El 28 de agosto de 1975 el país estaba gobernado por una presidente constitucional. 114 gendarmes que habían participado en las operaciones contra el ERP regresaban a su unidad en San Juan a bordo del TC-62, un Hércules C-130E de la Fuerza Aérea.
En el momento del decolaje, explotó una bomba colocada en un conducto bajo la pista alcanzando la onda expansiva y los fragmentos al avión que inmediatamente cayó a tierra.
El resultado final, fue la muerte de seis gendarmes y heridas a veintitrés, nueve de ellos muy graves además de la destrucción completa del avión.
La bomba la había plantado Montoneros.
El rescate de los heridos fue hecho por los gendarmes ilesos, que sin medir el riesgo entraron una y otra vez al fuselaje en llamas. En ese trance murió asfixiado el gendarme Raúl Cuello de 18 años. La escuela de aspirantes de GN en Jesús María que ayer se sumó a la protesta de la fuerza hoy lleva su nombre, hasta que los amigos de los que pusieron la bomba se aviven y la rebauticen homenajeando a algún "revolucionario" setentista.
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