Ahora entiendo por qué, en los últimos vagones de los convoyes que van hacia Rosario, van unos muchachos munidos de cascos, escudos y cachiporras...me pregunto que pueden hacer los tipos si en el derrotero del tren, los 'postergados y excluidos por el sistema' abren las boquillas de los vagones tolva para juntar soja y venderla 'pa'l faso y la birra, vieja'.
Si pasas por los talleres del Roca, cada vez que reciben un vagon o locomotora para reparar, estan molidos a piedrazos y varias veces con balazos que, gracias a Dios, todavia no mataron a nadie.
Fui víctima de un ataque de ese tipo hace unos 13 años viajando en el Roca a Lanus. Un piedrazo que hizo estallar la ventana y me dio 3 centímetros debajo del ojo derecho. Tuve un corte bastante grande del que casi no me quedó cicatriz gracias a que el médico que estaba de guardia en el Hospital Eva Perón de Avellaneda donde me atendieron era, por casualidad, cirujano plástico.
7 comentarios:
O también como una intifada.
Policía por ahí cerca, ni por aproximación, ¿no?
No sea que los muchachos villeros y paqueros se sientan discriminados.
Puede ser como dice Klaus, una intifada contra todo lo que en el siglo XIX representaba "progreso"
Me apunto para ir arriba de la locomotora con el 30-30.
Ahora entiendo por qué, en los últimos vagones de los convoyes que van hacia Rosario, van unos muchachos munidos de cascos, escudos y cachiporras...me pregunto que pueden hacer los tipos si en el derrotero del tren, los 'postergados y excluidos por el sistema' abren las boquillas de los vagones tolva para juntar soja y venderla 'pa'l faso y la birra, vieja'.
No solo pasa en Rosario.
Si pasas por los talleres del Roca, cada vez que reciben un vagon o locomotora para reparar, estan molidos a piedrazos y varias veces con balazos que, gracias a Dios, todavia no mataron a nadie.
En el Urquiza pasa algo similar.
Fui víctima de un ataque de ese tipo hace unos 13 años viajando en el Roca a Lanus.
Un piedrazo que hizo estallar la ventana y me dio 3 centímetros debajo del ojo derecho. Tuve un corte bastante grande del que casi no me quedó cicatriz gracias a que el médico que estaba de guardia en el Hospital Eva Perón de Avellaneda donde me atendieron era, por casualidad, cirujano plástico.
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