Relación de dependencia
El origen de la llamada telefónica puede ser una pista para conocer cómo se financian los barrabravas. Desde el domicilio fiscal de una empresa a la que la Justicia investiga por presuntas vinculaciones con un organismo estatal, la voz de la secretaria de Marcelo Mallo invita para hoy a una conferencia de prensa de la agrupación Hinchadas Unidas Argentinas. Después de la travesía por Sudáfrica, que incluyó peleas y deportaciones, la tropa de barras que anida bajo las siglas HUA expresará un viejo pedido: que la AFA y los clubes argentinos los reconozcan como “acomodadores en los estadios”. Sería blanquear el vínculo entre los dirigentes y los muchachos que colonizan las tribunas cada fin de semana.
“Queremos pedir que incluyan de una buena vez a los muchachos como acomodadores de los estadios. Queremos insistir con el registro de hinchas y contarle a la gente que nuestro proyecto sigue adelante después del Mundial”, dice Mallo, un influyente miembro de Compromiso K y hombre cercano a Rudy Ulloa, un incondicional de los Kirchner.
Canchallena
Yo creo que los barrabravas están en todo su derecho de pedir que sea oficializada su “actividad” y que se los incorpore como “acomodadores de los estadios”. Y ya que estamos, también como “vendedores auxiliares de entradas” o como “organizadores del aliento colectivo”. O podríamos meterlos en la Cancillería, ya que Twitterman se proclama como barrabrava. Ciertamente serían embajadores más representativos de la verdadera argentinidad que los profesionales del Servicio Exterior de la Nación.
Blanqueemos las cosas, después de todo, no es como si en algún momento del futuro cercano vayamos a ver a Mallo y a los otros barrabravas pudriéndose en la cárcel por ser matones asesinos, recaudadores y “mano de obra” de los dirigentes mafiosos de los clubes y de los politiqueros de cuarta, que dicho sea de paso también podrían acabar de vez en cuando en una sórdida gayola.
¿Por qué no habrían de pedirlo, si todos los antecedentes los avalan? Estamos en el país que rebautizó a los cartoneros como “recolectores informales de residuos”, que les dio a las mafias piqueteras la pátina de “organizaciones sociales” y que aprendió a vivir con las villas miseria llamándolas “asentamientos de emergencia”.
Porque no hay nada más progre, más argento y más cool que rebautizar un problema social con un eufemismo bien largo y modernoso para poder convivir con él de forma más cómoda e indolora, en vez de mantener la indignación y hacer algo para resolverlo.
Si esta generación mediocre y acomodaticia de argentos hubiera vivido en el siglo XIX, habría rebautizado a los malones como “partidas de redistribución ganadera” o “arrieros informales” en lugar de montar la Campaña del Desierto para terminar de una vez con las depredaciones.
2 comentarios:
El descamisado de la foto está en pleno proceso de acomodamiento.
Muy buen post, Mayor. Lo más difícil de todo esto será deshacer todas las "conquistas sociales", asumidas como "derechos adquiridos", si alguna vez, en tiempos muy lejanos, la sensatez y la razón regresan a este desgraciado país. Porque no dudo de que habrá muchos jueces, e incluso una Corte Suprema, que avalarán estas locuras. Yo, desde ya, no tengo esperanzas. Basta echar un vistazo a la oferta electoral que se avizora, berreta como nunca en la historia, lo que ya es mucho decir.
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