6 de diciembre de 2011

El país de los muertos vivos

"... la gente se moría como en cualquier otra parte, pero no se quedaba finada y quieta en el cajón como un difunto bien educado. Ni siquiera había cajones. Tampoco nichos ni panteones ni cementerios ni funerarias, para qué. Los muertos se levantaban al ratito nomás de haberse muerto y se dedicaban a joder a los vivos. Se morían sin broma: se les paraba el corazón y!a sangre no circulaba y no había más funciones vitales, pero ahí estaban, en las calles, en la plaza, en el campo, o instalándose de a ratos en la casa de la familia o metiéndose quién sabe dónde"

La lucha de la familia González por un mundo mejor

Trafalgar

Angélica Gorodischer, 1985






En su libro Trafalgar, Angélica Gorodischer imagina un planeta en el que los muertos no se mueren del todo. Una vez fallecidos se los lleva al cementerio, los despiden, pero al rato están de regreso vigilando a los vivos, impidiendo cambios de costumbres, de modales, de políticas. Por mas que algun vivo intente matar a un muerto, éstos son inmunes a cualquier arma y siguen ahí condicionando a los mortales.
La Argentina se parece cada día mas a ese planeta imaginario de muertos no muertos. Evita es eterna, Perón vive, a Néstor no lo enterraron sino que lo sembraron. Muertos del siglo XIX siguen levantando polvareda, Rosas, Sarmiento, Urquiza, todos siguen en la discusión cotidiana. Roca, los indios de la Conquista del Desierto, y hasta los muertos de la conquista española. Se quiere hacer hablar a los huesos, y vivimos desde hace 30 años revolviendo osamentas.
A cada rato en actos recordatorios de muertos mas o menos conocidos (amasijados por la violencia cotidiana, por peleas sindicales, o hasta en reyertas entre bandas) los deudos corean "presente!" cuando se nombra al finado.
No sabemos colectivamente asimilar el pasado. No hay manera de que las cuentas queden saldadas con la historia, y aparece la necesidad de darla vuelta, reescribirla, para que en lugar de ser eso, historia, se convierta en presente, en condicionante para la acción de hoy. Como los muertos del planeta gorodischereano.
Hoy, diputados que juraron para los próximos cuatro años, lo hicieron por " el inmortal Néstor Kirchner". Mientras tanto, el despacho que el muerto dejó vacante, sigue intacto y sin uso, esperando quizá que se levante de la tumba y vuelva a conducir a su pueblo elegido.

Pero no.
Las flechas termodinámicas -al menos en este universo- son irreversibles. El tiempo va en un único sentido, los muertos se mueren, la carne se pudre, y las ideas inexorablemente mutan. A pesar que colectivamente se quiera creer otra cosa. Mientras esperamos que los muertos nos alumbren sólamente estamos creando más y más oscuridad.

4 comentarios:

Nano dijo...

Muy buen post che, muy significativo y pienso igual que vos.

Saludos!

Klaus Pieslinger dijo...

Es el país en el que los rufianes se salen con la suya, incluyendo el vencer a la muerte (discursivamente, que es el mundo en el que viven, pero que consiguen imponer a casi todos los demás).
"Hago impunemente lo que quiero, acá y también en el más allá", creo que ése es el mensaje.

El enmascarado) dijo...

Es la maldita necrofilia heredada de los españoles.

carancho dijo...

Impresionante post.