Autocrítica

Los kirchneristas no se equivocan en tildar a Kirchner de loco.
En realidad en el comportamiento del ex presidente se nota una falta de equilibrio psíquico pronunciado y actitudes sin un atisbo de sensatez, que se pueden calificar como demenciales.
A todas luces se evidencia que este lamentable personaje sufre graves patologías muy marcadas.
Es notorio su personalidad compleja y extraña, mezcla de egocentrismo, paranoia y una incipiente esquizofrenia, con contradicciones permanentes y hechos y actos de gobierno sin ningún tipo de racionalidad y con una ausencia de sentido común, coherencia y sensatez.
En el actual conflicto sobre los fondos de Bicentenario los principales actores del oficialismo reconocen que Kirchner traba cualquier negociación.
Y no solo en este tema, en casi todos.
Pero la finalidad de esta nota no es hablar de la salud mental del ex mandatario, que por otra parte es ya bastante conocida, sino preguntarse cuál es la causa que este sujeto enfermo, desequilibrado y pernicioso para nuestro país, notoriamente anti republicano y dudosamente democrático, siga manejando las riendas del gobierno a través de su cónyugue, y por qué personas de reconocida preparación intelectual y cultural, permiten que sean liderados por un demente.
En los comicios del 28 de junio el 70% de los votantes votó en contra del kirchnerismo.
La pregunta concreta es entonces por qué el 30% restante sigue a un demente.
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Notiar

Llegué a esa nota gracias al Opinador, y me pareció muy interesante.
Claro que siguiendo el hilo, ahora estoy en duda quién está más chapita, si ella o él.
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Reconozco (tangencialmente y con buena onda) que esta judía insignificante y rústica no tiene nada de talento y obvio cero estabilidad emocional, y que no es raro que cometa alguna locura de vez en cuando.
Pero ni remotamente quiero ser presidente de nada, y creo que eso no es poco.
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Por ejemplo, una locura que tengo desde hace mucho es escribirme cartas, generalmente muy extensas, las que me envío por correo.
Cuando las recibo, las leo, y en la mayoría de los casos hasta me las contesto.
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Como viajo bastante, muchas veces las cartas se acumulan en el buzón, y suelo sentir como que me las escribió otra persona, porque en el interin ya cambié varias veces de opinión y veo las cosas de otra manera.
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Nunca supe por qué hago eso, pero estoy segura que no le hago mal a nadie.
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