22 de julio de 2005

Lavalle, López Murphy y los 15 minutos de fama

En general me escapo a los pedidos de bloguear sobre algún tema, pero ésta es una invitación a la que no me puedo negar. Por eso, a pedido de SineMetu, mis humildes dos centavos.
_____________________________

Según sostenía Andy Warhol, todo el mundo tiene derecho a sus quince minutos de fama. Ricardo López Murphy tuvo los suyos en abril de 2003, cuando en las elecciones mas conflictivas que vio la historia nacional llegó en tercer lugar, o en segundo si se considera que el primer y el segundo puesto lo ocuparon dos candidatos peronistas, que en una ilegítima desviación de la ley electoral compitieron con tres fórmulas.
En esa instancia, con el 16 y algo porciento de los votos (3.173.475 para ser exactos), decidió suicidarse en capítulos.
El primer capítulo fue un par de días después de aquella elección, cuando en vez de afrontar la realidad de la confrontación ideológica, se dejó llevar por su radicalismo basal y liberó a sus electores para la segunda ronda, habilitando la llegada al poder de Néstor Kirchner.
El segundo capítulo fue un par de meses después, cuando convencido de que el resultado en las elecciones de abril era un logro personal imperecedero, renunció a participar en las elecciones legislativas, dejando a la escasa oposición falta de candidatos relevantes para el rol primordial de controlar al Ejecutivo desde un Legislativo combativo.
Para entonces ya había decidido el tercer capítulo de su suicidio, compuesto por su propósito irrevocable de competir para senador bonaerense, ignorando que esa escena lo iba a poner en medio de la picadora de carne de la interna pejotista.
Ahora, en medio de esa campaña, se está viendo la escena final de su suicidio en etapas. Después de haber jugado en primera, después de haber resultado tercero en una elección presidencial –incluso segundo en más de un distrito- se autoconvenció que debe presentarse como un líder bonaerense.
A pesar de haber predicado su “sueño sarmientino” de alcance nacional, salió a combatir en una arena que no solo desconoce –la del poder territorial bonaerense- sino que le es ajena.
Sarmiento supo que cuando el mal para la nación se había hecho carne en la Provincia, se necesitaba sumar fuerzas externas para derrotarlo. Así que como simple boletinero se unió al Ejército Grande de Urquiza, a pesar que discrepaba con el entrerriano casi en todo.
Puesto a comparaciones históricas, la cruzada lopezmurfiana me trae a la memoria el intento del desgraciado Lavalle, que asesorado por quienes no sabían nada de combates, se creyó que iba a levantar un ejército suficiente para arrasar a Rosas, y en cambio lo único que encontró fue desidia, derrota y muerte.

4 comentarios:

Louis Cyphre dijo...

duro, muy duro, me da mucha pena, porque me gusta LM. Pero seamos honestos, lo dije en su momento y lo repito ahora, cuántas de las personas que votaron a LM realmente lo hicieron a sabiendas de lo que proponía como candidato? muchos de esos votos fueron de los sectores radicales mas moderados, los loquitos fueron a la gorda Carrió.

En fin, otra estrella fugaz en el firmamento delirante argento...

Anónimo dijo...

Chupate esa mandarina, a la pelotita que le pega duro!!

Anónimo dijo...

A la mierda! Que bien que escribis che!

Victor Gonzalez

Sine Metu dijo...

Como diría Homero Simpson: The check is in the mail.

Será que el modelo bulldog no funciona sin un Urquiza?

Y Urquiza, lamentablemente no tenemos.