Ya que venimos hablando del giro autoritario que está pegando esta gente, me permito hacer un paralelismo entre lo que vivimos ahora y el período de la República de Weimar en Alemania, hecha la salvedad de que es una enormidad histórica y un despropósito equiparar al nacionalsocialismo con ese hijo bastardo y retardado suyo que es el peronismo.
No digo que vaya a terminar en algo como la Alemania nazi; somos demasiado berretas como para eso. Tampoco que la idea de esta gente sea llegar a ese extremo, sino que más bien va a salir por el lado de ver hasta donde pueden llegar antes de que alguien reaccione. La idea es que en contextos similares, la salida política terminó pasando por un régimen que de democrático tenía poco: allá en Alemania fue una monstruosidad exterminadora, acá será una cleptocracia bruta y patotera.
En el fondo, como dirían los yanquis: hicimos nuestra cama y ahora tenemos que acostarnos en ella.
- Ambos países sufrían severísimos problemas económicos que nunca terminaban de irse del todo (la inflación es el más notable),
- Ambos países venían de experiencias históricas de fracasos mayúsculos para los cuales o no había explicación o las existentes eran mitológicas: la leyenda de la "puñalada por la espalda" para explicar la derrota de la Primera Guerra Mundial en el caso alemán, y el presunto "complot neoliberal" que estaría detrás de todo lo que pasó desde el Proceso hasta hoy acá en Argentolandia,
- Ambas sociedades tenían una predilección por figuras fuertes, carismáticas y providenciales que en el fondo disimulaba (y a veces ni siquiera eso) un profundo desprecio por las instituciones republicanas,
- El ánimo público existente en ambos países era una mezcla de nacionalismo y revanchismo, aunque en el caso argento es una manifestación más virulenta de la egomanía nacional que resurge tras los sopapos de las últimas décadas y que se cree reivindicada por el presunto éxito del "modelo",
- Ambos regímenes políticos habían optado por abandonar el control del espacio público y del monopolio de la violencia a agrupaciones autoritarias o criminales por conveniencia política o simple impotencia.
No digo que vaya a terminar en algo como la Alemania nazi; somos demasiado berretas como para eso. Tampoco que la idea de esta gente sea llegar a ese extremo, sino que más bien va a salir por el lado de ver hasta donde pueden llegar antes de que alguien reaccione. La idea es que en contextos similares, la salida política terminó pasando por un régimen que de democrático tenía poco: allá en Alemania fue una monstruosidad exterminadora, acá será una cleptocracia bruta y patotera.
En el fondo, como dirían los yanquis: hicimos nuestra cama y ahora tenemos que acostarnos en ella.
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