9 de agosto de 2005

Un Estado Parasitario

Carlos Escudé es un personaje fuera de lo común. No sólo por sus personalidad, y sus conocidas performances televisivas. En el gris horizonte nacional sobresale como un intelectual sólidamente formado, entre otras obras coautor de la fantástica Historia de las Relaciones Exteriores Argentinas, disponible íntegramente en Internet.
En su última obra Carlos expone una teoría que merece atenderse y profundizarse: que la Argentina ha desarrollado un Estado Parasitario en el que desde el Poder, con cierta connivencia o complicidad de la sociedad se han instrumentado ciclos de vaciamiento, que redistribuyeron el ingreso y la riqueza de una manera súbita e inconstitucional, perpetrándose desde el Estado masivas violaciones del derecho de propiedad de las grandes mayorías.
Escudé estudia la “bicicleta financiera” y el “Rodrigazo” que arbitrariamente congeló sueldos y aumentó precios; las estatizaciones de la deuda privada producidas en 1982, 1985 y 2002 las confiscaciones de depósitos producidas en 1989 y 2001 todas transgresiones que constituyen lo que él denomina “macro-delincuencia”.
Escudé observa que ésta “macro-corrupción”, que instantáneamente cambia el perfil macroeconómico del país, estuvo presente en todos los gobiernos, peronistas y radicales, militares y democráticos, en un Estado colonizado por intereses privados espurios que ha trasladado al colectivo nacional las deudas de minorías poderosas.
La teoría de Escudé es muy seductora, aunque creo que le falta aún una fundamentación histórica. Pude conversarlo con él la semana pasada. Existen datos históricos y que permiten suponer que las exacciones ilegales desde el poder están presentes desde el origen mismo del país, no como hechos circunstanciales sino como un modus operandi recurrente cuidadosamente disimulado en la Historia Oficial.
La Argentina, desde sus momentos liminares se fundó en el irrespeto a los contratos, los derechos individuales y la propiedad privada. El estado corrupto no nació en 1975, sino que llevamos la marca en el ADN de las instituciones argentinas. Si alguna vez se puede construir un país en serio, esa carga genética tiene que erradicarse por completo. El texto de Escudé, es en ese sentido una excelente aproximación al problema.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Escudé es una permanente contradicción entre sus análisis serios y su actitud de cocoliche. Pero que el estado Argentino nos ha robado sistemáticamente es un hecho, por lo menos desde el 75

Francisco P.

Sine Metu dijo...

El medio no siempre es el mensaje.
Y si no, mirá a "the K-word".

Anónimo dijo...

¿Y entonces, qué hacemos?

Sine Metu dijo...

La pregunta es:
¿Tiene Escudé que presentarse como una persona "normal" para que le den pelota a lo que dice?

La respuesta es:
Sólo si él quiere. Nadie está para obligarlo.

Y si la gente se queda con el envase y no con el contenido, qué hacemos?

Insistir.