18 de octubre de 2014

De un viaje a La Plata

En el relato de la historia mitrista y en buena parte de la historiografía liberal que engendró, la organización nacional se termina con Pavón , y el mal llamado "revisionismo" que en general no es otra cosa que una busqueda políticamente antitética de aquellas, sigue el mismo cuento corto.

Pero -aunque difícilmente ha trascendido el ámbito académico- hay un trabajo superador de muchos historiadores. Al respecto, está sobradamente escrito que el proceso de creación de la ciudad de La Plata representó la victoria final del Estado Nacional sobre la que hasta entonces había sido la provincia más poderosa del país. El último intento bonaerense -que unió a autonomistas y federalistas, chupandinos y pandilleros- terminó con una oprobiosa derrota a manos del naciente Ejército Nacional en los Corrales Viejos. Casi inmediatamente el gobierno de Avellaneda decapitó a la provincia, federalizando a la Ciudad de Buenos Aires. 


Como consecuencia de la federalización la provincia tuvo que buscarse una nueva capital. Para demostrar que derrotada y todo seguía siendo poderosa, en lugar de asentar el gobierno en una ciudad existente se decidió la creación ex novo, de una nueva ciudad, moderna y planificada, que en poco tiempo tendría que competirle a la capital perdida, incluso en movimiento portuario. Así que cuando en 1882 se inauguraron las obras de la nueva ciudad, bautizada con el nombre retro de "La Plata" en el sitio junto al poblado de Tolosa, los planos modernistas trazados por el Departamento de Ingenieros representaban para el gobierno nacional que se clausuraban los reclamos por la capital perdida, y para el gobierno provincial el inicio de una nueva competencia por la primacía, reflejada en la propuesta de ciudad que reunía elementos de las intervenciones urbanas más destacadas de le época. 

El caso es que vengo de estar tres días en esa ciudad. Sucia, gris, decadente. No encontré una vereda sana. No hay una cuadra sin un edificio tapialado. Los edificios públicos están sucios, desconchados, los parques son  pequeñas muestras del pasto pampa en esplendor. Decíamos con mis compañeros de viaje que parecía una mezcla Villa Diego con Resistencia. Y eso que no salimos del centro. 

Da que pensar. No se puede negar que Buenos Aires sigue siendo la provincia más grande y económicamente poderosa del país. Pero su capital parece la del Chaco. O Santiago del Estero. No es que se haya cumplido el pronóstico de Sarmiento, de que la gente no se iba a mudar a los barriales de Tolosa, porque la ciudad creció y tiene casi tres cuartos de millón de habitantes. 

A mi entender la ciudad es la cabal representación de lo que terminó siendo la República. Un conjunto de provincias, individualmente prometedoras y con un potencial enorme, colonizadas por una superestructura política incapaz de generar progreso, de facilitar la generación de riqueza. Es la prueba de que ya desde 1880 algo se ha hecho muy, muy mal. 

Pobres platenses. Pobres bonaerenses. Pobres argentinos. 


16 comentarios:

raúl dijo...

Soy platense adoptivo, vivo aquí desde hace muchos años. Comparto lo de "sucia, gris, decadente". Lo de las veredas es histórico, cuando llegué de mi ciudad llamaba a La Plata "la ciudad de las baldosas flojas", efecto, en gran parte, de las raíces de sus abundantes árboles. En los últimos años, se ven cuadras de persianas pintarrajeadas con todo tipo de grafitis. Suciedad por doquier, abandono. El bosque sufre un deterioro progresivo y parecería que irreversible. Hay un solo baño, que casi siempre está cerrado.
Y una pregunta atinente a lo profesional. ¿ No sería mucho más práctico y económico reemplazar las detestables baldosas de 20 x 20 por baldosones del triple de tamaño, o por veredas de cemento, o incluso de asfalto, como en muchos lugares de Europa, que son muchísimo más duraderas y baratas? Hace más de dos años que se están rehaciendo las veredas del Liceo Víctor Mercante, que ocupa una manzana, y se me ocurre que el enorme gasto y el exceso de trabajo humano que eso genera es otra muestra del derroche al que estamos habituados, y de nuestra falta de practicidad.

Anónimo dijo...

Julio Alak
Pablo Bruera
Florencia Saintout
Tres muestras del lameortismo platense con el centralismo kaka

Norberto

carancho dijo...

Don BB, todo está en decadencia.
Una ciudad, por más capital que sea, no es la excepción.
El conurbano oeste, donde yo me muevo, es un espanto.
Mugre, manteros, vendedores ambulantes, mangueros, pungas.
Y si salís un poco de la zona de la estación,agarráte: calles de tierra arruinadas, villas miseria, zanjones, basurales.
A veces pienso si no sería mejor arrasar con todo y arrancar de nuevo.

BlogBis dijo...

carancho, please, relea el post.
En especial el penúltimo párrafo.
Yo estoy convencido que la única salida es arrasar con todo y empezar con otra cosa.

Unknown dijo...

BB, hace unos 40 años, La Plata era una ciudad bastante mejor y bastante bonita con su típico trazado, sus parques y plazas y, muy vivible si te gustan las ciudades pequeñas, pero completas en servicios.

Tenía cierta tachura edilicia, pero el ambiente estudiantil universitario, mayormente de bonaerenses, y con extranjeros latinoamericanos, le daba un toque divertido y bohemio que atenuaba el aburrimiento y pesadez de la burocracia provincial si tenías que padecer un trámite en oficinas públicas.

Muchos estudiantes bonaerenses preferían La Plata porque era más barato vivir, era una ciudad chica y manejable, tenía buen nivel universitario y evitaban el maltrato al que suponían los íbamos a someter los porteños en la UBA por ser pajueranos... ¡Cómo si tuviéramos tiempo para dedicarnos a eso con los bonaerenses habiendo cordobeses y chicas disponibles para "asistir"!
¡Jajaja!

Pero ir a La Plata hoy, me parte el alma porque es tal cual como vos dijiste. Una mugre completa, pero no en vano viene teniendo desde hace añares intendentes K.

raúl dijo...

BB, mi pregunta sobre las veredas iba dirigida a requerir tu opinión como arquitecto sobre el tema. Me faltó agregar que la responsabilidad del estado de las veredas es del frentista, no del municipio, y la presunta obligación de baldosas pequeñas creo que encarece mucho su arreglo y conservación.
Al Enmascarado le quiero contar que, en los 70, el centro de la ciudad, en especial los sábados a la mañana, era casi un desfile de modelos. Las chica
s se tiraban el ropero encima, y los varones no les iban en zaga, y caminar o ir a las confiterías de moda era un placer.
Hoy, en cualquier día de la semana, se puede ver el deterioro social enorme que se ha producido. Aquellos buenos tiempos de estética visual han desaparecido.

BlogBis dijo...

Raul, en mi modesta opinión la vereda de baldosas es una porquería que debería ser eliminada. Un buen hormigón pobre y una carpeta bien hecha y listo.

Olegario dijo...

Yo este año por cuestiones profesionales estoy viajando todos los meses a CABA. Puede decir más o menos lo mismo que dice BB de La Plata.

Pienso que el clásico centralismo porteño y la idea nacional y popular de vivir con lo nuestro (Aldo Ferrer (R)) que ahogó a las economías regionales y en muchos casos las condenó a vivir dominadas por regímenes feudales impresentables, en los últimos años sumó un nuevo socio: el pobrismo.

Juntos, nos garantizan una decadencia continuada por los siglos de los siglos.

raúl dijo...

Gracias, BB.

Unknown dijo...

Raúl, totalmente de acuerdo con su comentario sobre las chicas platenses.

A fines de los 60, un gran amigo mío platense, entonces estudiante de secundaria y hoy arquitecto como BB, solía invitarme a pasar el week end en su casa de La Plata, para presentarme amigas de él y de su grupo.

Hay que situarse un poco en la época dado que, en esos tiempos, no había autopista a La Plata y el viaje en auto, en bondi o hasta en tren era bastante largo.

Pese a estar tan cerca de Baires, y por lo menos entre los jóvenes de colegio que conocí que eran de clase media universitaria para arriba, había una mentalidad de pueblo chico.

Las adolescentes platenses me preguntaban si las encontraba diferentes a las porteñas, si estaban vestidas a la moda y cuál era el paso de moda en Baires...

¡Se imagina la papa que era para mí ser el centro de atención de un grupo de chicas como ése! ¡Un sueño hecho realidad ya que las porteñas equivalentes eran unas jodidas estrechas (mal que les pese, sras, de esos tiempos).

Para darle sólo una idea del nivel, y de la excelente opinión que tengo de las platenses en esos días de inocencia, le cuento que una de las señoritas del grupo era Teresa Calandra y había varias así...

Pero muchas platenses soñaban con irse a trabajar y vivir a Buenos Aires, aún antes de conocerme... ¡Jajajaja!

Los varones platenses eran hostiles con los porteños cuando aparecían en los círculos donde había chicas, pero sumamente amistosos con las porteñas.

Me pasaba exactamente lo mismo.
Me importaba un pito lo que opinasen los platenses mientras las chicas dieran pelota.

A lo sumo, y muy de vez en cuando porque yo iba con un platense, había que agarrarse a piñas con algún otario, generalmente rugbier del La Plata, que no había entendido que son las mujeres las que eligen y que la novedad siempre resulta atractiva, por lo menos al principio.

Ud. que es de misma generación, si mal no me equivoco, convendrá conmigo en que, en este aspecto, fue un tiempo divertido el de nuestra juventud, Raúl, ¿no?

BlogBis dijo...

En esas épocas Enmas dicen que en La Plata era muy conocida una groupie del rugby, una tal Cristina

Unknown dijo...

BB, no tuve el gusto...

Me temo que en el círculo de amigas de mi amigo platense no admitían gente desconocida.

Eran bravas esas platenses en cuanto a discriminar socialmente, a lo sumo era propia tropa la gente de Citybell o Ranelagh, pero más allá no. No les gustaba la grasa, preferían fat free...

Anónimo dijo...

En los años setenta había una piba Cristina que andaba por todos los clubes de rugby platenses. Visitadora de vestuarios, le decían ternera guacha.

HdB

raúl dijo...

Enmascarado, la sociedad platense de esa época era muy cerrada y elitista, y no era fácil para los estudiantes provenientes de otros lugares integrarse a ella. Veo que usted pudo codearse con parte de ese grupo. Recuerdo ver a Teresa Calandra caminando por el centro, casi siempre acompañada por Silvia Kistenmacher, una rubia espectacular, 100% natural en esa época, que era hija de Jorge, el preparador físico del Estudiantes tricampeón de América.
Las hermosas mujeres que se veían por la calle no sólo eran platenses, había también muchas estudiantes del interior, que no tenían nada que envidiarles en belleza.
Y sí, eran tiempos muy buenos en lo personal para nosotros, aunque ya se respiraban tiempos muy violentos, con una actividad terrorista en aumento,y gran agitación política en la Universidad.
El panorama social actual, insisto, está a años luz del de entonces.

Unknown dijo...

Estimado Raúl: tal cual como Ud. dice, los círculos platenses "puros" eran muy cerrados y tuve la suerte de acceder por mi amigo de vieja raigambre familiar local cuyas hermanas eran del grupete que marcaban tendencia y que decidían quién era In y quién era Out.

Créame que me habría encantado ir más allá del codeo con las señoritas platenses, pero las conocí de adolescentes, después crecieron, vinieron a Baires y no me acuerdo más...

Con lo de los tiempos buenos me refería a que nuestra generación agarró. a los 20 años, la llegada a nuestra playas de la ola de la revolución sexual iniciada en los años 60 con Woodstock y los Hippies, etc.

Y bien fieles al estilo argentino, muchos se fueron de un extremo de mojigatería al otro de viva la pepa.
Y los jóvenes tiburones, contentos.

¿Se acuerda? La píldora, afuera los corpiños, las minifaldas infartantes y después los Hot Pants, los Beatles, Rollings, irse de mochileros A Bariloche donde en los campings mixtos había un tránsito nocturno de carpa a carpa que era un relajo, etc., etc. ¡¡¡Y NO HABÍA SIDA!!!

Y algunas argentinas, bien a la moda, ¡¡¡empezaron a voltear cóndores por la altura en que revoleaban las chancletas!!!

Por lo menos en Buenos Aires con los Happenings del Di Tella, el CineArte, Nacha Guevara y su "Pateómonos el culo entre amigos", los pequeños Café Concerts donde empezaron juntos Gasalla y Carlos Perciavale, y mucho más, nos divertimos mucho.

Como Ud. dice, había un fermento político revolucionario muy bravo y violento y, sobre todo, en facultades de Ciencia Sociales como a la que iba yo, donde las discusiones solían terminar en duras peleas entre zurdos de varias tendencias, perucas promontos, perucas fachos, fachos fachos, y otros, simplemente, las miraban de afuera y se llevaban las borregas asustadas para evitar que las lastimasen...¡El viejo truco protector funcionaba fenómeno!

Muchas de las chicas monas estaban en la izquierda y tenían una galleta de ideas muy contradictoria por una parte entre el feminismo naciente, el amor libre que preconizaban los marxistas de Moscú, al que nos sumábamos con entusiasmo puntual los tiburones de toda ideología, y, por la otra parte, por la educación de sus padres, el atávico susto de las argentinas de que las tomasen para la joda si se "liberaban" demasiado y el hecho comprobado de que, en el fondo, todavía muchas querían casarse y tener hijos porque eran bien burguesas...

Fueron tiempos divertidos en un marco de tragedia que pocos supieron ver porque también el mundo estaba revuelto y convulsionado.

Anónimo dijo...

Pero m'hijo...! No hace falta subirse a la máquina del tiempo y viajar a los '70...

Classy girls, born and raised in LP, they will be refined and distinguished forever.
BTW, las argentinas más lindas fueron, son y serán las platenses.

Bueno, somos. Modestamente ;)

Ecce Mono