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Desde que el comunismo hizo su aparición en el
siglo XX, la política interna chilena por parte de los partidos que no son de
Izquierda, ha sido, pues apaciguamiento, salvo en el período que estuvo el
gobierno cívico-militar entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de
1990. Los políticos e intelectuales no han aprendido nada de Historia, más han
sido cómplices al avalar el relato de la Izquierda. Véase no más al escritor
Arturo Fontaine Talavera miembro del director del Museo de la Memoria. Se convierte
en cómplice pasivo del lavado de cerebro.
Los
gobiernos que tuvo el Partido Radical fueron para apaciguar. De hecho, uno de
esos gobiernos llegó con los comunistas al poder. Es bien sabido por lo que se
ha visto en el segundo gobierno de Bachelet, que los comunistas no se conforman
con estar en el aparato del Estado, también tienen que estar revolviendo el
gallinero, lo que significa crear descontento u
indignación sobre cualquier cosa pública, ya sea en el movimiento contra las represas
en Aysén, ya sea en el movimiento “NO + AFP” u otro que le sirva a sus
intereses. Para eso está lo que se denomina “La calle”, que son las personas
que se agrupan espontáneamente por un interés común, por ejemplo, que haya
ciclo vías. Lo mismo ocurrió en el gobierno
del radical Gonzales Videla. Lo comunista chilenos apoyados por el dictador
yugoeslavo se rebelaron tanto contra el gobierno, que el presidente de la
República, los dejó fuera con Ley en Defensa de la Democracia. Y los mando a
Pisagua. Eso mismo debió haber el hecho el demócrata cristiano, Patricio
Aylwin, quien se dejaron extorsionar por los grupos armados de la Izquierda. Lo
mismo debió haber hecho, el DC, Sebastián Piñera en su gobierno.
Entretanto, apareció en el mundo político de hace más de cincuenta años,
la Democracia Cristiana. Este último partido también es de Izquierda
burguesa. Ellos dirán que no son, más lo
son. Nació para apaciguar a la Izquierda marxista. Eso tampoco sirvió nada.
Recapitulemos un poco. En vista de que los partidos de la antigua Derecha,
Conservador y Liberal no tuvieron candidato presidencial apoyaron al DC,
Eduardo Frei Montalva para impedir que saliese el socialista Salvador Allende. En
ese período, Chile era el segundo país más estatista en América Latina, después
de Cuba. Ambos movimientos luego formaron parte de la Unidad Popular. Durante
el gobierno demócrata cristiano, ese partido se escindió en la Izquierda
Cristiana y el Mapu.
No hay que
olvidar que la campaña presidencial de Frei Montalva fue financiada por el
Departamento de Estado de los Estados Unidos con el propósito de detener el
comunismo en Sudamérica.
Entretanto,
los partidos Conservador y Liberal se fusionaron en el Partido Nacional, que
para apaciguar a la Izquierda marxista, se volvieron socialistas no marxistas.
Lo dice el periodista norteamericano James R. Whelan en su libro Desde las
Cenizas.
En la
elección presidencial de 1970, la DC en el parlamento le dio los votos a
Allende. No existía la segunda vuelta. Peor aún, existía coincidencia programática
entre Radomiro Tomic representante de la DC y Allende. La receta de la Democracia
Cristiana al estatismo y totalitarismo de la Izquierda marxista era, pues,
estatismo sin totalitarismo. Así pues, el partido de Frei Montalva pagó “La
Alianza por el Progreso” con los Estados Unidos, entregando el país al
comunismo.
En el
presente, el partido Demócrata Cristiano, el partido apaciguador de la
Izquierda marxista y terrorista, ha apoyado cada una de las reformas del
Programa de Michelle Bachelet en su segundo mandato con sus indicaciones
respectivas, sin las cuales no tendríamos respiro o libertades. Hay que estar
agradecidos. Al socialismo se le responde con socialismo, esto es, aumentado la
burocracia, los impuestos y la deuda pública.
Desde que
los militares devolvieron el poder, la política de la ex derecha ha sido en
hacer concesiones a la Concertación en distintos ámbitos, hasta que finalmente,
en el gobierno anterior “abrazaron las banderas del adversario” e “hicieron lo
que no hizo la Concertación en veinte años”.
Una de las concesiones más vergonzosas de la historia de Chile, fue
haber entregado a los militares que combatieron el terrorismo asignados a la
DINA y la CNI, y otros que estuvieron ahí a la justicia de Izquierda, mientras
por otro lado apoyaban la amnistía al Mir
y apoyaban los indultos de la Concertación a los terroristas del FPMR y
Frente Lautaro. La Derecha abandono a los militares a su
suerte, de modo que cada uno a pagar por
un abogado, mientras la Izquierda jamás abandona a los suyos. Por eso, los
indultos sucesivos y salidas dominicales a los terroristas, hasta Ricardo Lagos
indulto a los últimos criminales del Frente Lautaro. El mediador entre los
terroristas presos y y Lagos fue monseñor Baeza, quien no quería a los
militares en libertad. ¿Alguien pensó tal vez que encerrando a llamada “cópula
de la DINA”, la Izquierda se iba a terminar la odiosidad y la persecución a los militares? Se equivocó. La Izquierda
igual que los vampiros querrá más sangre. ¿Alguien pensó que habiendo fallecido
el general Manuel Contreras, oficial asignado como jefe de la DINA, el país estaría en paz? Se equivocó. El
mantener a los militares presos en Punta Peuco y antes en el penal Cordillera
ha servido para continuar el odio. Ahí tenemos los juicios públicos cuando
por los noticieros o la prensa nos informa por una nueva condena que recibió
tal o cual oficial por hechos que están amnistiados. O bien, la justicia prevaricadora que aplica
la prescripción para los delitos que cometió los grupos terroristas del FPMR,
después de 1978, más no así a los militares asignados a la CNI.
Otra manera
de apaciguar a la Izquierda (ex Concertación) fue que para que legitimaran la
economía de mercado, el capitalismo o el modelo económico que nos legaron los
militares, a la ex Concertación y al partido de derecha, Renovación Nacional
liderados por la nefasta “Patrulla Juvenil” no se les ocurrió nada mejor que
subir los impuestos por las demandas sociales más ficticias que reales. Según
la ex coalición de centro Izquierda, el modelo no sería capaz de sacar a siete
millones de la pobreza. Obviamente, entre las demandas estuvo subirle el sueldo
al presidente de la República y ministros.
De más está
decir que cada una de las reformas a la Constitución de 1980 fue para apaciguar.
La ex derecha decía amén a cada propuesta.
Los grandes
empresarios también fueron apaciguadores durante los gobiernos de la
Concertación. A los ministros que ocupaban la cartera de energía, por ejemplo,
los invitaban a formar parte de los directorios de las empresas. Igualmente,
los diarios La Tercera y El Mercurio le han dado a tribuna intelectuales de
Izquierda quienes no creen en la sociedad libre y se visten de apariencia de
moderados como el ex rector de la Universidad de Valparaíso y asesor cultural
del ex presidente socialista, Ricardo Lagos, Agustín Squella, quien se las de
moderado. Sin embargo, Squella no está feliz, porque nos hayamos librado de una
dictadura comunista o de una Guerra Civil. Él
dice solo que en tiempos de la UP no militaba. Nada más. Si El Mercurio
promociona los libros del sacerdote
jesuita, Felipe Berríos, que es un comunista encubierto.
Si es que no
me equivoco, diario La Tercera puso al no periodista, Fernando Paulsen
partidario del grupo terrorista Frente Patriótico Manuel Rodríguez y de la
actual dictadura del hambre del régimen marxista venezolano de Nicolás Maduro
como jefe a mediados de los noventa.
La concesión
que hubo en el gobierno de Sebastián Piñera fue cuando cerro el penal
Cordillera y mando a los militares presos a un cárcel peor y lejos de un
hospital. Sólo para satisfacer a la Izquierda. Los personas que están ahí son
ancianas o de Tercera Edad. Varios han muerto yendo al hospital.
Haber votado
por Piñera fue una manera de apaciguar, aun cuando la mayoría de los electores esperaban
que se iban sacar los trapos sucios de la ex Concertación, cuando termino
sacándose fotos con los ex presidentes. Por eso y otras razones fue
denominado “El Quinto Gobierno de la
Concertación”. Mejor lo dijo el escritor y columnista peruano, Álvaro Vargas
Llosa, que fue un gobierno de centro Izquierda.
En otro
blog, un forista dijo que hay que votar por Piñera para evitar que la Izquierda
nos lleve al comunismo. Eso es apaciguar. Si ganan los que quieren terminar la
obra de Allende, que admiran a Chávez, Maduro, a los hermanos Castro y que no quieren
finalizar las relaciones diplomáticas con Corea del Norte, entonces,
simplemente al mal que hay hacerle
frente. Puesto que la Izquierda chilena
que es retrógrada y totalitaria, habría que seguir la receta que hicieron los
norteamericanos con los japoneses y alemanes cuando acabo la guerra. Sacarle de
raíz la perversa ideología, prohibir el Partido Comunista como asimismo demoler
las estatuas de Salvador Allende, entre otras cosas. Poner las cosas en su
lugar. Hay una estatua que delante de la Moneda. Cuando corrí la maratón de
Santiago, me di cuenta que había otra estatua del admirador Hồ Chí Minh y de quien le dedico un homenaje al dictador José Stalin,
nada menos que el agente de la K.G.B conocido como “Líder” junto con los
otros ex presidentes.
Y otra que se encuentra no sé en qué lugar de la capital.
Si nos quieren llevar al comunismo y revivir
la UP, bombardeamos La Moneda con un enjambre de drones.
¡Basta de apaciguar el progresismo!
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