Desde que asumió Barbie Bótox, la cuestión de genero se exageró ad nauseam.
Parte de la sobrweactuación sexista es el absurdo "Salón Mujeres Argentinas" que la presidente usa las pocas veces que tiene actividad pública en la Casa Rosada.
En ese salón, una de las figuras destacadas es Juana Azurduy de Padilla, quien comandó una fuerza de milicianos en tiempos de la Expedición Auxiliadora al Alto Perú, lo que le valió el despacho de Teniente Coronel por parte del gobierno de las Provincias Unidas, a través de un decreto que firmó el 13 de agosto de 1816 Antonio Beruti como ministro de Guerra, ratificando un oficio que la designa con ese grado en las "Milicias Partidarias de los Decididos del Perú".
Pero hete aquí que Juana nació en Toroca, Potosí -cuando formaba parte del Virreinato del Río de la Plata- y murió en Chuquisaca (luego Sucre), ya siendo Bolivia un país independiente.
Vale recordar que las Provincias Unidas se desvanecieron como entidad política con la llamada Anarquía del Año XX, y que cinco años después Bolivia declaró su independencia
Juana Azurduy es y merece ser una heroína del proceso de independencia, pero lo es en calidad de boliviana, y así se la reconoce en su país.
Ergo, creo que es un despropósito que la hayan ascendido post mortem a Generala del Ejército Argentino, honor que no recibieron otras figuras que tuvieron tal vez un rol mas destacado en las luchas de la independencia. Se me ocurre Artigas, por ejemplo.
El ascenso fue en julio, y desde entonces me rondaba escribir esto, especialmente al ver que en sitios kakistas se referían al ascenso como "una reivindicación del rol de las mujeres argentinas" . Ahora me acordé al leer esta nota de uno de los blogs de Perfil.
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