8 de noviembre de 2007

Penitenciágite

Como los dulcinitas, según el inefable Carlos Escudé, los "intelectuales" deben salir a hacer expiación pública de sus pecados contra Eduardo Duhalde, el salvador de la nación, y piedra basal de la Nueva Patria Kirchnerista.
También deben flagelarse por haber supuesto que el Néstor hubiera pergeñado un sistema que pudiera permitirle extender el poder pingüino sin solución de continuidad. Nada de eso, al contrario, la decisión de Kircner de no presentarse a la reelección es para nuestro pensador de la barba eléctrica sólo comparable al renunciamiento sanmartiniano en Guayaquil, o tal vez a la silenciosa aceptación urquicista de la inevitabilidad mitrista, que lo llevó al silencioso exilio entrerriano.
Escudé se diferencia de los que estudiaron. Él, como las masas populares, comprendió que los dos hombres son los pilares de un nuevo sistema, en el que afirma que "a partir de cierto umbral de pobreza y analfabetismo funcional el populismo de un Duhalde o un Kirchner es casi inevitable, por lo menos en democracia".
El hombre, iluminado por las luces de Yale y Oxford, ha entendido como el Dr. Narciso de Laprida antes del lanzazo final, que debe asumir su destino latinoamericano.

Que suerte. Yo no pisé esas aulas, y mi cortedad intelectual me permite seguir creyendo que la República, y la Democracia, son factibles. Sobre todo si no traicionamos los ideales fundacionales del país, aquellos que costaron sangre y fuego durante medio siglo, pero que sobre todo fueron sustentados por intelectos que sin remordimientos, afectaciones ni agachadas, soñaron que un país en serio era posible.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Y dale con Escudé... no lo pueden dejar en paz?
Cada uno tiene el derecho de convertirse y amar a Klishtina, o no?

Louis Cyphre dijo...

En serio, no se puede creer. Prefiero pensar que le hackearon el mail con el que envía sus artículos a La Nación.

Anónimo dijo...

Todo régimen precisa un Escudero

Francisco P

Sine Metu dijo...

Eppur si muove

(Tá claro?)

Anónimo dijo...

La verdad es que hace un tiempo leí cosas muy sensatas de Escudé que aún (a pesar de este giro inédito) son recomendables por su razonamiento y el justo grado de advertencia que tienen (en relación a occidente y sus problemas/enemigos). Pero las cosas que leo ahora que dice, manchado de la política más mugrienta y cloacal que se haya manifestado sobre el suelo argentino, realmente da asco. Simplemente me parece una idiotez, una reconvención al nivel de un Fernandez Bros. o cualquier alimaña del contubernio monárquico.

Pero por cierto la libertad consiste en poder tomar esos giros, pero también bancarse las consecuencias. Así que Escudé que le vaya bién como intelectual Kirchnerista y súmese a la otra gorda horrorosa y decrépita de JP Feinmann. Pero por favor, no dé explicaciones. Simplemente cállese miserable!!

TN

BlogBis dijo...

TN, excelente reflexión.
Siempre aparece un lote de "intelectuales comprometidos" que se inclinan a dar consenso al régimen. Escudé pasa ahora a compartir el altar oficial. No sería raro que en breve se le ofrezca algún rol en la Nueva Patria Kirchnerista.

@PaloMedrano dijo...

Yo lo que siento es pena, porque en muchas ocasiones he estado muy de acuerdo con lo que opinaba Escudé, quien me parecía un tipo bastante sensato.

Leer ahora que aplaude el populismo (por inevitable), que inventa renunciamientos donde no los hubo, que cuelga medallas sobre cuellos que no las merecen, me da obviamente mucho asco, pero sobre todo -insisto- me da pena.

¿Como puede haber caído tan bajo?

Anónimo dijo...

Patetico el hombre, realmente increible.

Por supuesto que tiene la absoluta libertad de pensar y opinar cualquier cosa.

No que no podra hacer este hombre es decir(en el futuro)que no dijo estas barbaridades y falsedades.

Pero hay algunos hechos ciertos:1) el 90% de los que votaron lo hicieron por esta ideologia(populismo radical peronista)
2) en esta Argentina mafiosa solo puede gobernar un mafioso con metodos mafiosos.

Muy triste.
ramon cassino