9 de noviembre de 2009

Así no


La presidenta Cristina Fernández de Kirchner afirmó este lunes en la Casa de Gobierno que le 'llama la atención' la escalada de conflicto social que llega luego de iniciativas oficiales como el otorgamiento de las asignaciones para menores y la reforma política.
Pero dejó bien en claro que su Gobierno no reprimirá estas manifestaciones.
'Creo en el orden pero no a palos', expresó.


Crítica

Bueno, en la práctica no me interesa en lo más mínimo si la botóxica infame cree o no en algo, en tanto y en cuanto ella -por las obligaciones inherentes al cargo que ocupa- debe cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes, y nada más.
Lo cierto es que como máximo responsable del país, el PEN debe arbitrar todos los medios a su alcance para garantizar la paz social, la libre circulación, el espacio público, y etc.
Entre los 'medios disponibles' está obviamente la fuerza, un monopolio del estado que no tengo dudas que debe ser utilizado con prudencia, pero que de ninguna manera puede ser descartado a priori.
Bueno, el gobierno hoy por hoy no garantiza nada que no sea el caos.
Por lo tanto, el planteo de su 'relato' es evidentemente esquizofrénico, porque estamos hablando de cosas concretas y no de entidades abstractas, quiero decir de la posibilidad cierta que un ciudadano se desplace libremente para poder ir a su trabajo, o para lo que se le antoje, cosa que hoy en la tierra de promisión es un imposible.
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Porque se trata solamente que si alguien tiene un problema de naturaleza gremial, laboral o social -o lo que sea- que haga el planteo ante las autoridades competentes, y si no le dan artículo que vaya a la justicia que oportunamente resolverá, y que acate el fallo, y a otra cosa mariposa.
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Pero si Moyano cree que algunos trabajadores deben estar bajo su órbita, o los del subte piensan que pueden tener un gremio propio, o los piqueteros quieren manejar ellos las prebendas que supieron conseguir, y etc, y en base a eso los protagonistas se sienten con el derecho de amargarle la vida a millones de argentinos, y eso es alegremente consentido por el poder, vamos mal, muy mal.
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Y si desde la máxima autoridad del estado no se baja línea, y no se establecen los límites naturales y legales existentes entre el derecho de algunos frente a los de los demás, sinceramente no entiendo el estatismo fanático del monotonerato, salvo que gobernar para estos sátrapas no sea una obligación y una responsabilidad, sino únicamente una franquicia para poder robar con total impunidad.
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Posiblemente la libertad, para esta banda corrupta que adminstra la ex-república no sea un bien jurídico digno de ser salvaguardado, y entonces hacen todo lo que pueden para que reine el libertinaje, y de ahí viene su discurso amorfo.
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Yo no tengo otra explicación, porque -salvo mejor opinión- sin orden y sin respeto por el prójimo no existe ni remotamente la libertad, y a otra cosa mariposa.
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1 comentario:

Klaus Pieslinger dijo...

Este estado es peor que la anarquía, porque encima tenemos que poner dinero.