12 de noviembre de 2009

Pobreza Rentada (pero digna)

Con la izquierda consolidada que había armado sus propias organizaciones sociales.
Con disidencias internas que tenían que ver con distintos enfoques interpretativos de Trotsky, o de Mao Tse Tung.
Dos emblemas que se habrían sorprendido, junto al absorto Lenin, con los avances que lograban los zurditos argentinos, ataviados de pobres.
Los zurditos que portaban palos y nunca podrían conmoverse con ningún discurso de La Elegida.

Mientras cumplían el objetivo que ningún revolucionario del siglo veinte pudo siquiera imaginar.
Ser subvencionados por el Estado que se proponían, desde la acción militante y la idea, exterminar.
Pero los revolucionarios rentados, superadores financieros de Pol Pot, de Stalin y del Ché, aparte de compartir la calle, se apoderaban, en elecciones democráticas, de las comisiones internas de las usinas más gravitantes.
Mientras los sindicalistas del peronismo, los pejotas sin hambre, dormían la siesta de los medicamentos. Y triunfaban los zurditos, además, en los centros de las universidades, con muchachos espléndidamente esclarecidos que proponían la unidad de acción, con los proletarios.
En el corte, en el piquete, en las marchas que colapsan, definitivamente, la ciudad.

El genio de Jorge Asís, en Los Filos, fiolos y pejotas.
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1 comentario:

Klaus Pieslinger dijo...

Cría cuervos, y te sacarán los ojos.