Una respuesta al editorial del diario La Nación
"Nullus liber homo capiatur, vel imprisonetur, aut disseisetur de libero tenemento, vel libertatibus, vel liberis consuetudinibus suis, aut utlagetur, aut exuletur, aut aliquo modo destruatur, nec super eum ibimus, nec super eum mittemus, nisi per legale judicium parium suorum, vel per legem terrae."
Carta Magna
(Ningún hombre libre será arrestado, ni encarcelado, ni privado de su libertad, ni de su voluntad, ni de sus costumbres, ni declarado proscripto, ni desterrado, ni de cualquier modo destruido, ni podrá el rey pasar sobre él ni condenarlo, excepto por el juicio de sus pares o por la ley de su tierra.)
Después de 150 años de omisión de la norma constitucional del juicio por jurados, el diario La Nación publica un editorial sobre el tema (domingo 10 de octubre) en el que lo incluye en la categoría de las soluciones mágicas. Según el diario de Mitre se trata de una iniciativa meramente voluntarista e impregnada de cierto tinte efectista, que presenta obstáculos insalvables para su implementación.
Si buscamos, como pretende La Nación, una institución que simplemente se limite a cumplir con las formalidades de la letra escrita de la Constitución -obviadas durante 150 años- pero manteniendo la sumisión popular a los designios del Estado, diría que no vale la pena intentarlo. Frente a las presuntas garantías que nos otorga nuestra carta magna, de un gobierno representativo, republicano y federal, en el que la división de poderes debiera funcionar como un freno al poder hegemónico, nuestra experiencia nos dice que dichos límites no existen. El ejecutivo se ha convertido en el gran legislador de la patria y la justicia dista de ser independiente.
Dice La Nación que el juicio por jurados fue pensado históricamente como un recurso para dar publicidad a los actos judiciales, como si los jurados fuesen meramente expectadores del proceso, cuando en realidad representan los protagonistas fundamentales del mismo.
Lysander Spooner, en "Trial by Jury", expresa que en la esencia del juicio por jurados no sólo está el derecho y la obligación de los jurados de determinar cuáles son los hechos, cuál es la ley, y cuál la intención del acusado, sino que es también su derecho, y su principal deber juzgar la razonabilidad de la ley, y determinar la invalidez de todas las leyes que sean, en su opinión, injustas u opresivas, y declarar inocentes a todas las personas acusadas de violar o resistir la ejecución de esas leyes.
También dice que el objeto del juicio por jurados, a diferencia del juicio por el gobierno, es proteger a los ciudadanos contra todo tipo de opresión del gobierno, y que para lograrlo es imprescindible que los ciudadanos juzguen y determinen sus propias libertades frente al gobierno, en lugar de que el gobierno juzgue y determine sus propios poderes frente a los ciudadanos.
Pregunta Spooner: ¿Cómo es posible que los jurados puedan proteger las libertades de los ciudadanos frente al gobierno, si no se les está permitido determinar cuáles son dichas libertades?
Para que no haya lugar a dudas, Spooner afirma que cualquier gobierno que sea su propio juez, y que determine autoritariamente cuáles son sus poderes frente a los ciudadanos, es un gobierno absoluto, al autorizarse todos los poderes que elige ejercer. No existe una definición más precisa de despotismo que ésta.
Hans Herman Hoppe, en una entrevista otorgada a la Turkey-Association for Liberal Thinking, también se refiere a este punto: "Como el Estado es el juez aún en los casos en los que él mismo está involucrado, debemos esperar que el mismo Estado cause conflictos para poder "resolverlos" en su propio beneficio. No existe justicia -un bien- sino injusticia -un mal."
Thomas Jefferson no se quedó atrás al considerar que el juicio por jurados es la única ancla imaginada por el hombre por la que el gobierno puede mantenerse atado a los principios de la Constitución.
Los argentinos tenemos adormecido el sentido de la libertad. Esperemos que no se haya atrofiado. Sólo si recuperamos nuestro sentido de libertad, nuestro derecho a vivir sin la opresión de un Estado arbitrario, y si volvemos a interesarnos por la cosa pública, volviéndonos protagonistas de la vida política argentina, estaremos en condiciones de plantear para nuestra posteridad una nación en la que los individuos puedan desarrollarse libremente y en paz, donde la prosperidad no sea sólo una palabra en el discurso del presidente de turno sino un objetivo al alcance de la mano de cualquiera que esté decidido a hacer el esfuerzo de alcanzarla.
La pasividad argentina frente al mediocre sistema de administración de justicia, el no te metás, nos ha llevado a la resignación por lo que tenemos. Sólo hemos presenciado tenues reacciones en la forma de marchas del silencio, o abrazos solidarios. No coincido con todos los puntos del petitorio impulsado por Juan Carlos Blumberg, sin embargo La Nación decide oponerse al único punto que es una imposición constitucional. Ya estamos demasiado acostumbrados los argentinos a la Constitución optativa.
No debemos cansarnos de repetirlo: Cuando hablamos de libertad nos referimos a libertad de la opresión gubernamental. Nuestra independencia del Reino de España no fue para cambiar de amo sino para gobernarnos a nosotros mismos. El desproporcionado crecimiento del Estado del último medio siglo, sumado a la disolución de los límites entre los tres poderes de la República y a la imposición de una educación estatal acorde a las necesidades del Estado nos dejó un legado de sometimiento.
Mientras el Estado tenga el monopolio de la justicia, sólo existirán límites para los ciudadanos comunes y los miembros del gobierno y sus amigos podrán estar tranquilos.
El juicio por jurados es la herramienta que los ciudadanos necesitamos para recuperar nuestros derechos. Lo que era bueno para limitar el poder del Rey, lo es ahora para limitar el poder del gobernante.
1 comentario:
Acabo de leer que CFK impulsa el juicio por jurados...
No creo que sea por las mismas razones.
Publicar un comentario