(del libro Things to make, de Archibald Williams)
El FpV está chocado por el resultado de las elecciones en Buenos Aires. Yo creo que no entiende en profundidad la composición y motivaciones de su electorado.
Los creyentes, la parte ideologizada del Kirchnerismo, postulan la disyuntiva política desde un marco de lucha de clases. Los pobres, los ricos, la clase media (para ellos) dopada y desentendida, todos matándose. Los pobres, obviamente, son los buenos y los que tienen razón.
Si vos le contás todo esto a un líder peronista tradicional se te caga de risa en la cara. Porque él sí entiende. La fracción de la sociedad que toma a la política desde un punto de vista de valores profundos e ideología es ínfima. De esa fracción ínfima, los que se compran el chamuyo de la lucha de clases antes descrito, son otra fracción aún menor.
La gran mayoría de los Argentinos son mucho más independientes y apóstatas (ideológicamente hablando), oportunistas, que lo que entendió el núcleo creyente del FpV.
Y para esta gran mayoría se aplica lo que yo llamaría una física clientelar, y voy a presentar, usando un termino que está de moda, un concepto que llamo "punto de tracción".
Tomando como vector relevante el importe de la dádiva directa de un sector político a un ciudadano (recordemos que aquí quedaron atrás todas las consideraciones republicanas y democráticas), el punto de tracción sería el monto por el cual el ciudadano está dispuesto a entregar primariamente su voto y complementariamente apoyo de distintos tipos a esa fuerza política. Si el importe es menor el ciudadano no es cooptado, si es mayor, es un desperdicio de dinero para el cooptante.
El gran conflicto que el FpV, al no registrar correctamente esta dinámica, no entiende, es que el punto de tracción no es constante para todos los ciudadanos. Por una aplicación de teoría de las necesidades como la de Maslow, aquel ciudadano que tiene mayor independencia económica responde a incentivos materiales constantes de una manera diferente al que es menos independiente, o más pobre.
El FpV creyente se engaña a si mismo, viendo a votos comprados como votos creyentes, no registra, a pesar de usar claramente la cooptación material, cuanta gente los sigue solo por conveniencia.
Esto, cuando se combina con un electorado como el de la CABA, produce efectos devastadores como el que vimos. El electorado de la CABA es mayormente apostata y vota por conveniencia. Igual que el resto!!!! El tema es que un creyente K ve provincias pobres con cupos de adhesion altísimos y siente el amor, que es en realidad la opción de mucha gente frente a morir de hambre. En CABA, en cambio, se siente odiado, cuando lo que recibe es la visión honesta de un ciudadano promedio capaz de pagarse casa y comida.
El problema para el FpV y cualquier gobierno populista no es que CABA sea tan distinto ideológicamente, como infieren erróneamente muchos oficialistas, sino que es más rica, y el punto de tracción de este ciudadano es en promedio mucho más alto. Para bien o para mal, el voto porteño es MUCHO más caro, al punto de ser inviable comprarlo.
Dicho de otra manera, Capital es uno de los pocos distritos en que es más barato hacer las cosas bien que comprar los votos, porque simplemente pagar la molestia producida por un piquete a un tipo que tiene un plan trabajar cuesta cero, en cambio a uno que está yendo a su trabajo bien remunerado...
Mientras el progresismo no acepte que no está recibiendo amor sino comprando votos no va a entender al votante argentino. Cuando lo entienda, volverá a ser peronismo.
Addendum. Algunas obviedades resultantes, pero por ahí algún día lo entienden: la pobreza le quita libertad a la gente. La gente con independencia económica es muy molesta para los políticos por la misma razón. Las políticas que dan dinero sin dar independencia económica están abusando (en el peor sentido) del ciudadano, que encima las paga, no ayudándolo.
Addendum 2: La pobreza y la democracia no coexisten. Un gobierno que no considera parte importante de su política el proveer a sus ciudadanos oportunidades de lucro posiblemente tiene intenciones de restringir sus libertades.
10 comentarios:
Muy buen post.
Meduloso y creíble. Bien.
Excelente. Gracias.
Excelente post.
excelente
Me llevo este post y el follow-up, envuélvamelos para regalo.
Lleve nomas, gracias.
Che, muy bueno. Lo leí desde el reader del teléfono por eso no comenté antes. También me lo llevo para difundir.
Muy claro. Explica la supuestamente inexplicable independencia de los votantes porteños de una buena vez.
Comparto plenamente. Es un error suponer que el electorado porteño es muy deferente al del sto del país. Puede que tengan más acceso a los medios, pero considérese que en los grandes diarios, salvo en etapas electorales, las noticias de la ciudad nunca sobrepasan las dos páginas.
A muchos les cuesta entender que no se vota política, se vota sobre temas que afectan directamente la vida de las personas. Y si un tema, tiene su correlato con una forma de pensar o un valor personas, mejor, pero no es determinante hoy en día.
Se votan ideas y valores. Puede votarse contra sus propios intereses, eso pasa seguido, pero siempre se vota a quienes expresan los mismos valores. Pasó en su momento con Alfonsín, con Menem, con De la Rúa e incluso con Kirchner y Cristina.
Finalmente, los porteños no son muy distintos al resto de nosotros. Todos estamos adiestrados, mas o menos en la misma estética, tenemos los mismos sueños, las mismas esperanzas, leemos las mismas revistas, vemos los mismos canales y escuchamos las mismas radios. Es decir, estamos uniformizados en los gustos y estéticas de la cultura de masas o como quieran llamarla.
Un pibe de una Villa o de Palermo Soho desde el punto de vista del consumo cultural y de sus anhelos, son estadísticamente y electoralemente similares. Por eso De Narvaez en 2009 ganó en el segundo cordó del conurbano al igual que en el corazón triguero o en el centro de ciudades como La Plata.
Excelente artículo, saludos!
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