30 de marzo de 2006

Siete minutos para el fin del mundo

En 1947, la Asociación de científicos nucleares de Chicago, que presidía Albert Einstein publicó en la tapa de su boletín un reloj que marcaba las 12 menos 7 minutos. Pretendían marcar que hacía falta una acción urgente para evitar un conflicto nuclear que amenazara a la humanidad.
En agosto de 1949, los soviéticos detonaron su primer bomba atómica, abriendo la posibilidad cierta de un enfrentamiento. Los científicos volvieron a apelar al reloj, que pasó a marcar las 12 menos tres minutos.

En 1952 Estados Unidos ensayó su primer bomba termonuclear, 700 veces más potente que la de Hiroshima. Apenas nueve meses después los rusos demostraron que también tenían la tecnología de la Bomba H. El reloj avanzó un minuto, para marcar dos para las doce.
A pesar de los avances en misiles balísticos, a la doctrina de la Destrucción Mutua Asegurada, la sombrilla nuclear extendida sobre medio mundo, en 1960 se decidió retrasar la aguja hasta las menos siete. Luego de la solución incruenta de la crisis de los misiles, la aguja volvió a atrasarse hasta las menos doce. Minutos más minutos menos, se mantuvo en el mismo sitio hasta 1981, un momento donde a pesar que el gran público miraba para otro lado, la OTAN y el Pacto de Varsovia esperaban encontrarse en cualquier esquina. En 1984, un nuevo click nos dejó a tres minutos del día del juicio.
Con la caida del muro, otra vez la aguja retrocedió. Menos seis en el 88, menos diez en 1990, menos diecisiete en el 91. Eso fue lo más lejos que ha marcado el reloj desde que comenzó su tictac.
La falta de seguridad en los arsenales nucleares ex soviéticos, la proliferación de armas nucleares, lo llevaron otra vez a marcar nueve para las 12, hasta 2002, en que gracias a los atentados terroristas, la aguja fue hasta las menos siete, igual que en 1947.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es por eso que EE.UU. se esta preparando. Iran NO PUEDE tener armas nucleares.