24 de julio de 2011

Alfonso Poldech, una víctima de los derechos humanos



El primer presidente de la Concertación, que gobernó entre 1990 y 1994, el demócrata cristiano, Patricio Aylwin acuñó la frase ‘la justicia en la medida lo posible’ para referirse a los casos de los llamados ‘violaciones a los derechos humanos’ cometidos única por militares o agentes del Estado durante el Gobierno Militar, excluyendo, naturalmente, a los terroristas del Mir, del Frente Lautaro y del FPMR. Por supuesto, se excluyó el período previo a la intervención militar. Para la Concertación (la Democracia Cristiana y Socialista) que tomó el poder, desde 1990, los grupos terroristas mencionados sólo cometieron delitos comunes, los que no tenían ningún móvil político. La tonta derecha en la oposición en aquel entonces, le creyó.

Sin embargo, lo que ha habido en estos veinte y un años es la injusticia en la medida de lo posible, en que no se ha respetado los principios del Estado de Derecho, tales como la prescripción, la cosa juzgada, la ley de Amnistía de 1978 y el principio pro reo, entre otros. Por una parte, se han institucionalizado como norma los delitos de prevaricación, por parte de los jueces y, por otra parte, el perjurio del lado de los abogados de derechos humanos. Ambos sin recibir sanción. Además de inventarse delitos inexistentes en nuestra legislación, cual es ‘el secuestro permanente’.

Pese a tanta locura, insensatez y cobardía, hay una luz al final de túnel. Todavía hay esperanza. ‘Todavía tenemos patria ciudadanos’, como dijo alguien en la Independencia. Así, pues, recientemente el Tribunal Penal de Roma declaró que el ex fiscal militar Alfonso Poldech Michaud de 76 años acusado de la desaparición forzada del ex sacerdote Omar Venturelli, acaecida en 1973, en la ciudad sureña de Temuco, es completamente inocente de las acusaciones que se le imputaban. Se le añadía al ex fiscal, los cargos de “asesinato múltiple, secuestro para la extorsión de personas y homicidio”. Ahora bien, según el fallo del alto tribunal italiano, los delitos se encontrarían prescritos y que la fiscalía no aportó prueba concreta de su participación en los hechos. He dicho una palabra obscena en Chile: la prescripción que los jueces izquierdistas se niegan aplicar.

Tenía 140 órdenes de detención. Y lo hacían responsable de la muerte de 25 italianos que habían muerto por la Operación Cóndor.

Este sacerdote eran uno de los tantos religiosos de la década del setenta, que siguieron la senda del nefasto sacerdote jesuita colombiano Camilo Torres, que ingreso al Ejército de Liberación Nacional (EFL), como el inglés chileno Woodward, que ayudó al grupo terrorista Mir. Falta por escribir un libro la nefasta corriente de sacerdotes que abrazaron el terrorismo y la violencia. Uno de esa época es el monseñor Manuel Baeza, partidario de los terroristas y unabomber.

Cabe recordar que el ex fiscal Poldech fue arrestado en España por el fiscal Baltasar Garzón en el 2008 y luego fue extraditado a Italia. Tanto la detención como la extradición fueron actos ilegales en cayó el juez español, quien se fugó de su país, cuando fue acusado de prevaricación . En Italia estuvo en la prisión Rebibbia en Roma y en Regina Coeli.

Una vez que fue apresado y extraditado a Italia, el diario izquierdista italiano ‘Corriere della Sera’ puso el titular: “In Italia il torturatore Podlech”. Al delito de secuestro, se agregaba tortura. Ese diario lo hacia responsable del famoso Plan Cóndor, que tenía por objeto recabar información, no eliminar disidentes. Si la izquierda fuese algún día coherente, en vez de usar la palabra mencionada, que use la palabra ‘guerrilla’ o ‘terrorista’. El escritor chileno, Luis Sepúlveda dice que pasó por la cárcel de Temuco y los cuarteles Tucapel, cuando Podlech fue fiscal. Y aprovecha de decir que fue torturado. Ese diario reproduce unas supuestas torturas, "en el que se aplicó hasta el ano de los electrodos, los testículos, las encías, la lengua, y luego decidimos que pretendía era que la auscultación y en realidad se desmayó en la "red".

Antes Alfonso Poldech había sido investigado por el juez izquierdista o ministro Alejandro Solís, quien sobreseyó por falta de méritos y pruebas. El señor Solís es conocido como ‘juez de los derechos humanos’. En nuestra legislación no existe la figura de jueces de derechos humanos, pues solamente son ministros de la Corte de Apelaciones. Por tanto, es incorrecto hablar de ‘jueces de derechos humanos’, ya que no hay tal figura. Hay jueces de familia u otros.

Lo bueno de la esta mala experiencia que tuvo el ex fiscal militar Poldech, es permite echar por tierra algunas cosas. En primer lugar, la justicia del Viejo Continente:”Acá en Chile creen que la justicia europea es una maravilla. Están total y completamente equivocados. Es un desastre", afirmó el ex reo. En segundo lugar, como dice su hermano Alfión la sentencia del tribunal romana sienta jurisprudencia, ya que se aplicó la prescripción, con lo cual "…los tribunales chilenos deberá cambiar la jurisprudencia en ese sentido". En efecto, el imputado es juzgado por el mismo delito en el país. Y en tercer lugar, como de costumbre los izquierdistas quisieron aplicar una ley que está en nuestra legislación, el delito de estragos o daño en grandes proporciones. Mientras hacía los links correspondientes, la Radio Bio Bio le agregó el delito de lesa humanidad al informar del fallo.

Luego de leer esas supuestas torturas, queda claro que son puras mentiras. Por esa razón no hay que creerles nada.

Me llama, sin embargo, la atención lo que escribió un periodista de ‘El Mercurio de Santiago’, después de conocerse el fallo: “Quizá el eje del asunto sea recordar que la responsabilidad penal, aun en los dolorosos casos de violaciones a los derechos humanos, es siempre propia e individual por la comisión de hechos culpables. No se adscribe esa responsabilidad por la circunstancia de haber ejercido determinado cargo o posición, sino por haber participado personalmente en los hechos, o por haber omitido impedirlos, debiendo y sabiendo de ellos. Si eso no puede acreditarse, no parece quedar otro camino judicial que la absolución, quienes quieran que sean el autor o la víctima”. Repite los clichés de la izquierda. Estoy seguro que no se expresaría así en términos de los crímenes del terrorismo.

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