2 de diciembre de 2011

Tatuados


A propósito del post sobre el tarado que se tatuó al virolo, sigo sin entender qué lleva a la gente a pintarse -prácticamente para siempre- estupideces de ese calibre. O a maiquelmur, o a bono, o a Jack Black, o a Hannibal Lecter o una proclama vegana o estupideces diversas. Conel nivel de boludeces que se ve en la web (o ahora, que hay programas de tv al respecto) lo del salame kirchnerista ni siquiera es creativo.

2 comentarios:

Miguel Nielsen dijo...

La civilización retrocede en vez de avanzar. Se han incorporado costumbres que eran propias de pueblos salvajes de hace cuatrocientos o quinientos años y se disfrutan como novedades.
Las laceraciones voluntariamente infligidas sobre el propio cuerpo (clavos en la piel, la lengua, dilatación de las orejas, agujas que inyectan tintas bajo la piel, con resultados posteriores inciertos, etc., etc.) que se estudiaban como curiosidades antropológicas, hoy son "la créme de la créme" y señal de modernidad.
Si siguen retrocediendo a este paso, veremos qué sucede cuando lleguen a los mitos como el del lecho de Procusto o la esfinge de Tebas o el suplicio de Tántalo.

BlogBis dijo...

Cada vez que veo esos tatuajes absurdos me acuerdo de Adolf Loos, que en su Ornamento y Delito decía que en las sociedades modernas (se refería a la viena del 900) sólo se veían tatuajes en los indígenas del pacífico y en los delincuentes.