En los roaring nineties cuando las huestes argentinas iban en masa a Uruguay, no solía haber problemas en la frontera, incluso cuando el trámite era doble, del lado argentino y del uruguayo, y el paso por el retén de gendarmería parecía el cruce del Checkpoint Charlie.
Ahora que los que cruzan son bastante menos, gracias a las restricciones para conseguir dólares y al cambio desfavorable, en la frontera se las arreglan para que el cruce de un lado al otro sea una tortura de horas.
Véase.
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