A propósito de los anuncios realizados esta tarde por la Sra. Presidente (que en realidad no deberían ser objeto de ningún titular, pues lo único que "anunció" es que cumplirá -tarde y mal- lo que ordena nuestra Constitución), me vino a la mente un artículo de Simón Bestani publicado hace tres año por La Nación, en el que propone mutar nuestro sistema institucional hacia el parlamentarismo.
Entiendo que en esta época de consensos imposibles, encarar una reforma constitucional de esa envergadura resultaría prácticamente imposible, y bastaría que un sector (cualquiera) la propusiera, para que sus adversarios la descartaran en forma inmediata.
Pero aún así, y aunque el tema deba permanecer por ahora en el plano teórico (por algo se empieza), pienso que un régimen parlamentarista bien podría ser el instrumento que necesitamos para domar, de una buena vez, nuestra crónica -y desesperante- ingobernabilidad.
Pero aún así, y aunque el tema deba permanecer por ahora en el plano teórico (por algo se empieza), pienso que un régimen parlamentarista bien podría ser el instrumento que necesitamos para domar, de una buena vez, nuestra crónica -y desesperante- ingobernabilidad.
"La Argentina, para gobernarse, ha elegido como toda América latina, el modelo institucional norteamericano: el presidencialismo. Esta institución, excepto en Estados Unidos, claramente ha fracasado en toda la región, llevándonos a ciclos ininterrumpidos de inestabilidad política, económica y social."
"Los argentinos vivimos en la anormalidad y la excepción desde siempre. Sin contar los 50 años de guerra civil (1810-1853/60), el período de relativa estabilidad (1880-1930) vio tres revoluciones, una clausura del Congreso y desvíos institucionales de todo tipo. Por otra parte, en Estados Unidos el presidencialismo está mucho más acotado por el Congreso que en sus copias latinoamericanas. No hay decretos de necesidad y urgencia; los ministros deben pasar el filtro del Senado, etcétera."
"...el parlamentarismo ha aprobado todos los exámenes, gobiernos conservadores, gobiernos progresistas, gobiernos largos (Thatcher, Kohl, Felipe González), gobiernos cortos (Italia), sistemas monárquicos (Gran Bretaña), sistemas republicanos (Francia), sistemas federales (Alemania), sistemas unitarios (Francia), períodos de guerra, períodos de paz, recesiones y expansiones económicas, mutaciones de escenarios (integración regional), etc."
"El secreto es "normalizar" la inestabilidad. El modelo no elimina la inestabilidad; la incorpora como natural al sistema. Cuando cae un gobierno, el Estado sigue adelante (cambian primeros ministros, no presidentes) y, de esta forma, no necesitamos un iluminado que nos gobierne, sino un sistema de consensos que funcione."
"...el parlamentarismo ha aprobado todos los exámenes, gobiernos conservadores, gobiernos progresistas, gobiernos largos (Thatcher, Kohl, Felipe González), gobiernos cortos (Italia), sistemas monárquicos (Gran Bretaña), sistemas republicanos (Francia), sistemas federales (Alemania), sistemas unitarios (Francia), períodos de guerra, períodos de paz, recesiones y expansiones económicas, mutaciones de escenarios (integración regional), etc."
"El secreto es "normalizar" la inestabilidad. El modelo no elimina la inestabilidad; la incorpora como natural al sistema. Cuando cae un gobierno, el Estado sigue adelante (cambian primeros ministros, no presidentes) y, de esta forma, no necesitamos un iluminado que nos gobierne, sino un sistema de consensos que funcione."
El artículo, que es muy breve, se puede leer completo acá: Es hora de intentar un cambio.
1 comentario:
nuestro problema no es el sistema.
son los peronistas.
los políticos y los que los votan.
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