La catedral de Santiago de Compostela sustituye las velas de cera que se encienden manualmente por un sistema de lampadarios digitales que se iluminan a través de mensajes de texto, llamadas telefónicas e Internet, previo pago con tarjeta de crédito.
Libertad Digital (España)
Mostrando las entradas con la etiqueta Cristianismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Cristianismo. Mostrar todas las entradas
27 de abril de 2010
Moderno
22 de febrero de 2010
Si hubiera sido Mojamé?

En India descubrieron que un texto escolar empleaba una imagen de Jesús para ilustrar la palabra "Ídolo". (fuente)
Y eso no es todo, la estampa aparecía con un cigarrillo en la mano y una lata de cerveza en la otra.
La cosa quedó en que al editor lo busca la policía por el cargo de "ofensa a los sentimientos religiosos".
Los católicos prohibieron el uso de los libros de la editorial, y los protestantes piden disculpas públicas.
No veo condenas a muerte, proclamas de venganza, ni brigadas suicidas de retaliación. No me cabe la menor duda que si el elegido para el chiste hubiera sido Mojamé, ya estarían cruzando el cielo de Cachemira las armas nucleares.
17 de febrero de 2010
Sin tapujos
(...) No hay nada que objetar a los aspectos más personales de cada cual. Aquí estamos ante unos malnacidos y malnacidas desmadrados que buscan la provocación de gentes pacíficas que no se meten con nadie a la hora de vivir su fe libremente y sin provocar ningún tipo de molestia a la ciudadanía ni interferir en el orden público. Estos maricones desfachatados y frotadoras sin depilar tendrían que ir a hacer el mismo tipo de demonstraciones ante una mezquita un día viernes, a ver que tal les iba. Estos mierdas son lo que son: unos cobardes asquerosos.
Esta conducta es propia de gente ruin y vil: se trata de equivocarse (a sabiendas) de enemigo, para no tener que enfrentar al verdadero peligro para la libertad. Como atacar a los cristianos es tan barato que hasta sale gratis, ¿para qué emprenderla con los musulmanes, si estos te pueden cortar el cuello? Estos valientes (valientes cabrones y cabronas) prefieren ir a gritarles a unas personas inofensivas y mayores muchas de ellas antes que plantarles cara a unos moros barbudos con faldones. Maldita basura. (...)
La Yihad en Eurabia
Me gustó este rant bien directo de Arjun contra manifestantes en Notre-Dame durante la Cuaresma.
7 de octubre de 2008
Efemérides

El domingo 7 de octubre de 1571, hace hoy 437 años, la flota de la Armada cristiana, que el Papa Pio V había convocado de urgencia para detener el implacable avance de los turcos en el Mediterraneo, se encontró con la formación musulmana en el Golfo de Lepanto, y obtuvo una victoria decisiva, sin la cual, Europa no sería hoy Europa.
Transcribo algunos pasajes del artículo que Roberto de Mattei escribió a propósito de la reciente restauración del "Estandarte de Gaeta", que el Papa bendijo para que guiara a las naves cristianas a aquella batalla:
En 1566, Solimán II, uno de los más famosos emperadores otomanos, fue sucedido por su hijo Selim II, que había puesto bajo asedio la isla de Chipre, una de las últimas escalas comerciales que la República de Venecia poseía todavía en Oriente. La expansión turca no se limitaba a las aguas del Mediterráneo, pues después de la conquista de Hungría en 1526 llegaba a las fronteras del Imperio y aspiraba a la conquista de Italia centro-meridional, devastada desde hacía siglos por incursiones y correrías islámicas.
Chipre fue conquistada por los turcos: los defensores de la isla fueron asesinados: el Comandante de la Plaza fuerte de Famagusta, Marcantonio Bragadin, fue desollado vivo. La suerte de los cristianos de Chipre era la que los Turcos preparaban para los cristianos de Europa.
Pío V veía en la defensa de la Cristiandad uno de los primeros objetivos de su Pontificado. A pesar de las dificultades, derivadas de las discrepancias entre los Estados Europeos, y después de dificultosas tratativas diplomáticas, logró concertar el 20 de mayo de 1570 una Liga entre los príncipes cristianos.
Fue elegido al mando de la Armada Cristiana un joven de 25 años, don Juan de Austria, hijo natural del emperador Carlos V y hermanastro del rey de España Felipe II. A su lado, el Papa puso al alguien más experto, Marco Antonio Colonna, confirmado al mando de la flota pontificia. La flota veneciana estaba comandada por Sebastiano Veniero, que tenía entonces 70 años, pero que en el campo de batalla demostraría su valor. También Génova, Savoia, Toscana, Mantua, Parma, Urbino, Ferrara y Malta habían adherido con sus galeras, en total 208 contra las 230 turcas: el más poderoso despliegue de fuerzas jamás visto en la historia.
El 16 de septiembre la flota cristiana dejó Mesina, donde se había reunido, llegó a la isla de Cefalonia el 5 de octubre y al alba del 7 de octubre se encontró frente a la flota turca en el Golfo de Lepanto. La Armada cristiana se dispuso para la batalla en forma de cruz, mientras que la turca avanzaba en forma de media luna.
Los turcos dispararon el primer cañonazo. Sobre la nave almiranta de don Juan de Austria y sobre la nave de Marco Antonio Colonna fueron izados los dos grandes estandartes que habían sido bendecidos por el Papa y que no debían ser desplegados sino hasta el día de la batalla.
El choque entre las dos flotas fue tremendo. La batalla se hizo más dura en el centro, alrededor de la galera de don Juan de Austria y de la Capitana de Marcantonio. Las naves almirantes turca y cristianas se enfrentaron una a otra, formando un campo de batalla flotante, en el cual jugaron un rol decisivo las infanterías.
El cambio del viento a favor de los cristianos decidió la suerte del encuentro. Después de cinco horas de furiosa batalla, los cristianos quedaron casi incrédulos frente a la completa victoria. Más de 80 galeras hundidas, más de 117 capturadas, más de 25.000 turcos muertos: las pérdidas de los cristianos sumaban 12 galeras y 7.500 hombres.
Miguel Cervantes, embarcado en una galera, definió la batalla como “la mayor jornada que vieron los siglos”. El nombre de Lepanto había entrado en la historia. Hacía siglos que Roma no veía una pompa triunfal como aquella que recibió al comandante de la flota pontificia a su regreso el 4 de diciembre de aquel año.
El más insigne ornamento del cortejo era el estandarte de la Armada Pontificia, llevado por el caballero Tommaso Romegas, y que Marco Antonio Colonna, para cumplir su voto, donaría después al Duomo de Gaeta. Cuando el duque de Paliano pasó bajo el arco de Constantino, los ojos de todos se volvieron hacia la inscripción: IN HOC SIGNO VINCES.
Esta inscripción que evoca la aparición a Constantino en el año 312, en la vigilia de la batalla de Saxa Rubra, nos da la clave para comprender el significado profundo del estandarte de Lepanto, que se conecta, no sólo simbólicamente, al lábaro de Constantino. En el año 312, el mismo Cristo se le había aparecido en sueño al joven emperador que se preparaba para enfrentar a su rival Majencio, y le había ordenado de trazar sobre el lábaro imperial el monograma cristiano. Aquel día en el cielo, como relata el historiador Eusebio de Cesarea, había aparecido una cruz resplandeciente con una gran inscripción a todos visible: IN HOC SIGNO VINCES, que aseguraba al ejército de Constantino la victoria si combatía bajo el signo de la cruz. Bajo este signo, el 28 de octubre de 312, en Saxa Rubra, Constantino combatió y venció, inaugurando una nueva era en la historia.
Hoy la cristiandad está disuelta, sustituida por una sociedad relativista y secularizada, pero Lepanto es el símbolo de una actitud del espíritu. Benedicto XVI ha recordado que el cristianismo no es una religión individual y que la privatización del Cristianismo, la disolución de su dimensión pública y social, es la base de su crisis.
El articulo completo, acá.
Chipre fue conquistada por los turcos: los defensores de la isla fueron asesinados: el Comandante de la Plaza fuerte de Famagusta, Marcantonio Bragadin, fue desollado vivo. La suerte de los cristianos de Chipre era la que los Turcos preparaban para los cristianos de Europa.
Pío V veía en la defensa de la Cristiandad uno de los primeros objetivos de su Pontificado. A pesar de las dificultades, derivadas de las discrepancias entre los Estados Europeos, y después de dificultosas tratativas diplomáticas, logró concertar el 20 de mayo de 1570 una Liga entre los príncipes cristianos.
Fue elegido al mando de la Armada Cristiana un joven de 25 años, don Juan de Austria, hijo natural del emperador Carlos V y hermanastro del rey de España Felipe II. A su lado, el Papa puso al alguien más experto, Marco Antonio Colonna, confirmado al mando de la flota pontificia. La flota veneciana estaba comandada por Sebastiano Veniero, que tenía entonces 70 años, pero que en el campo de batalla demostraría su valor. También Génova, Savoia, Toscana, Mantua, Parma, Urbino, Ferrara y Malta habían adherido con sus galeras, en total 208 contra las 230 turcas: el más poderoso despliegue de fuerzas jamás visto en la historia.
El 16 de septiembre la flota cristiana dejó Mesina, donde se había reunido, llegó a la isla de Cefalonia el 5 de octubre y al alba del 7 de octubre se encontró frente a la flota turca en el Golfo de Lepanto. La Armada cristiana se dispuso para la batalla en forma de cruz, mientras que la turca avanzaba en forma de media luna.
Los turcos dispararon el primer cañonazo. Sobre la nave almiranta de don Juan de Austria y sobre la nave de Marco Antonio Colonna fueron izados los dos grandes estandartes que habían sido bendecidos por el Papa y que no debían ser desplegados sino hasta el día de la batalla.
El choque entre las dos flotas fue tremendo. La batalla se hizo más dura en el centro, alrededor de la galera de don Juan de Austria y de la Capitana de Marcantonio. Las naves almirantes turca y cristianas se enfrentaron una a otra, formando un campo de batalla flotante, en el cual jugaron un rol decisivo las infanterías.
El cambio del viento a favor de los cristianos decidió la suerte del encuentro. Después de cinco horas de furiosa batalla, los cristianos quedaron casi incrédulos frente a la completa victoria. Más de 80 galeras hundidas, más de 117 capturadas, más de 25.000 turcos muertos: las pérdidas de los cristianos sumaban 12 galeras y 7.500 hombres.
Miguel Cervantes, embarcado en una galera, definió la batalla como “la mayor jornada que vieron los siglos”. El nombre de Lepanto había entrado en la historia. Hacía siglos que Roma no veía una pompa triunfal como aquella que recibió al comandante de la flota pontificia a su regreso el 4 de diciembre de aquel año.
El más insigne ornamento del cortejo era el estandarte de la Armada Pontificia, llevado por el caballero Tommaso Romegas, y que Marco Antonio Colonna, para cumplir su voto, donaría después al Duomo de Gaeta. Cuando el duque de Paliano pasó bajo el arco de Constantino, los ojos de todos se volvieron hacia la inscripción: IN HOC SIGNO VINCES.
Esta inscripción que evoca la aparición a Constantino en el año 312, en la vigilia de la batalla de Saxa Rubra, nos da la clave para comprender el significado profundo del estandarte de Lepanto, que se conecta, no sólo simbólicamente, al lábaro de Constantino. En el año 312, el mismo Cristo se le había aparecido en sueño al joven emperador que se preparaba para enfrentar a su rival Majencio, y le había ordenado de trazar sobre el lábaro imperial el monograma cristiano. Aquel día en el cielo, como relata el historiador Eusebio de Cesarea, había aparecido una cruz resplandeciente con una gran inscripción a todos visible: IN HOC SIGNO VINCES, que aseguraba al ejército de Constantino la victoria si combatía bajo el signo de la cruz. Bajo este signo, el 28 de octubre de 312, en Saxa Rubra, Constantino combatió y venció, inaugurando una nueva era en la historia.
Hoy la cristiandad está disuelta, sustituida por una sociedad relativista y secularizada, pero Lepanto es el símbolo de una actitud del espíritu. Benedicto XVI ha recordado que el cristianismo no es una religión individual y que la privatización del Cristianismo, la disolución de su dimensión pública y social, es la base de su crisis.
El articulo completo, acá.
19 de mayo de 2007
«Um mundo melhor», mas não perfeitinho. Por favor, Senhor!
“Ei! Preciso de um trago!”, gritei ao vento. Então O Senhor pegou uma garrafa de scotch pra mim. Até que enfim! “Da na mesma”, pensei. Ou sonhei? Sem conhecimento, quase morto e metamorfoseado, estava me sentindo LIVRE! O Senhor deu uma risada louca e exclamou: “Não entendo nada! Você tá fodido, meu filho!” Olhei o céu e repliquei: “Adeus! Vai embora, pai!”. O Senhor tava bravo: “Tem que respeitar! Tem que respeitar!”... Enquanto ele lançava por cima de mim muita chuva, trovões, raios e relâmpagos, eu sussurrava –completamente feliz- aquele belíssimo e desesperado blues...
«Nem me importa que mil raios partam qualquer sentido vago de razão... Eu vou dar com a minha cara de panaca pintada no espelho, e me lembrar sorrindo... que o banheiro é a igreja de todos os bêbados.» (*)
“Estou dizendo isto para o seu bem; estou fazendo aquela coisa para o seu bem…”. ¡Lógico! Quien intenta transmitir su “fe” (política o religiosa) siempre dirá que lo hace por el “bien” del otro. ¡Qué manía de “perfeccionar” al ser humano! Toda maniobra en ese sentido fue y seguirá siendo tan nociva como macabra. Más allá de discursos demagógicos, en general, somos terrible y humanamente individualistas (no egoístas, que los hay, pero es otra cosa). Los experimentos dogmáticos y “colectivos” de transformar una sociedad, conducen –de manera inexorable- al desastre (nazi, fascista, socialista). Quienes se han considerado embanderados de las “causas más nobles y justas”, han terminado creando y/o fomentando exactamente lo contrario (dictadura, asesinatos, persecuciones, destierros, etcétera). Todas las “utopías” han sido regresivas, reaccionarias; procuraron restaurar el antiguo «orden» social, político, económico (el imperio tal, o el imperio cual), o sustituir lo establecido por algo peor.
En general, desconfío de quienes posan -en público o en privado- como “buenas personas”. Mis parámetros no coinciden con los socialmente aceptados: La abrumadora mayoría de esas “causas” (y sus correspondientes fetiches), me inspiran desprecio, burla, resistencia. Abomino los proyectos de ingeniería social o moral del “progresismo” latinoamericano, y sé muy bien que para caerle simpático a determinada masa embrutecida, bastaría con hablar o escribir maravillas del islamismo, y pestes del cristianismo (en particular del catolicismo). Aun así, y a propósito de la visita del Papa a Brasil, lo que escribió Hélio Schwartsman es -mais ou menos- lo mismo que pienso yo al respecto (como eterno pecador):
«Antes que me tomem por um anticlerical empedernido, devo dizer que estou entre as pessoas mais tolerantes do mundo. Ao contrário de muitos representantes dos meios seculares intelectualizados, não pretendo cassar [abolir] a palavra ao Vaticano. Suas posições contra o aborto, a eutanásia, o sexo antes do casamento, a camisinha, as drogas e a reprodução assistida são tão boas como as minhas a favor disso tudo. E, se eu tenho o direito de me manifestar, é líquido e certo que o papa também pode dizer o que pensa.
E é preciso reconhecer que ele o fez, talvez até com algum exagero. Em praticamente todas as suas intervenções por aqui, o sumo pontífice aproveitou para passar o seu recado [mensaje]. Nem bem desembarcou, condenou o aborto. Falou aos jovens e condenou o aborto. Criticou os traficantes e condenou o aborto. Abriu a conferência episcopal e condenou o aborto. Despediu-se e condenou o aborto. O lado bom é que agora não temos nenhuma dúvida [duda] de que a Igreja Católica condena o aborto.
De novo, não vejo problemas nas colocações papais. Quem partilha [comparta] do pressuposto da igreja de que existe uma moral eterna e incondicionada e aceita a noção de que a vida tem início na concepção não poderia mesmo dizer outra coisa. O católico que queira conservar-se um bom católico está obrigado a aceitar as determinações papais. Como cidadãos brasileiros, entretanto, cada um de nós é livre para escolher se vai ou não pertencer a uma igreja e mesmo se vai ficar com o "pacote completo" ou apenas com partes dele --o tal do "supermercado da fé" de que Bento 16 tanto se queixa. As lógicas civil e religiosa não se comunicam.
O "projeto" deste papa é justamente expurgar a Igreja Católica dos maus fiéis, que ficam apenas com o que lhes interessa da doutrina. Quer, de preferência, transformá-los em bons devotos, mas já antecipou que está disposto a levar a ortodoxia a ferro e fogo, mesmo que isso signifique a perda de adeptos. Não vejo grande chance de sucesso nessa empreitada [campaña], mas não sou eu quem vai ensinar o papa a rezar a missa.
O problema do catolicismo em sua vertente mais rígida é que ele é contra a natureza humana. Estamos, como qualquer animal, biologicamente programados para fazer sexo, pelo menos para os homens a estratégia mais comum é preferir a quantidade de parceiras à qualidade. Mais do que isso, temos (homens e mulheres) fortes inclinações para a busca do prazer -o hedonismo também tão criticado pelo papa- e não gostamos que imprevistos em princípio evitáveis ou reversíveis (como uma Aids ou uma gravidez não planejada) atrapalhem nossos planos de vida. Em uma palavra, somos terrível e humanamente egoístas.
Isso não significa, é claro, que uma vida "virtuosa" seja impossível. Há quem seja capaz de viver sem sexo. Alguns jovens conseguem manter-se virgens até o casamento. Existem até aqueles que podem aspirar à santidade, levando uma vida inteiramente dedicada a fazer o bem para outras pessoas. (Poderíamos, é certo, "diminuir" um pouco o significado desse altruísmo afirmando que os candidatos a santo são tão egoístas quanto qualquer outro ser humano, só que, em vez de aplicar suas energias em obter para si deliciosas noites de enlevos [encantos] lúbricos, concentram-se em garantir um lugar no céu [cielo], o prêmio máximo).
É no plano epidemiológico que os desígnios papais saem frustrados. Embora [aunque] a maioria das pessoas afirme acreditar [creer] numa próxima vida, age [actúe] como se esta fosse a única. Com efeito, nem os religiosos mais fervorosos parecem muito ansiosos para morrer. Esse, entretanto, seria o caminho "racional", a rota mais rápida para a tão almejada [anhelada] redenção. Homens-bomba são, felizmente, exceções no universo de gente com excesso de fé.
Gostemos ou não, a maioria das pessoas não quer ou não consegue viver segundo o manual de instruções do Vaticano. Farão sexo antes, durante e depois do casamento, usarão camisinha, não hesitarão [vacilarán] muito antes de recorrer a um aborto se se virem diante desse dilema, experimentarão drogas e, de vez em quando, até irão à missa.
Esse lado mais severo do catolicismo é compensado pela boa tolerância dos padres para com os pecadores. Se em termos contratuais a religião exige do adepto o quase impossível, isso é contrabalançado pela relativa facilidade com que o faltoso obtém perdão, confessando-se e penitenciando-se. Não é surpreendente, portanto, que os próprios católicos estejam entre os primeiros a admitir que não praticam sua religião de modo muito exemplar.
O estranho aqui é que Bento 16, por todos apontado como um rematado conservador, atue com o que, creio, são os mesmos cacoetes [tics] das utopias de esquerda. À sua concepção de religião parece subjazer um papel de força transformadora do homem e, em conseqüência, da sociedade. Se a maioria agir de acordo com a moral católica, além de povoar [además de poblar] o céu com mais almas, construiremos um mundo melhor. Não é por outra razão que o Vaticano procura convencer o Brasil a transformar o ensino [enseñanza] religioso, hoje optativo na rede pública, em obrigatório.
E não estamos falando de pequenas transformações, de modelagens, que o meio social de fato consegue imprimir ao homem, seja pela via da educação seja pela da repressão, mas de mudanças radicais e justamente nas esferas em que nossa animalidade se faz mais notável, como o sexo e manifestações de auto-interesse. Aqui, Bento 16 lembra [recuerda] muito seu compatriota Karl Marx. A diferença fica apenas por conta da localização do paraíso. Para o primeiro, nas alturas, para o segundo, na terra mesmo.
De minha parte, reservo-me o direito do ceticismo [escepticismo]. Não acho, por certo, que o homem seja um caso perdido. Se tomarmos uma escala de longo prazo, maior até que a da Igreja Católica, estamos melhorando. Já não atacamos nossos vizinhos apenas por receio [miedo] de que eles nos ataquem antes. Só que as mudanças [cambios] para melhor no comportamento humano vêm menos traumaticamente quando ninguém tenta impingi-las [introducirlas] através de projetos de engenharia social ou moral. Se o capitalismo tem alguma vantagem sobre o marxismo e o catolicismo, é que ele é menos ambicioso. Não tem a pretensão de alterar a natureza humana nem tenta negar-lhe os traços animalescos.» (**)
«Nem me importa que mil raios partam qualquer sentido vago de razão... Eu vou dar com a minha cara de panaca pintada no espelho, e me lembrar sorrindo... que o banheiro é a igreja de todos os bêbados.» (*)
“Estou dizendo isto para o seu bem; estou fazendo aquela coisa para o seu bem…”. ¡Lógico! Quien intenta transmitir su “fe” (política o religiosa) siempre dirá que lo hace por el “bien” del otro. ¡Qué manía de “perfeccionar” al ser humano! Toda maniobra en ese sentido fue y seguirá siendo tan nociva como macabra. Más allá de discursos demagógicos, en general, somos terrible y humanamente individualistas (no egoístas, que los hay, pero es otra cosa). Los experimentos dogmáticos y “colectivos” de transformar una sociedad, conducen –de manera inexorable- al desastre (nazi, fascista, socialista). Quienes se han considerado embanderados de las “causas más nobles y justas”, han terminado creando y/o fomentando exactamente lo contrario (dictadura, asesinatos, persecuciones, destierros, etcétera). Todas las “utopías” han sido regresivas, reaccionarias; procuraron restaurar el antiguo «orden» social, político, económico (el imperio tal, o el imperio cual), o sustituir lo establecido por algo peor.
En general, desconfío de quienes posan -en público o en privado- como “buenas personas”. Mis parámetros no coinciden con los socialmente aceptados: La abrumadora mayoría de esas “causas” (y sus correspondientes fetiches), me inspiran desprecio, burla, resistencia. Abomino los proyectos de ingeniería social o moral del “progresismo” latinoamericano, y sé muy bien que para caerle simpático a determinada masa embrutecida, bastaría con hablar o escribir maravillas del islamismo, y pestes del cristianismo (en particular del catolicismo). Aun así, y a propósito de la visita del Papa a Brasil, lo que escribió Hélio Schwartsman es -mais ou menos- lo mismo que pienso yo al respecto (como eterno pecador):
«Antes que me tomem por um anticlerical empedernido, devo dizer que estou entre as pessoas mais tolerantes do mundo. Ao contrário de muitos representantes dos meios seculares intelectualizados, não pretendo cassar [abolir] a palavra ao Vaticano. Suas posições contra o aborto, a eutanásia, o sexo antes do casamento, a camisinha, as drogas e a reprodução assistida são tão boas como as minhas a favor disso tudo. E, se eu tenho o direito de me manifestar, é líquido e certo que o papa também pode dizer o que pensa.
E é preciso reconhecer que ele o fez, talvez até com algum exagero. Em praticamente todas as suas intervenções por aqui, o sumo pontífice aproveitou para passar o seu recado [mensaje]. Nem bem desembarcou, condenou o aborto. Falou aos jovens e condenou o aborto. Criticou os traficantes e condenou o aborto. Abriu a conferência episcopal e condenou o aborto. Despediu-se e condenou o aborto. O lado bom é que agora não temos nenhuma dúvida [duda] de que a Igreja Católica condena o aborto.
De novo, não vejo problemas nas colocações papais. Quem partilha [comparta] do pressuposto da igreja de que existe uma moral eterna e incondicionada e aceita a noção de que a vida tem início na concepção não poderia mesmo dizer outra coisa. O católico que queira conservar-se um bom católico está obrigado a aceitar as determinações papais. Como cidadãos brasileiros, entretanto, cada um de nós é livre para escolher se vai ou não pertencer a uma igreja e mesmo se vai ficar com o "pacote completo" ou apenas com partes dele --o tal do "supermercado da fé" de que Bento 16 tanto se queixa. As lógicas civil e religiosa não se comunicam.
O "projeto" deste papa é justamente expurgar a Igreja Católica dos maus fiéis, que ficam apenas com o que lhes interessa da doutrina. Quer, de preferência, transformá-los em bons devotos, mas já antecipou que está disposto a levar a ortodoxia a ferro e fogo, mesmo que isso signifique a perda de adeptos. Não vejo grande chance de sucesso nessa empreitada [campaña], mas não sou eu quem vai ensinar o papa a rezar a missa.
O problema do catolicismo em sua vertente mais rígida é que ele é contra a natureza humana. Estamos, como qualquer animal, biologicamente programados para fazer sexo, pelo menos para os homens a estratégia mais comum é preferir a quantidade de parceiras à qualidade. Mais do que isso, temos (homens e mulheres) fortes inclinações para a busca do prazer -o hedonismo também tão criticado pelo papa- e não gostamos que imprevistos em princípio evitáveis ou reversíveis (como uma Aids ou uma gravidez não planejada) atrapalhem nossos planos de vida. Em uma palavra, somos terrível e humanamente egoístas.
Isso não significa, é claro, que uma vida "virtuosa" seja impossível. Há quem seja capaz de viver sem sexo. Alguns jovens conseguem manter-se virgens até o casamento. Existem até aqueles que podem aspirar à santidade, levando uma vida inteiramente dedicada a fazer o bem para outras pessoas. (Poderíamos, é certo, "diminuir" um pouco o significado desse altruísmo afirmando que os candidatos a santo são tão egoístas quanto qualquer outro ser humano, só que, em vez de aplicar suas energias em obter para si deliciosas noites de enlevos [encantos] lúbricos, concentram-se em garantir um lugar no céu [cielo], o prêmio máximo).
É no plano epidemiológico que os desígnios papais saem frustrados. Embora [aunque] a maioria das pessoas afirme acreditar [creer] numa próxima vida, age [actúe] como se esta fosse a única. Com efeito, nem os religiosos mais fervorosos parecem muito ansiosos para morrer. Esse, entretanto, seria o caminho "racional", a rota mais rápida para a tão almejada [anhelada] redenção. Homens-bomba são, felizmente, exceções no universo de gente com excesso de fé.
Gostemos ou não, a maioria das pessoas não quer ou não consegue viver segundo o manual de instruções do Vaticano. Farão sexo antes, durante e depois do casamento, usarão camisinha, não hesitarão [vacilarán] muito antes de recorrer a um aborto se se virem diante desse dilema, experimentarão drogas e, de vez em quando, até irão à missa.
Esse lado mais severo do catolicismo é compensado pela boa tolerância dos padres para com os pecadores. Se em termos contratuais a religião exige do adepto o quase impossível, isso é contrabalançado pela relativa facilidade com que o faltoso obtém perdão, confessando-se e penitenciando-se. Não é surpreendente, portanto, que os próprios católicos estejam entre os primeiros a admitir que não praticam sua religião de modo muito exemplar.
O estranho aqui é que Bento 16, por todos apontado como um rematado conservador, atue com o que, creio, são os mesmos cacoetes [tics] das utopias de esquerda. À sua concepção de religião parece subjazer um papel de força transformadora do homem e, em conseqüência, da sociedade. Se a maioria agir de acordo com a moral católica, além de povoar [además de poblar] o céu com mais almas, construiremos um mundo melhor. Não é por outra razão que o Vaticano procura convencer o Brasil a transformar o ensino [enseñanza] religioso, hoje optativo na rede pública, em obrigatório.
E não estamos falando de pequenas transformações, de modelagens, que o meio social de fato consegue imprimir ao homem, seja pela via da educação seja pela da repressão, mas de mudanças radicais e justamente nas esferas em que nossa animalidade se faz mais notável, como o sexo e manifestações de auto-interesse. Aqui, Bento 16 lembra [recuerda] muito seu compatriota Karl Marx. A diferença fica apenas por conta da localização do paraíso. Para o primeiro, nas alturas, para o segundo, na terra mesmo.
De minha parte, reservo-me o direito do ceticismo [escepticismo]. Não acho, por certo, que o homem seja um caso perdido. Se tomarmos uma escala de longo prazo, maior até que a da Igreja Católica, estamos melhorando. Já não atacamos nossos vizinhos apenas por receio [miedo] de que eles nos ataquem antes. Só que as mudanças [cambios] para melhor no comportamento humano vêm menos traumaticamente quando ninguém tenta impingi-las [introducirlas] através de projetos de engenharia social ou moral. Se o capitalismo tem alguma vantagem sobre o marxismo e o catolicismo, é que ele é menos ambicioso. Não tem a pretensão de alterar a natureza humana nem tenta negar-lhe os traços animalescos.» (**)
(*) «Down em mim» (Cazuza), Barão Vermelho, “Barão Vermelho”, 1982.-
(**) «Eterno pecador», Hélio Schwartsman, Folha Online, 17/05/2007. Las palabras entre [corchetes] son traducciones para facilitar la lectura a los lectores hispanoamericanos.-
Aviso aos navegantes: Eis aí um post longo e abrasileirado para os moleques chatos e indolentes que não gostam ler muito. Bom proveito, rapaziada!
Labels:
brasil,
Capitalismo,
Catolicismo,
Cristianismo,
Establishment Cultural,
islamismo,
Progresariato,
Uruguay
Suscribirse a:
Entradas (Atom)