Ivo es, literalmente, un amigo de toda la vida, siendo que nos conocemos desde la remota (y ahora tan reivindicada) década del setenta. Rosarino de nacimiento, era yugoeslavo por herencia (ahora realmente no se de dónde viene, creo que terminó siendo croata), suizo por laburo y austríaco por convicción.
En la Revista de la Fundación Hayek bajo el tema de La Escuela Austríaca en el Siglo XXI le hacen una entrevista, apropiadamente titulada De Rosario a Viena.
5 comentarios:
Esto me recuerda a las pintadas que alguna vez supo hacer aquella brigada Von Pontich en un paredón de la calle Pueyrredón.
Pintadas brutalmente censuradas por la pacatería teologista-economicista.
Larga vida a la Brigada Reagan-Bush!
Ivo fue mi profesor en la facultad. De él guardo un excelente recuerdo, sobre todo porque me calificó con sobresaliente en el final.
Qué turro, Multapaucis!
Pensé que tu buen recuerdo del Prof. Ivito era por las enseñanzas que te había transmitido no por la nota.
Quienes me conocen saben que soy turrito.
Pero aparte de eso, el coment salió por el recuerdo de la sensación que me causara el hecho de haber tenido tal calificación en una materia absolutamente satélite (y casi renegada) de la currícula de Derecho.
Sobre las enseñanzas que me dejara Ivo, no hace falta aclararlo. Recuerdo que en mi comisión tenía un compañero peronista histórico, de esos que se quedaron en el día de la lealtad; y eran i m p e r d i b l e s las roscas que se armaban entre ambos en plena clase. De esas discusiones rescato que lo que tenía de gorila de manera, digamos, instintiva, lo terminé racionalizando.
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