Hoy me sorprendió ver publicada una carta de lectores mía en La Nación. La tercera del año, creo. A pesar que se trata de una versión pulida de un post previo, pensé que no iba a encontrar cabida en el diario. Acá va:
Señor Director:
"Hace poco más de un mes, alegando fallas en el control sobre el Registro Nacional de Armas, se transfirió esa dependencia desde el Ministerio de Defensa al Ministerio del Interior. Junto a esa decisión se incorporaron requisitos y disposiciones que hacen cada vez más complejos y engorrosos los procedimientos registrales para los actuales legítimos usuarios y para todos los ciudadanos que aspiran a esa condición, en un evidente avance de las políticas de desarme civil.
"Mientras para el ciudadano de a pie los trámites están cada vez más retrasados, y todo se supedita a la aparición de nuevos formularios y papelería con el membrete del Ministerio del Interior -a tal punto que el propio director del organismo reconoce un sensible atraso en el despacho de diversos trámites-, todo el mundo pudo ver por televisión a un sujeto que frente a la quinta de San Vicente la emprendió a balazos contra la multitud, personaje que, se supo, ostenta una flamante tenencia de arma de fuego, despachada en apenas 7 días por el Renar, reciclado ya en la órbita del ministro Aníbal Fernández.
"La situación demuestra o que los que no somos sindicalistas o matones a sueldo del poder somos ciudadanos de segunda, o que todo lo que ha proclamado el actual Gobierno sobre el control de armas no tiene que ver con la seguridad y sí con una intención no declarada de control social. O peor aún, puede ser que ambas cosas a la vez."
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