Los periodistas falderos del poder K

Esta mañana viajé a Buenos Aires, a hacer uno de esos trámites por los que los ciudadanos argentinos no vemos obligados a hacer la peregrinación habitual a la meca del centralismo. Así que fue un día sin medios, sin internet, y con mucha radio, escuchando loas y elogios a la misión de la Reina KK y su esposo morganático, a cuán duro y contundente había sido el Néstor con Ahmadinejad (parece que el coso quedó temblando, después de las diatribas pingüinescas), y sobre el enorme rédito que el país iba a sacar a raíz del encuentro con Bill Clinton, encuentro que según me dicen seguramente fue jugosamente facturado por WJC.
Una única excepción al coro acrítico, monocorde y uniformado a fuerza de pauta oficial es Marcelo Longobardi, que sin ser 100% crítico metió unos buenos bocadillos sobre la ausencia forzada de periodistas en la "conferencia" de Queen KK, y sobre cómo algunos asisitentes se retiraron del encuentro cuando se advirtió que las preguntas serias eran filtradas dejando sólo estupideces de forma.
Entre el coro de aduladores, se destaca una tal Debora Plager, de la que sólo se oye cuando hay algún viaje presidencial al exterior, lo que hace presumir que probablemente sea parte del equipaje de algún funcionario. La tipa, que con toda seguridad afirmó que Hilaria sería la nueva presidente, no pudo decir cuánto cuesta una hamburguesa en la Gran Manzana, reafirmando que está allá con todos los gastos cubiertos por los organizadores de la mise en scene preelectoral.

Al respecto, vale la pena ver la opinión de alguien del gremio. Yo agrego que en algún momento el periodismo deberá afrontar las consecuencias de tanto lameculismo