22 de enero de 2007

TriBorder blues

Carlos en otro post comentó que Estados Unidos ha vuelto a señalar a la Triple Frontera como un punto que merece la atención de los gobiernos de la zona, pese a las desmentidas y la desidia de argentinos, brasileños, y paraguayos.
El tema es de tal magnitud, que no sólo aparece referido repetidamente en los informes anuales de inteligencia norteamericana, incluso desde antes del 911 sino que es uno de los sitios que se identifican -con todas las letras- en el Quadrennial Defense Review 2006.
En ese rincón donde se diluye la presencia de tres estados (dos de ellos peligrosamente próximos a esa nada que constituye eun Estado Fallido) existe no sólo actividad de apoyo financiero, sino que se ha comprobado la presencia de terroristas, todo sistemática y enfáticamente desmentido por "los nuestros".
El cóctel es interesante. Cualquiera que haya visitado el área sabe que se pasa de un país al otro con una facilidad y una laxitud de controles sorprendente. Se suma el hecho de que el espacio aéreo en la zona es literalmente tierra de nadie, ya que por otros negocios del poder se retiró de la zona el radar móvil que supo desplegar la Fuerza Aérea, que por otra parte tiene como base más próxima la de Reconquista, donde sólo operaran unos arcaicos e inútiles Pucarás.
Caulquiera con memoria recordará que hace tres décadas (y algo más) se hablaba permenentemente del riesgo implícito en la frontera brasileña. Entonces había que estar atentos a las radios -que de noche inundaban el éter con antipatrióticas emisiones en portugués- se vigilaba el avance en las obras de Itaipu (que iba a dejar en seco al Paraná) y hasta la proliferación de bombones Garoto era interpretada como una amenaza a la integridad nacional.
Desde entonces, creció en la zona un peligro real y concreto, ajeno al brasil, y a los productos truchos de la ex Puerto Stroessner. Pero como es visto como una amenaza sólo contra Estados Unidos, se le concede un laissez faire- laissez passer que a la larga o a la corta va a significar un daño que como es típico en la historia argentina, va a merecer una reacción cuando se torne inmanejable.

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