La Constitución, a la basura (1)
Lo que importa es lo que quiere el partido. Lo que le importe a la gente no interesa, porque el partido es la patria, y nadie habla por el partido mas que nosostros. Ergo, nosotros somos la patria. La fórmula sirve para que el partido de Evo Morales declare a la Asamblea Constituyente como "originaria" y en consecuencia superior a la Constitución vigente, y a la ley que le dio origen.
No importa que se ponga al país al borde de la fractura, que se desconozca la opinión de las minorías. Hace falta arrasar al rival y consagrar la opinión del que tiene el poder.
La Constitución, a la basura (2)
Lo que importa es lo que quiere el partido. Nosotros somos la patria, hablamos por todos. Y no importa que las instituciones estén en juego. Como perdimos por poco, pero perdimos, desconocemos las elecciones, llamamos a la resisitencia civil, y pedimos una Asamblea Constituyente que cambie el sistema de gobierno. La fórmula la impulsa Andrés Manuel López Obrador, para jaquear la institucionalidad mexicana.
Si la cosa funciona, y no llega a reunir mayoría en la constituyente, siempre le queda apelar al método boliviano.
La Constitución, a la basura (3)
Todos los gobiernos autoritarios consiguen su elenco de intelectuales aduladores , de justificadores a ultranza, de constructores de andamios teóricos que avalen cualquier cosa. El argumento, es siempre más o menos el mismo: "Nosotros somos la patria, hablamos por todos".
Si hace falta ahondar un poco en el discurso (que alguna vez se aplicó a Mussolini, a Hitler, a Pol Pot, a Saddam...) basta con revisar lo que dice Juan Manuel Abal Medina, hijo del paragüero oficial del General, funcionario vergonzante y orfebre de la excusa.
2 comentarios:
Pero por supuesto, la constitución y el orden legal no son más que métodos de sometimiento de la derecha legalista.
Pero por supuesto II, todavía andan dando vuelta por ahí la caterva interminable de aduladores, ideólogos y apologistas con pretensiones intelectuales que el PRI de México supo cultivar durante décadas.
El reportaje de Enfoques es hasta más abyecto que el discurso de D'Elía en la contramarcha.
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