16 de febrero de 2012

Ecotoallismo

Esta semana regresé de un corto viaje de descanso por las sierras cordobesas, estupenda región para contemplar, descansar y disfrutar.

Me alojé en un hotel muy tradicional, que es un eufemismo para decir bastante viejo. Nada de TV en el cuarto, unos colchones que parecían donados por el Ejército de Salvación y unos cubrecamas que perfectamente podían haber sido arrancados de las manos de un indigente.

Sin embargo, este tradicional y pintoresco establecimiento, atendido por sus propios dueños que disfrutan de su retiro dorado, incorporó una de las más modernas tendencias de la hotelería internacional: la conciencia ecológica.

En efecto, pegado en el baño estaba el infaltable cartelito que, palabras más, palabras menos se refiere al enorme desperdicio de agua potable y la horrenda contaminación que suponen el lavado diario de toallas (en este lugar van un poco más allá e incorporan las sábanas, que se cambian cada cuatro días).
Básicamente, dicen que si uno es un ser humano decente y desea salvar al planeta, puede reutilizar las toallas  mediante el simple procedimiento de dejarlas colgadas en sus toalleros; en cambio, si uno es un egoísta que prefiere su confort personal aunque su acción tenga consecuencias horrendas sobre la superviviencia de las especies, puede dejarlas en el piso, que ellos, maldiciendo por lo bajo, las lavarán de todos modos.

Como dije, no es exclusiva de este pintoresco alojamiento la tendencia lavanderil culposa, he visto esos carteles en hoteles de todo el mundo, sin importar su categoría.

Ahora bien, dejando de lado la falacia de "salvar el planeta" (el planeta no necesita ser salvado, en todo caso los que tenemos que preocuparnos por sobrevivir somos nosotros, la Tierra estaba antes de que llegáramos y permanecerá mucho después de que nos vayamos, seremos apenas un estornudo en términos geológicos), uno tiende a simpatizar con cualquier iniciativa que ahorre recursos y evite el despilfarro. 
También es verdad que uno puede elegir, no es que uno esté obligado a usar las mismas toallas una y otra vez. (El tema de las sábanas en este hotel en particular sí que me molestó, pero por suerte no parece ser una práctica extendida).

Sin embargo, mi corazoncito libertario e ingenieril se rebela ante la manipulación, la apelación a la conciencia y la tácita acusación hacia quienes prefieren tener en su baño toallas limpias cada día.
Por otra parte, resulta lógico pensar que esta estrategia buenista supone para los hoteles un ahorro que puede ser modesto en uno de veinte habitaciones, pero seguramente será considerable en esos enormes complejos que las ofrecen por millares.
Tenemos entonces la ironía de que las almas buenas que combaten el capitalismo salvaje, el lucro y la malévola intención de quienes invierten dinero en un negocio de obtener ganancias por ello, contribuyen con su actitud políticamente correcta a que oscuros empresarios hoteleros aumenten sus márgenes de rentabilidad. Es delicioso.

Sosteniendo la creencia (cada vez más difícil de mantener, debo confesar) de que las personas actúan racionalmente de acuerdo a los incentivos que les ofrecen, se me ocurrió que una forma de obtener los mismos o mejores resultados en ahorro de agua y contaminación con detergentes (digresión: ¿no usan los hoteles detergentes biodegradables?) sería darles una pequeña participación a los huéspedes en el ahorro que supone menos lavados.
Yo propondría algo así: si usted quiere cambio de toallas (y sábanas, hagámolsa completa) todos los días, le cobro la tarifa regular. Y desde allí establezco una escala de pequeños descuentos si es que usted prefiere cambios día por medio, cada dos días, o cada cuatro. 
La ventaja para el huésped sería clara y concreta, el ahorro de recursos también existiría, y no sería necesaria la apelación tramposa y ciertamente hipócrita a la sensibilidad y el amor.

Pero bueno, ese soy yo. Un ser despreciable que se niega a contribuir desinteresadamente y que usa pantuflas hechas con la piel de osos panda recién nacidos.



10 comentarios:

Andy dijo...

Y el máximo descuento para el que no se bañe y duerma en el piso.

Bugman dijo...

Andy, no es mala idea. También se puede implementar el uso voluntario de un jardín para hacer popó y de paso abonar la tierra.

Alecleamas dijo...

Los pandas tenían más hermanitos? Ando flojo de calzado don Bugman.

Bugman dijo...

Alecleamas, panda no me quedó, pero si quiere acá tengo unas focas de cuatro días que le van a venir bárbaro.

SW .357 dijo...

Don Bugman, si las tiene disponibles déjeme ser el que les dedique el tradicional clubbing

Bugman dijo...

S&W .357 no sea desalmado, hombre, nosotros no las matamos, hacemos que se abracen a nuestros pies.

marisa lopez dijo...

esos idiotas me recuerdan a la linea aerea que habia suprimido las aceitunas para ahorrar en la ya estupida comida que daban.
Cada vez se paga mas por todo a cambio de mucho menos, y como estupidos nos dejamos.
bueno, yo no, salvo que no tenga opcion.

BlogBis dijo...

Mes atrás -salvando las distancias y la calidad hotelera- me encontré el mismo tipo de cartelito en un hotel en Philadelphia.
Lo notable en este caso es que se trata de un establecimiento de cadena fashion, que no escatima en llenar la habiación de elementos descartables (tacitas, vasitos, cartuchos de café, etiqueta/envoltorio para el control remoto, carta de bienvenida personalizada, etc).
Dado un fugaz paso por la industria hotelera, uno tiene bastante claro que la logística y costo de lavandería (la logística sobre todo) son particularmente engorrosas y costosas, así que no es difícil suponer que el apelativo eco-consciente tiene más que ver con que alguno les ahorre unos kilos de jabón y una movida de paquetes que otra cosa.

BTW, en el hotel que estuve en NYC los tipos muy campantes anuncian que todos los días cambian toallas y sábanas, lo que no me pareció le ganara la repulsa de ningún huésped porque el boliche estaba a full.
Harían bien también en cambiar colchones cada tanto.

AMDG dijo...

> pantuflas hechas con la piel de osos panda recién nacidos.

¿puedes decirme dónde las compraste?

Max A Secas dijo...

Lo bueno es que si logras convencer a suficiente gente de que no lave sus toallas y sabanas vos podes lavar todo sabiendo tranquilo que alguien ahorra recursos.
A mi me gusta usar cachorros de oso panda vivos, son màs calentitas.