4 de abril de 2014

Mal de ausencia.



Ya son una pila las veces en que acá en Rosario los vecinos de algún barrio la emprenden a pico y maza para demoler un "bunker" de drogas, tarea que debería ser del Estado y por orden judicial: un par de barras de gelamón, unos metros de cordón detonante y chau picho.
Pero no. Esto también se privatizó de hecho, pero la poítica sigue sosteniendo que no hay ausencia de Estado

7 comentarios:

Leandro dijo...

Todo lo contrario, Rubén: un exceso de Estado conformó aparatos rentistas paraestatales que obtienen cuantiosas ganancias gracias, precisamente, a que existen las cocinas de paco.

A los verdaderamente liberales, el Estado nos "sobra" cuando nos cobra impuestos extragalácticos para financiar el fútbol, coimear a los pibes para que estudien o limitar el derecho a elegir un bien mejor y mas barato, pero hecho extra-muros, para no empezar a hablar de pagar por la publicidad de esas aberraciones.

Yo me bancaría esta presión fiscal gustoso si tuviera la libertad de vender y comprar lo que produzco y lo que necesito para hacerlo, con reglas de juego puestas de antemano y de efectivo cumplimiento, y C4 para quienes atenten contra mi vida y/o libertades y/o bienes.

De hecho, C4 para quienes atenten contra su vida, libertad y bienes, y C4 para mi si yo lo hiciera.

Yendo a lo fino, hasta me saldría mas barato. Pero lo aceptaría con agrado si me siguiese costando 4/6 de mi producido...

Leandro dijo...

Creo que está de mas la aclaración, pero por aparatos rentistas me refiero a la justicia que no ordena la voladura, la policía que no le otorga causas para hacerlo, el partido político que se financia con las drogas, el comerciante que le facilita los reactivos, el burócrata que habilita al comerciante, el aduanero y el prefecto que los dejan entrar, el banquero que limpia los fondos, el emprebendario que los utiliza para financiarse por debajo de la inflación, el sindicato que quiere repartirse las ganancias sindenunciar su origen, etc, etc...

carancho dijo...

Don BlogBis, leí en estos días algo como lo siguiente:
el estado debe suministrar:
educación
salud
seguridad
justicia.
Educación: bueno, ya vemos lo que es la educación pública. Sólo para los pobres. Desapareció. Para los que pueden, privada.
Salud, ni hablar de los hospitales públicos. No están más. El que puede, se paga la prepaga.
Seguridad: no existe. El que puede, se muda al country o se paga una vigilancia privada.
Justicia: olvídalo. Entonces, nos la procuramos nosotros.
Listo. El estado no existe.

BlogBis dijo...

Carancho, hace rato que es evidente que de tanto estatismo, desapareció el Estado.
Y le agrego, muchos "pobres" (el encomillado es porque me refiero a laburantes en rubros tales como mucamas, pintores, mozos, etc) están haciendo el esfuerzo de mandar a los hijos a escuelas privadas. No privadas 100% de las carísimas, obvio, sino a las que son parcialmente subvencionadas.
Lo mismo con la seguridad, que aún en los negocitos más rascas han tenido que apelar a vigiladores pagos.
Mientras tanto...

Anónimo dijo...

Creo que no esta complejo como lo pinta Leandro, el gobierno a puesto todo el poder del estado para proteger sus negocios y que cada uno se arregle como pueda. Ninguna empresa legal puede a sobrevir cuando el estado se apropia de mas del 50% de utilidad. Ninguna persona puede progresar si tiene que trabajar 6 meses para mantener una aparato burocratico inutil. El paraiso de oportunidades para los tranfugas, corruptos e inescrupulosos.

Olegario dijo...

Dos cosas:

Acá en Mar del Plata la municipalidad tiene la buena costumbre de demoler casas que han sido tomadas por los delincuentes.

Por otro lado, cada vez es más habitual escuchar gente que está podrida de la chorrocracia imperante. Personalmente nunca antes había percibido esa sensación tan generalizada de hartazgo social.

Creo que están dadas las condiciones para que llegue al poder Adolfo Suárez. Lo único que espero es que ese día como sociedad seamos capaces de tener la suficiente lucidez para bancarlo y no sumarnos a las predecibles campañas opositoras, dejándonos llevar por la arraigada tentación argenta a oponerse por oponerse a todo.

Anónimo dijo...

¿Pero quién puede llegar a ser la reencarnación de Adolfo Suárez en Argentina?

Ojo con el hartazgo general, porque puede abrirle la puerta a otro gobierno autoritario.

Andrés