23 de agosto de 2006

El setentismo, también en política exterior

Desde el primer día de gobierno se hizo patente que la gestion K estaba marcada por el anacronismo, y la verdad que la política exterior del país es la mejor comprobación al respecto. Alguna vez escribí que en cuanto a su visión del mundo, los Neo Montoneros se habían quedado congelados en la Conferencia de Bandung, que institucionalizó eso de ser Tercer Mundo.
Como corolario de ese encuentro de presidentes, tiranuelos y reyezuelos afroasiáticos nació el Movimiento de Países no Alineados, típico producto del mundo bipolar, formado por países que jugaban en bloque a ser independientes, para -por lo bajo- negociar prebendas o favores coqueteando con alguna de las dos superpotencias de la época. El mejor ejemplo de "no alineado" era Tito, que aprovechó el jueguito de la pendularidad para fortalecer su propio régimen.
A fines de los sesenta, India, que había sido de los fundadores dejó el MNA cuando decidió con fuerza constituirse en potencia regional. Unos años después, en 1979, a pesar de su proclamada no-alineación, en la Conferencia de La Habana los integrantes del MNA proclamaron que por su naturaleza "anti-imperialista", era natural plantearse una alianza con la Unión Soviética. Lo que se venía anunciando, se hacía cada vez más evidente: No alineado significaba no alineado con USA.
La Argentina, indefinida y errática sobre su posición en el mundo desde 1914 en adelante, se sumó con convicción a la payasada no alineada, al calor de la Tercera Posición peronista y al antinorteamericanismo genético de los radicales. En el 91, cuando por primera vez en casi siete décadas la Cancillería aplicó la Realpolitik, el país canceló su memebresía a un club que además, había perdido a su "socio natural" desde hacía dos años.
A casi dos décadas de la caída de la URSS, el mundo presenta otra realidad muy diferente, y otra vez es necesario tomar partido. La Argentina se escapa como siempre, y lo va a hacer de la peor manera. No solo rehuye el compromiso, sino que se calza el sayo de integrarse al bando de una causa derrotada. En otra Conferencia (casualmente, también en La Habana) la Argentina pediría reintegrarse al clan, en calidad de observador.
Lo único bueno es que reincorporarse al bando de los No Alineados puede terminar con las indefiniciones sobre qué tipo de gobierno tiene la Argentina, visto que todavía hay alguno que se cree que hay mucha diferencia entre Kirchner y la payasada de Chávez o Evo Morales.

1 comentario:

Louis Cyphre dijo...

Me pregunto si alguien realmente tiene idea de lo que nos va a costar volver de tanta locura.