Cuando es claro que el conflicto del campo se transmutó en un reclamo del pidiendo otra manera de encarar el manejo de la política y la economía, PRO se empeña en demostrar que está lejos de ser una opción válida para construir algo que sanee la conducción política del país.
Los escandalosos honorarios pagados por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (incluyendo los el jefe de asesores Torello, que cobró 20.000 mangos por un mes y medio de laburo, o las 4 lucas que le habrían puesto a Alejandro Rozitchner para "pensar") quedan chiquitos al lado de la idea de pagar un bonus a los ministros que cumplan su deber.
Suponiendo que alguno vea lo anterior como aceptable, y propio de una transferencia de las prácticas empresariales a la cosa pública -un ochentismo, casi- hay otros signos que marcan que la cosa es apenas otro intento de inventar un producto electoral para vender como solución ready made, la promesa de un deus ex machina que baje de la lámpara para sanar a los enfermos, santificar a las instituciones y enmendar 80 años de desaguisados históricos.
El fin de semana funcionó en Rosario un "Congreso Provincial" del ¿partido?, en el que como bien dice La Capital hubo mas dirigentes que militantes, algo que suena lógico pensando que no existe algo así como un partido PRO santafesino, aunque igual sin estructura, sin ideología, poniendo en la mesa a las figuritas que suben de Buenos Aires y a algún peronista reconvertido, aseguran que "la mejor alternativa que tiene el país es que Mauricio Macri sea presidente en el 2011".
Lasciate ogni speranza!
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