este debate ya pasó. Supongo que va a volver cuando se decrete la próxima guerra boba que nos tenga a todos acogotándonos por alguna irrelevancia inventada.
Me sorprendía ver la virulencia, la intensidad, la furia con la que se argumentaban las posiciones, insisto, por parte de gente a la que esto la tenía sin cuidado hace un tiempito nomás. Y por mi parte, y no pienso negarlo, no dejaba de chocarme hasta la ira el punto de vista de gente que a lo mejor le tiene sin cuidado lo que le pase o deje de pasar a los homosexuales, pero a la que cualquier tren la deja bien con tal de poder pegarle a gusto a la Iglesia Católica.
Lo peor y lo triste es que cuando todo esto pase, la gente volverá a su vida... hasta la próxima vez que a Kirchner se le ocurra armar una guerrita por una cuestión que a lo sumo le mueve el avispero a un segmento fronterizo de la sociedad.
Todo esto me lleva a pensar: "¿por qué tengo yo que vivir embroncado en medio de una pelea permanente cada vez que a Néstor se le ocurre?". Vivir en un país en donde se construyen guerras por conveniencia política cortoplacista es enfermizo.
Así va a ser siempre porque Kirchner es un tipo que no dejó sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada; es fácil hacerlo cuando no se tiene ninguna convicción más allá del ansia de quedarse en el poder por los siglos de los siglos amén.
Ya conocemos el modus operandi. Se inventa una urgencia pública, se promueve una medida draconiana en tal sentido, se señala y se condena al enemigo de turno y se le invita a la sociedad argentina a sumarse al odio decretado o se la desafía a ponerse al lado de un grupo sindicado como "indeseable". Así le pasó a los militares, así le pasó al campo, así le pasó a Clarín y a los medios privados, así le pasó a la Iglesia, así le pasará al próximo. Porque va a haber un próximo, pónganle la firma.
Eso sí, tenemos que oír el verso de que los de derecha somos malos porque somos dogmáticos. Mil veces peor es un pragmático absoluto como Kirchner, para quien no existe nada ante lo que pueda detenerse su obsesión por el poder, menos que menos las simpatías de los que ocasionalmente están de acuerdo con él.
El kirchnerismo es así: no consigue adherentes por la superioridad de sus propuestas, sino porque vive de señalar enemigos e invitar a los argentos a sumarse a su "modelo" y odiar abiertamente y con aprobación oficial.
Es por esto que el único kirchnerista honesto es el tránsfuga socialista Jorge Rivas, quien tuvo el mínimo acto de decencia y de franqueza de admitir que lo que le entusiasmaba del kirchnerismo eran justamente "sus enemigos". El resto, los que se llenan la boca con el "modelo" y todas las demás idioteces, son unos hipócritas despreciables que sólo racionalizan la posibilidad de expresar su odio lindo y políticamente correcto con la mentira de que están en alguna clase de campaña épica progre.
El kirchnerismo no es ideología política; es una psicopatía. Su explicación no se encuentra en los tratados de filosofía política, sino en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Otro calificativo no puedo encontrarle a un dirigente político que crea una tendencia construida en torno a la creación a escala industrial de conflictos en una sociedad.
Aún si estuviera en un universo paralelo y llegara a estar de acuerdo con la gran mayoría de las posturas que dice tener el kirchnerismo, votaría en su contra y trabajaría para que Kirchner y señora fueran eyectados de la Rosada cuanto antes, aunque más no fuera porque nada me garantiza que la Parejita no decida ciscarse en cualquier cosa que les venga bien si con eso levantan algunos puntitos en la intención de voto.
En fin, este debate ya pasó. Supongo que va a volver cuando se decrete la próxima guerra boba que nos tenga a todos acogotándonos por alguna irrelevancia inventada.
5 comentarios:
Kirchner no está donde está por casualidad, ni exclusivamente por los tipos que en su momento lo apoyaron para lograr sus propios fines.
Ni la psicopatía es un síntoma exclusivo de él y sus secuaces. Ni remotamente.
Kirchner saca lo peor de nosotros, Klausbert. Es un compendio humanoide y bizco de las peores tendencias del colectivo argento.
Elseñor K y su señora esposa inventan fantasmas en cualquier lugar y gewnran guerras permanentemente para amntenernos a nosotros( el pueblo ignorante, entre los que me incluyo) entretenidos. Y mientras tanto quisiera saber que leyes son las que se tratan y se aproeban en el congreso y ni siquiera nos enteramos por estar mirando como bobos, el arbol que ellos agitan!
Kirchner entendió al argentino promedio muchísimo mejor que cualquier Psicólogo, Sociólogo o Antropólogo y aprovechó las miserias de este país como ningún otro.
Mala combinación inteligencia, cierca capacidad de percepción y psicopatía.
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