Después de una amable espera de 45 minutos (sólo funcionaban dos de cuatro cajeros, y nadie del banco apareció en ese tiempo a ver por qué) logré hacer el retiro, que vino integrada por inmaculados billetitos made in Brazil, de números prolijamente consecutivos, color algo más vivo que el habitual, y característica numeración (horizontal, en negro y todos los números del mismo tamaño en ambas esquinas).
Al margen de las consideraciones sobre el control sobre la emisión (quién sabe cuánto se imprime allá en realidad), la pregunta es más que obvia ¿cuánto hacía que el país no lograba hacer su propio papel moneda?
1 comentario:
casi nos cruzamos.
llama la atención el papel, que parece de mejor calidad que el de acá.
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