Wag the dog, a la londinense

Me gustaría poner mis dos centavos sobre la escalada virtual del conflicto por las Malvinas/Falklands.

Es más que evidente que hace ya un año o algo así, desde Londres vienen inflando el globo de un posible acto hostil argentino (a pesar de que las FFAA domésticas no pueden reunir una fuerza creíble ni para parar a la hinchada de Nueva Chicago), quizá con el interés de desviar la atención de otros asuntos internos, de reforzar sentimientos nacionalistas en tiempos de crisis, o quizás y más plausiblemente para frenar el acelerado desmantelamiento de las capacidades operativas de sus propias fuerzas armadas que en muy pocos meses liquidaron a la mayoría de sus Harriers, dieron de baja al HMS Ark Royal, una pila de fragatas todavía con buena vida útil e incluso se habló de la venta del HMS Ocean, actual perlita de la fuerza anfibia británica.

Mientras esto pasa allá en Ye Olde Britannia acá los salames at office, en lugar de hacerse los giles y mandar ositos de peluche à la Di Tella, muerden el anzuelo y encima en un mundo que no está muy en sintonía con los gritos de "mío-mío-mío" se contraponen al polite discurso inglés de la libre autodeterminación.

Y no se quedan ahí. Sin capacidad operativa para poner en las islas al batallón anfibio Guardamarina Urién, o a la brigada paracaidista Querido Néstor, acometen pelotudeces que a la vez de totalmente inútiles no dejan de ser posibles actus belli.

Hace un mes, la PNA persiguió a un buque español autorizado por los isleños a la pesca en aguas internacionales, hasta que se refugió en aguas uruguayas. Un show que como corresponde acá se celebró en tono patriótico pero en lo diplomático picó a tres bandas dejándo a la Argentina mal parada con Uruguay, con España, y dándole más excusas todavía a los ingleses.

Podrá terminar esto en un sainete militar? No creo. Pero seguramente ninguna de las acciones de los inefables K va a calmar la situación ni va a acercar un milímetro a las Malvinas al continente.