Hace unas semanas se realizó en Viena la cumbre entre la Unión Europea y la comunidad latinoamericana. Para la Argentina lo más destacable fue la chica de Gualeguaychú mostrando el palmito adelante de los presidentes, que desplaz´ño de los titulares de la prensa alquilada el paupérrimo discurso del Néstor, que en un ámbito donde debía discutirse la colaboración interregional, se desubicó con su recién descubierto papel de adalid del ambientalismo.
El tema es que la Cumbre, y el pobre papel de los representantes hispanoamericanos sirvió para que en Europa se confirmara que el continente camina a la insignificancia, y se pintara un panorama desolador:
"duda, relaciones tensas, porvenir nublado, rumbo cuestionado, fragmentación, populismo autoritario y nacionalismo ante la decepción con la democracia y los partidos. Son apreciaciones sobre América Latina en Europa, que justifican emigración masiva, catástrofe educativa y creciente atraso científico y tecnológico, desplazamiento de la economía política por mercadotecnia, intactas pobreza y desigualdad, inseguridad creciente."
Jorge Restrepo lo cuenta en un artículo publicado por El Tiempo, de Colombia, precisamente titulado "Latinoamérica a la deriva". El autor, previsiblemente le echa la culpa a "gobiernos liberales", pero aunque no coincido con su descripción de las causas, si con la descripción de los síntomas.
1 comentario:
Barrés?
Yo sí.
¿Vos?
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