Un fenómeno que está oscurecido en la Argentina del Nestor es el lento ocaso de los partídos políticos. Ocaso que curiosamente arranca para la época en que artificiosamente se los elevó al rol constitucional de " instituciones fundamentales del sistema democrático" (art. 38 CN), otro engendro que nos dejó el infame Pacto de Olivos.
La crisis del 2001 se disparó a partir de la ruptura de la Alianza, mal avenida desde el principio, y una memorable voto a nada en las legislativas de 2001. En las presidenciales de 2003 los partidos tradicionales no existieron, se enfrentó el PJ con él mismo y con las organizaciones ficticias alrededor de dos candidatos mediáticos.
Hoy la cosa no ha cambiado. El PJ como entidad no existe, sino que es un informe conglomerado de bandas, la UCR se ha reducido a un triste papel de complicidad con el modelo peronista, y el ARI y Recrear siguen siendo más entelequias televisivas que entidades políticas de peso.
Ante los desatinos, los voluntarismos, las pataletas, de un presidente que se proclama orgullosamente adolescente, sólo hay desde los partidos políticos obsecuencia y campo raso.
Pero mientras los partidos, los aparatos, los que están prendidos a la teta de los cargos públicos y las prebendas políticas callan y consienten, afortunadamente hay otra gente que disiente. Al principio en silencio se bancaban todo, rumiando bronca. Ahora, cada vez más comunicada, más vinculada y más enojada. Un ejemplo palpable es el caso del Mayor Mercado, que comenté ayer. Cadenas de mails, cartas de lectores, llamadas a los medios, páginas de internet, se alzaron contra una medida arbitraria, generando la marcha atrás del Néstor, que elevantó la sanción con la paradójica aceptación del mismo que la había impuesto, el Pequeño General Descolgador.
Es cierto, no hay oposición. Pero la disidencia crece, se organiza y se hace sentir. Me alegro mucho.
argenblogs
1 comentario:
La gran pregunta que me hago es si con eso es suficiente. Me temo que mas que nos pese hacen falta partidos políticos...
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