Na'aseh Āḏām

En la apertura de un seminario sobre derechos sexuales y reproductivos, en el Senado, la ministra de la Corte Suprema sostuvo que 'cada mujer tiene que decidir lo que a ella le conviene' frente a un embarazo.
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Argibay defendió el derecho a decidir de las mujeres frente a un embarazo no deseado.
'La dignidad de la vida y la libertad es tomar una decisión estando informada y sabiendo las responsabilidades que eso implica. El tema es cómo hacemos para hablar de esto. La dignidad de las mujeres pasa también por la igualdad de oportunidades que se nos niega (al obligarnos a continuar con un embarazo que no se quiere)', argumentó.
La ministra consideró que 'no es lo mismo la vida antes del nacimiento que después'.
'Un feto no puede vivir sin la madre, no es independiente hasta que nace. Recién cuando nace puede ser considerado persona desde el punto de vista jurídico', señaló.
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Pravda 12

La inefable desaparecida-aparecida hoy se despachó con el tema que más le gusta y le interesa: el aborto.
Incluso se quejó porque algunos la llaman 'asesina' o 'abortera'.
Y descubrió que un feto no puede vivir sin la madre.
Bueno, varias veces hemos hablado de ese espinoso asunto, reconociendo obviamente esa 'dependencia', pero demostrando que esa condición transforma a la madre en la custodia de la vida del por nacer, y no en su dueña.
Y hasta el cansancio hemos explicado que la vida del ser humano comienza desde el momento mismo de la concepción, y que toda consideración posterior a ese instante es y será siempre absolutamente arbitraria.
Parece bastante difícil comprender que una persona culta afirme que 'la dignidad de la vida y la libertad' consiste en asesinar indefensos en el vientre de sus madres.
Por otra parte, resulta muy curioso y contradictorio que cuando la gente habla de la 'pena de muerte' a los criminales esa misma persona se enoja muchísimo, cuestiona el 'tratamiento mediático del tema' y hasta llega a decir [textual] que 'La pena de muerte no se puede aplicar aquí, entonces no podemos estar pidiéndola'.
Además, en ese mismo reportaje, ella afirmó que la pena de muerte 'es absurda'.
Por encima de cualquier opinión, entiendo que puede haber polémica con la aplicación de la pena de muerte a los criminales que han cometido delitos aberrantes, pero creo que nadie en su sano juicio puede objetar que hay muchos degenerados que en realidad se la merecen.
El soporte intelectual -si es que se puede llamar así- a la permisividad al aborto consiste en la práctica en ningunear al humano por nacer, considerándolo incluso como un 'ente' que estaría en una especie de limbo legal, como si fuera una especie de objeto que ni siquiera es una cosa.
Pero el humano por nacer -le guste o no a la Argibay- es un 'alma viviente'.
Entiendo que la proximidad del Ro’sh ha-shānāh puede ponerme un poco más sensible de lo que soy habitualmente, y todos comprenderán que hoy no me siento del todo predispuesta para explicarle a esta pobre mujer el sentido divino de la vida humana.
No es momento para tener malos pensamientos, pero no puedo dejar de pensar que si su madre la hubiera abortado ella no estaría aquí.
En todos los casos imaginables, el humano por nacer es absolutamente inocente, y tiene -como mínimo- el derecho a vivir.
Bueno, me duele mucho enterarme que sea una mujer, que además es ministro de la Corte Suprema de Justicia, y como tal uno de los integrantes máximos del poder del estado que tiene como objeto y fin únicos defender los derechos de todos, la que fomente y promueva el asesinato de los inocentes e indefensos.
Yo -sinceramente- no creo que Argibay tenga autoridad moral para enojarse cuando la llaman 'abortera' o 'asesina'.
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Una vez les conté:

Tənax -Parasha Bereshit 1:26: 'a Nuestra Imagen y Semejanza'.
'Y pusiste Tu mano sobre mí' [Tehilim -Sal. 139:5]
[Bará oto zajar unekevah bará otam] dice que Di-s en primera persona creó.
Y que creó al hombre [ser humano primordial, sustancia adánica] con dos rostros [aspectos, matices, variantes], y luego lo dividió en dos seres, varón y hembra -Erubim 18a- porque 'betselem Elohim' fue a su imagen.
Por eso es que 'Na'aseh Āḏām' -hagamos un hombre- expresa que consultó su acción con la primera de la creación: Shekinah.
En 'Kidemutenu' -conforme a nuestra semejanza- el comparativo 'ki' implica que compartió.
La 'sustancia primordial' es el 'plasma adánico' y significa cuando se dice imperfectamente que la tierra 'estaba [hayah] desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Di-s se movía sobre la faz de las aguas', en realidad la tierra no fue creada 'desordenada y vacía' sino que se volvió así, porque [hayah] no significa 'ser o estar' sino que quiere decir 'hacerse, volverse, o transformarse'.
Porque entre la creación de la tierra 'en el Principio' y Āḏām y ḥawwâ que se crearon después, transcurrió un tiempo -no humano- fuera de nuestras posibilidades de comprensión.
Pero mucho más importante que el tiempo fueron las condiciones, en realidad atemporales, y que están de alguna manera reflejadas en las primeras imágenes de nuestro inconsciente o 'plasma adánico' universal, que la mayoría tiene adecuadamente sepultado para poder seguir viviendo cómodamente en la imperfección.
Bueno, han pasado miles de años y los humanos aún no lo comprenden del todo, no porque no tengan capacidad, sino directamente porque no quieren hacerlo.
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Solamente una vida dedicada al estudio del Tənax, y un auténtico y profundo amor a Di-s pueden abrirte la puerta a la verdadera comprensión del valor de la vida humana, y a entender el verdadero significado de: 'Y dijo Di-s: 'Hagamos al hombre a Nuestra Imagen, y a Nuestra Semejanza. Él reinará sobre los peces del mar, las aves del cielo, y sobre los animales, y sobre toda la tierra...[Parasha Bereshit 1:26].
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Por eso los humanos por nacer merecen todo nuestro amor y nuestro cuidado, ya que son la expresión absoluta y perfecta de ese Espíritu de Di-s, que se movía -y aún se mueve- sobre la faz de las aguas.
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Esta insignificante judía rústica quiere aclararle a la Sra. Argibay que la Justicia no es darle a cada uno lo que le conviene, sino únicamente lo que le corresponde.
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