Procrastination

Para no abandonar a Blogbis en su honorable cruzada armamentista, les cuento que estuve haciendo todas las averiguaciones para hacerme legitimo usuario y finalmente adquirir el Ruger Vaquero que tanto deseo.

Se me cruzaron un par de temitas, finalmente terminè yendome de vacaciones (una semana al norte de Brasil, a Cearà, da para un largo post aparte). Las finanzas ahora quedaron medio maltrechas.

Pero en el camino arrastrè a mi hermano que hace rato que soñaba con una Remington 870 Marine Magnum como la de la foto. La cosa es que al final terminamos saliendo de la armeria con el arma en cuestion y una bolsa de municiòn que me hizo desear haber llevado una carretilla. De todos los colores y sabores.

Caminando asì pertrechados, me dice "que raro es andar con todo esto por la calle en el centro". Y ahì està lo interesante, el impacto psicològico de la compra y la tenencia del arma. El arma tiene una connotacion de malo y prohibido que està profundamente arraigada en la cabeza de casi todo el mundo. Hasta en nosotros, que hace mucho tiramos, el tema de tener un arma en un lugar poblado es rara.

Pero es interesante pensar que sos un ciudadano, que pagaste lo que tenias que pagar, que pasaste los requerimientos necesarios, y que la sociedad te considera apto y con derechos a poseer esa arma. Es un ejercicio extremadamente asertivo de los derechos del ciudadano. Ya solo por eso me parece una genial experiencia.

Y la escopeta es un chiche lindisimo, un producto industrial icònico. Especial para cuando llegue el apocalipsis zombie. Todavìa no la probè, pero manipularla es sumamente reconfortante.

Voy a tener que juntar enviòn para seguir con lo mìo.