Un día antes de que fuera ejecutada, la madre respondió con entereza a diversos reporteros preguntas sobre su hijo, de quien dijo estaba feliz con su trabajo en la marina, y tanto en el velatorio como en el sepelio, la señora trajo entre sus brazos una bandera nacional que, doblada, le entregaron los marinos compañeros de su hijo.
Al hecho lo precedió un manejo informativo de los medios de comunicación del estado de Tabasco que lindó en la irresponsabilidad. En cuanto se conoció el nombre y el origen del tercer maestre de las fuerzas especiales, cuerpo de élite de la armada, la prensa destacó al “héroe paraiseño” y desplegaron tal cobertura sobre su madre y su familia que no hubo duda para los sicarios del cártel de los Beltrán Leyva, que en Paraíso, Tabasco, no sólo se enterraba al héroe visible del golpe demoledor para la operación y funcionamiento de su empresa, sino que habitaba ahí –en la más modesta vivienda de ese pueblo–, un orgullo inadmisible en medio de la tragedia.
Es de la DEA
Más allá de cualquier política de legalización que se pueda o quiera implementar, o no, a estos pandilleros -a su modo terroristas- también hay que perseguirlos hasta sus madrigueras y exterminarlos, hasta que no quede uno.
2 comentarios:
Lógico, son mafios desalmados, hijos de la prohibición, como Al Capone.
Martín: aun en la hipótesis de que se liberara la comercialización de drogas -cuestión sobre la que no estoy seguro, y menos respecto de todos los estupefacientes- siempre habría mafias, pues no estaría liberado para los menores de edad, que constituyen una gran proporción de los adquirentes
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