Cuando en el futuro se estudie el proceso del fracaso argentino, seguramente va a merecer una mirada pormenorizada el fenómeno por el cual, mientras nos íbamos deslizando en el plano inclinado de la historia hacia la intrascendencia, surgieron cíclicamente delirios de convertirse en superpotencia por la vía fácil.
Uno de esos ejemplos es el sueño de ser potencia nuclear, que arrancó con Perón y la fantasía delirante de Richter y la Isla Huemul, y se remató con el proyecto faraónico del submarino nuclear, gestado por la Armada en tiempos del Proceso Militar. Desde la fusión fría para consagrarse como potencia nuclear en los cincuenta, al sueño del SSN para afirmarse como potencia regional en los ochenta, la energía nuclear viene jalonando la debacle nacional.
No critico la energía nuclear como fuente de generación eléctrica, y por supuesto tampoco a los desarrollos de medicina nuclear, sino a los proyectos delirantes que se llevaron miles de millones de dólares, como la planta de agua pesada o los intentos de enriquecimiento de uranio, que lejos de fines pacíficos escondieron durante años intenciones armamentas. Y por supuesto que no critico la formación local de un recurso humano de gran capacidad y especialización, capaz de pergeñar proyectos exitosos como el reactor Opal, vendido a la ANSTO australiana. Para nada. Critico las fantasía, los sinsentidos, y lo que aparece como un potencial peligro no por su naturaleza sino por sus implicancias.
Sucede que desde un gobierno que se especializa en anuncios efectistas, se tiró a la pista del circo mediático un "Plan de Reactivación Nuclear", que entre otras cosas permitiría finalizar las obras de una central nuclear iniciada hace 25 años y aún sin terminar. Y está bien que se la termine, como estaría bien plantear la necesidad de contruir más fuentes nucleoeléctricas.
Pero... pero... el plan tiene un lado sospechoso. También se habla de recuperar la planta de enriquecimiento de uranio de Pilcaniyeu, que se construyó en secreto en los años del último gobierno militar, sin salvaguardias, en épocas que Argentina no suscribía al tratado de Tlatelolco, y que tenía fines evidentemente militares, siendo que ningún reactor destinado a fines nucleoeléctricos en el país consume uranio enriquecido. ¿Entonces?
Argentina fue pionera en la conversión de la producción de uranio enriquecido (HEU) a uranio de bajo enriquecimiento (LEU), con la guía de científicos como Pablo Adelfang, que llevó la experiencia de la CNEA a la propia Organización Internacional de la Energía Atómica, que propugna la minimización del uso del HEU en el sector civil.
Desde bastante antes del 9-11, especialmente desde la caída de la URSS se advierte que el HEU es uno de los elementos más tentadores para grupos criminales, terroristas o estados que buscan disponer de armas nucleares escapando a la supervisión internacional.
Hace apenas un mes, la Comisión Nacional de Energía Atómica coordinó con Estados Unidos la reexpedición de tres kilos de uranio enriquecido, lo que le valió al país una felicitación de la National Nuclear Security Administration, por su "liderazgo en la eliminación del uranio enriquecido en las aplicaciones civiles".
Y si en Argentina el HEU no se consume, y hasta hace poco se propugnaba su minimización, cabe preguntarse, ¿para que quiere el gobierno reactivar el enriquecimiento de uranio? Sobre todo en un momento en que algunos gobiernos "amigos" defienden la decisión de adquirir armamento nuclear, y cuando otros, "amigos de estos amigos" desafían directamente a la comunidad internacional con programas de armas atómicas.
La pregunta cobra más sentido, cuando uno advierte que el Programa viene manejado por algunos funcionarios del gobierno nacional a los que les encanta transar con lo que sea, negociar a como de lugar, y pergeñar pases que dejan a los miles de millones del proyecto del submarino nuclear, y a las fantasías del misil balístico autóctono -pagado con fondos iraquíes- reducidos a cosas de chicos.
1 comentario:
De Vido es capaz de venderle uranio enriquecido a Iran, a Bolivia, o a quien sea, si le dan el 10%. Que casualidad, esta semana también le dieron el control de fabricaciones militares....!
FPM
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