La Capital se detiene en que no tenía portación, y cuenta los penares del chorro muerto "un pibe de 20 años" que afanaría para mantener a su mujer e hija.
La mierda de periodistas que fabrica la Universidad Pública, convierte al delincuente en un martir y al pobre infeliz al que le tajearon el lomo en un asesino perverso
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