Pero, bueno, pensé: a lo mejor es lo que me parece a mi. Pero ahora que leo a Relato del Presente me parece que el mensaje de fraternidad internacionalista, y de ataque al fascismo municipal del enemigo elegido por el kakismo puede, en efecto ser un grosero pifie estratégico:
"Los que quieren apuntar a que esto se trata de una cuestión de xenofobia, le están chingando feo. Tanto le están pifiando, que van despertando un sentimiento xenófobo real donde sólo había un pedido de legalidad. Yo, particularmente, reconozco una sola clase de hombre: el que trabaja. Me importa nada su nacionalidad, color o religión, mientras labure. Pero arriba no se dan cuenta. Trabajamos 16 horas al día para mantenernos en pie. Le entregamos al estado 6 meses de producción en concepto de impuestos y, no sólo no disponemos de beneficios crediticios, sino que, además, nos quitan la posibilidad de disfrutar de nuestros parques."
3 comentarios:
Ojalá sea así, de corazón lo digo.
El tema es que todo esto está pasando acá en Buenos Aires, que según los últimos datos censales tiene una población de tres millones de gatas Flora.
Muy en sintonía con lo que vi en NYC y un poco con lo del articulo de la revista Veja. En las sociedades donde se trabaja duro, el que trabaja quiere tener derecho sobre el fruto de sus esfuerzos. O una situación del huevo y la gallina, cuando se puede obtener ganancia sin esfuerzos y a la vez el esfuerzo no es remunerado con derechos, los incentivos para esforzarse y finalmente, la cultura del trabajo desaparecen.
Es un conflicto de propiedad, sin más ni más, por mas que sea de grupos. Los que pagan no quieren que sus derechos se diluyan entre los que no pagan.
No se por que me imagino que en las villas ya establecidas habitantes con dos gramos de cerebros estaran pensando "Que dejen de hacer kilombo estos tipos que nos la van a poner negra".
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