10 de abril de 2007

Tras un manto de... mosquitos


Cualquier visitante que llegue a Rosario en estos días puede sentirse como un explorador en la selva panameña,en los tiempos en que se batallaba contra los mosquitos. Sólo que acá la guerra parece perdida. Es imposible estar en los espacios públicos, los techos, azoteas y terrazas, después del temporal de la semana anterior están muchas inundadas. En las obras en construcción es imposible estar unos minutos sin autoflagelarse para sacarse de encima a los bichos.
La cosa ya tomó ribetes farsescos: como desde la prohibición de fumar en espacios cerrados mucha gente opta por sentarse en bares en las veredas, los bares "invitan" con repelente para mosquitos.
En una ciudad que presume de ser un modelo de gestión, especialmente en salud, no se ha visto que fumiguen mucho que digamos. Lo lindo es que ya se comprobaron cuatro casos de dengue.
Desde la sección municipal pomposamente bautizada "Control de vectores" dicen que no hay riesgos, y que los pobres-animalitos-de-dió no presentan riesgos. Hoy un empleado municipal me decía que en realidad la sección no dispone de medios ni personal para atacar el problema.
En otros países menos "avanzados" (jé) que el nuestro, se mandó a las Fuerzas Armadas a atacar a los invasores de seis patas. Acá, obviamente no se puede, porque sería una amenaza al Orden Constitucional.

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