19 de mayo de 2009

Akedat Yiṣḥāq (continuación)


Bueno, los comentarios que leí en el post Akedat Yiṣḥāq me impulsaron a ampliarlo un poquito, y lo hago ahora, aprovechando que nadie está visitando el blog.
Cuando me referí a las costumbres cananeas lo hice pensando en que ellos eran adoradores de una familia de dioses conocida como Ba'al, y que sus ritos incluían la prostitución ceremonial y el sacrificio de niños.
Estamos hablando de una etapa de la civilización establecida desde la primera invasión semita -unos tres mil años a.E.C.- en los territorios que hoy son el Estado de Israel, Gaza, Cisjordania, y partes importantes de Jordania, Líbano y Siria.
El pueblo hebreo comenzó la conquista de Kana'n aproximadamente en el mil doscientos a.E.C., en un largo y sangriento proceso que duró muchos años.
Obviamente que esa conquista implicó cambios culturales muy importantes, teniendo en cuenta que muchos cananeos se integraron -con sus horrendas costumbres- al pueblo hebreo que los estaba conquistando, y no faltaron los momentos de confusión.
Existen riquísimos hallazgos arqueológicos que prueban la existencia de una cultura escrita con un alfabeto -en principio con signos cuneiformes- del cual se originaron mucho después el griego y el latín, y del uso de un dialecto arameo que guarda sorprendentes similitudes con el idioma hebreo.
Pero no me quiero dispersar, porque esa es la historia que todo el mundo conoce, posiblemente mejor que yo.
Lo más curioso de Akedat Yiṣḥāq es que no tenemos forma de saber si realmente sucedió.
Con eso quiero decir que su lectura -como de la totalidad de Təˈnax- requiere de otro enfoque, y con eso voy a intentar responder al tema de la 'visión atea'.
Porque la 'visión creyente' no implica de ninguna manera analizar la verosimilitud de hechos, sucesos o diálogos, sino entender que ellos no son más que una forma especial, dedicada y exitosa de transmitir nuestra cultura desde hace miles de años.
Entonces no es correcto pensar que la 'visión atea', al considerar que el relato no es cierto está más cerca de la verdad; o que la 'versión creyente', al tomarlo como válido se coloca en una posición ventajosa o 'iluminada'.
Lo importante es que el relato está, y que podemos acercarnos a él para interpretarlo correctamente y en profundidad, o ignorarlo y seguir nuestro camino.
Detenerse en analizar la insignificancia de su verosimilitud es perder lastimosamente el tiempo.
Mi fé no se apoya en creer rigurosamente que tal cosa -y no otra- fue lo que realmente dijo Aḇrāhām.
La idea o el concepto de lo que es la fé son muy distintos, y transitan por carriles muy diferentes y un poquito más complejos.
Bueno, creo que el punto está aclarado, pero si no es así enseguida me lo dirán.
Lo cierto es que en ese momento había que terminar drásticamente con la costumbre de sacrificar a los niños, y lo que nos cuenta Təˈnax es -a grandes rasgos- la estrategia que se aplicó para enfrentar ese problema tan delicado.
No se emitió entonces una prohibición directa, sino que se crearon las circunstancias propicias para que el líder de los hebreos sintiera en su carne y en su sangre la brutalidad de cometer un acto de esa naturaleza.
El mandamiento fue -en contrario a lo estipulado- 'lo harás'.
Parece obvio que durante el episodio hubo una 'suspensión temporal' de la aplicación de los inmutables principios éticos establecidos.
Esta suspensión fue breve y acotada, y sirvió para crear desde cimientos sólidos los nuevos principios que requerían los nuevos tiempos.
Desde ya que el texto es riquísimo y contiene tantos conceptos que sería imposible enumerarlos en un post.
Porque Təˈnax es vida, y la vida apunta al crecimiento y a los logros, tanto personales como comunitarios, y para Təˈnax no hay ninguna virtud en la muerte.
Aḇrāhām obedeció el mandamiento divino porque pensó que quien tenía el poder de prohibir algo -en este caso el asesinato- también tenía -en circunstancias excepcionales- el poder de permitirlo.
No podemos olvidar que Aḇrāhām significó solo una pequeña parte -aunque muy importante- de esa historia global, y él obviamente ignoraba todo lo que pasaría después.
Bueno, el principio de 'mir far dir' fue abiertamente violado en ese momento, porque Aḇrāhām no se ofreció en sustitución de su hijo Yiṣḥāq.
Desde esa perspectiva, Aḇrāhām debería haber desobedecido a Di-s, y si por desobedecerlo su castigo era la muerte tendría que haberlo admitido orgulloso, porque siempre es preferible morir antes que asesinar.
Obvio, si Di-s no hubiera dado la 'contraorden' Yiṣḥāq habría muerto, Aḇrāhām seguramente iba a pasar el resto de sus días atormentado y con culpas, e incluso el mismo Di-s se habría convertido en Ba'al.
Afortunadamente, no fue así.
Todo esto tiene mucho que ver con determinados valores que son universales y trascendentes.
Porque Aḇrāhām pugnaba por imponer un culto nuevo, que repugnaba a la idolatría y al politeísmo, y que procuraba la vida y no la muerte.
Por eso el pueblo judío tomó desde entonces el papel de ser la conciencia de la humanidad, en un sentido amplio, no por poseer virtudes exclusivas -al contrario- sino porque así lo demandaron las circunstancias de tiempo y lugar.
Así, hoy, la propia existencia de Israel está directamente relacionada con una garantía cierta y segura no de lo que se hará, sino de lo que no se permitirá.
La idolatría tiene muchas facetas, y si no me creen pregúntenle a los déspotas, que inevitablemente se convierten a sí mismos en ídolos, en insaciables demandantes de adoración.
La historia de Aḇrāhām es notable por su desempeño novedoso y revolucionario.
Y la de Yiṣḥāq nos muestra -entre otras cosas- cómo el ser humano puede sentir miedo y valor al mismo tiempo, en un entretiempo de transformaciones sociales profundas y duraderas.
Las vidas de los Patriarcas fueron difíciles y complejas, y comprenderlas implica entender Təˈnax, y eso -lamentablemente- no es algo sencillo.
Siento que estoy muy lejos de completar la idea, porque Akedat Yiṣḥāq no es solamente la historia de un filicidio que no fué, durante la cual Di-s tensó la cuerda del arco al máximo, y tampoco fue únicamente la unión de voluntades de Aḇrāhām y de Yiṣḥāq lo que permitió una grandiosa y en su momento impensable transformación social.
...
Esto es simbólico, como muchas otras cosas, como lo es el mundo, o nuestras vidas.
...
Gracias por leerme.
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11 comentarios:

Julio Rougès dijo...

Interesante, Raquel.

Klaus Pieslinger dijo...

Baal Zebub, Señor de las Moscas! ;)

El problema con el simbolismo -tema que, como ya sabes, abordo desde otro punto- es que puede uno perderse en buscar significados donde tal vez ya no queda o se agota, o bien sí lo hay ad infinitum y por lo tanto pierde la facultad de poder ser comprendido con facilidad (José luis trajo a Ockham en el post anterior). Digo esto porque si lo que se intenta es transmitir una comprensión ética, hay ventajas en que sea sencillo de leer para después aplicar para la mayoría de gentes toscas como uno, y no que se dependa de "decodificadores" supuestamente virtuosos, intérpretes, pues entonces se está en manos de dichos intermediarios, y de que lo hagan "bien" o "mal". Los resultados están a la vista con la proliferación de sectas donde muchas parten de los mismos juegos de símbolos pero con interpretaciones disímiles.
Dentro de un sistema, lo llamaría una vulnerabilidad.

Muy buen post, ahora entiendo -creo- un poco del anterior.

Rāḥēl Reznik dijo...

Bueno, la relación de mi análisis con la actualidad es muy profunda, porque el filicidio hoy se presenta disimulado bajo formas muy distintas a la del relato, a través del aborto generalizado, el abandono, la desatención, la falta de amor y la penetración de ideas extremistas y suicidas, entre otras lindezas.
Pero en el fondo es exactamente igual a la tribulación del Patriarca, porque son actos medio compulsivos que los actores no alcanzan -en su mayoría- a comprender por qué los hacen, y apelan a racionalizaciones absurdas y/o egoístas.
Es, en definitiva, una cuestión de criterio, porque para entender algunas cosas hace falta pensar y hacer un esfuerzo proporcional al nivel que querés alcanzar.
En algunos ámbitos yo he enseñado estos conceptos a muchos niños, y lo entendieron perfectamente e incluso algunos me han hecho preguntas más que interesantes.
Seguramente que en otros ámbitos me sería imposible hacerlo.
Es el viejo tema de las semillas y dónde caen.
He tratado de ser lo más abierta posible, sugiriendo que por encima de la exactitud o veracidad de cualquier episodio relatado, lo importante está en otro lado.
Yo no soy una 'creyente fervorosa' así que no entendí bien lo de José Luis, y lo que el llama 'la visión de un ateo' no es tal, porque para comprender no necesitás creer.
Y decirme que el Patriarca era 'un viejo fanático esquizofrénico' para mí no es más que una torpeza, que no guarda relación con el sentido de mi post y expresa únicamente una llamativa e inexplicable agresividad ante el contacto con un enfoque diferente al propio.
Lo mismo sucedió cuando intenté hablar del 'psiquismo fetal', y muchas otras cosas.
Tal vez no termino de aprender, y de vez en cuando se me ocurre tocar estos temas, conociendo de antemano el riesgo de no explicarme bien, o de no ser comprendida.
Pero en 20 renglones no se puede hacer mucho, o al menos yo no puedo, y es peor en el espacio del comentario, que es más chico todavía.
Por las dudas aclaro que no soy ni intérprete ni decodificadora, y que no pretendo poner a nadie en mis manos, ni mucho menos.
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Carlos dijo...

No sé si recuerdan que hace unos cuantos meses hice un post sobre La maldición de Abraham basado en una entrevista interesantísima al profesor Bruce Chilton que recomiendo. Hay unos comentarios muy buenos de Raquel y por ahí aparece un Carlos que no soy yo.

Klaus Pieslinger dijo...

Gracias por enlazar aquel post, aprovecho para releer el artículo ahora.
Lo que me inquieta del simbolismo que es no-evidente, que requiere grados de iniciación en su lectura, es que: de la aparente sumisión a Dios y la falta de negación a realizar semejante acto, es decir la ausencia de sostener una ética para no enojar a Dios, a: cortarles la cabeza a los infieles porque Alá te lo ordena, estás a pocos pasos.

Enrique Angel Cárdenas dijo...

Nadie sabe que dijo o no dijo Abraham pero hay pocas dudas que el estudio arqueologico de las culturas babilonicas, egipcias, hicsa, asiria e incluso la hindú poco a poco van revelando como nadie verdades bien fundadas largamente desconocidas, cuando no negadas. Vastos estudios al respecto se han realizado en el ultimo centenar de años que hacen avanzar como nunca se hizo la comprension historica del riquisimo legado de las culturas de oriente medio.

Mr X dijo...

Buenísimo el post, Raquel.

Sine Metu dijo...

Se me ocurre volviendo al presente, que otro hubiera sido el caso si el amor presidencial no hubiese podido evitar que florkey saliera ilesa de aquel tiroteo. Seguramente habrían cambiado algunas costumbres.

José Luis dijo...

Raquel, no era mi intención ser agresivo. En todo caso, los hechos del relato del cuasi sacrificio de Isaac son agresivos a la sensibilidad. Los calificativos de "esquizofrénico" y de "fanático", no son agresivos sino meramente descriptivos. Una persona que escucha voces en su cabeza que le mandan a hacer cosas, sufre de esquizofrenia. No es un insulto. No implica irrespeto, para una persona que no cree en dioses (y que, por lo tanto, sabe que esas voces que oía Abraham provenían de su propio cerebro), opinar que esa persona que oía voces tenía una patología psíquica. A una persona que está dispuesta a asesinar a su propio hijo por motivos religiosos, yo lo considero un fanático religioso, la violencia está en el hecho, no en el adjetivo que le cabe. Y a una persona, como Isaac, que acepta ser inmolada por motivos religiosos, también la considero una fanática religiosa. De vuelta, la agresión, la violencia, está en los hechos relatados, no en los calificativos que les puedan caber.

Las interpretaciones del relato de Abraham e Isaac pueden ser muchas, y delicadamente refinadas como la que expusiste. Pero, y de vuelta, construyen sobre un relato que de movida (y para mí, claro) resulta bastante monstruoso por varios motivos.

Y, ché, si mi opinión de que Abraham era un viejo con un problema síquico es -de alguna manera- ofensa, qué cabe para don Sigmund que escribió que Moisés era un egipcio cabrón y que hasta es posible que su propio pueblo lo haya asesinado... :)

Un beso,
JL

Klaus Pieslinger dijo...

José Luis: más allá de las interpretaciones que cada uno le pueda o no dar, no hay que perder de vista que el relato no es un "documental" de la vida de una persona: es lenguaje simbólico en muchos niveles o capas (con los riesgos que ello implica).

José Luis dijo...

Klaus, de acuerdo. Por eso en este último comentario hice siempre referencia a "el relato".

Los hechos pueden, o no, haber sido. E inclusive Abraham e Isaac pueden, o no, haber existido. Eso está en la noche de los tiempos (para usar una metáfora realmente original).

El punto de mi comentario inicial venía por el lado que decía de Ockham, de cómo la religión puede cambiar la naturaleza de las cosas, hasta interpretando la locura y el fanatismo como misticismo y devoción, dejando de lado explicaciones perfectamente razonables. ¿Qué es más probable, que hace 2000 años una mujer haya engendrado un hijo mágicamente, contraviniendo todas las leyes naturales y físicas, o que esa mujer haya dicho una mentirita sobre cómo quedó encinta?

Un comentario para Raquel: lo de "creyente fervorosa" no lo escribí por vos. El párrafo pasaba por dar un ejemplo de lo nefasto que puede ser hoy en día el fervor religioso en gente peligrosa.

JL