9 de febrero de 2011

La misma distorsión de hace 20 años



A los que están en el gobierno de Sebastián Piñera, no les gusta que los opositores de Derecha los llamen, ya sea ‘V de la Concertación’ o el ‘IV de la Democracia Cristiana’. ¿Cómo a un gobierno de Derecha se lo confunde con la Democracia Cristiana, que aquí se caracteriza por la ambigüedad permanente y el oportunismo, esto es, irse donde calienta el sol? La respuesta es muy simple. La respuesta es una pregunta: ¿Cómo Piñera tiene una foto del ex Presidente Eduardo Frei Montalva en su escritorio en La Moneda, siendo que éste último despreciaba la derecha?

Pues bien, el actual gobierno sigue en la senda que ha trazado la Concertación con respecto a los militares que combatieron el terrorismo, a saber, los quiere convertir en paria de la sociedad, ya sea del Mir en los primeros años, y luego del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), que fue el brazo armado del Partido Comunista. Y aún así, el actual Presidente tiene la arrogancia de hablar de ‘Unidad Nacional’ en vez ‘Reconciliación’.

En efecto, el nuevo ministro de Defensa que hace poco era senador, Andrés Allamand solicitó la renuncia de tres asesores del actual subsecretario del Ejército y ex comandante en jefe de esa institución, Izurieta, porque los dos pasaron por la Central Nacional de Inteligencia (CNI) en tiempos del Gobierno Militar. Entre paréntesis, los que criticamos el paso de Tohá al gobierno como vocera de gobierno de Bachelet, también tiene que incomodarnos que el Presidente haya llamado a los senadores Matthei y Allamand para trabajar en el Gobierno. Fueron elegidos para ser senadores, no ministros de Estado. Ambos estafaron a sus electores. Un mínimo de coherencia.

Para la izquierda leninista y stalinista, los militares asignados tanto a la DINA como la CNI, están marcados. Así lo vemos en las diversas intervenciones, por ejemplo, el abogado de Derechos Humanos y comunista, naturalmente, el diputado Hugo Gutiérrez , afirmó: “Ninguna persona que haya integrado la DINA o la CNI en organismos de seguridad de la dictadura militar tiene la probidad necesaria para ocupar un cargo público (…) deben ser destituidas de sus cargos”. En cambio, los terrorista y los ayudistas de éstos, si pueden ocupar cargos públicos, como el senador, ex mirista y ministro de Economía, Carlos Ominami; la propia Bachalet quien fue ayudista del Mir en la Unidad Popular luego del Frente en tiempos del Gobierno Militar; el ex ministro de Defensa y ex fundador del Mir, José Goñi, quien se quiso infiltrar en la Marina y el subsecretario de Aviación, Raúl Vergara, quien fue acusado de traición por sus pares al caer la UP, porque estaba ligado al Mir. A Allamand nunca en estos veinte años se le ha escuchado pedirle la renuncia a esas personas y otras que se me olvidan. Más aún, el actual ministro de Defensa junto Cristina Bitar y Felipe Lamarca fueron a la presentación del libro ‘Las Armas del Ayer’ del terrorista Mir y millonario, Max Marambio. Libro que fue comentado por los medios, en la que un joven terrorista se esconde en la embajada de Cuba para combatir el fascismo que se avecina. Así dice la contratapa del libro. Cristina, creo haber leído, estaba maravillada de la madurez de los actores que fueron a ese evento, luego de tantos años de confrontación.

Por una parte, el Partido Socialista declaró: "Somos una nueva generación política que no estamos por el odio ni la venganza, pero sí reivindicamos la verdad y la justicia en las violaciones sistemáticas y masivas a la dignidad de los chilenos y chilenas”. Esa declaración ni se la cree ni el demonio. Por otra parte, Partido por la Democracia (PPD) afirmó: "Dicho organismo constituye una asociación ilícita creada y dedicada a consumar las más brutales violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos, que representa una de las etapas más negras de la historia de nuestro país, haber pertenecido a ella es un hecho grave y nuestra posición política es que debieran en lo sucesivo dejar de formar parte de las FF.AA. todos quienes hayan formado parte de dicha asociación ilícita".

Se ha querido meter durante estos veinte años de ¿‘Reconciliación Nacional’? , que cualquier militar asignado a la DINA como la CNI es sinónimo, equivalente (==), o igual (=) a violar los derechos humanos. Las palabras del ministro de Interior, Rodrigo Hinzpeter lo confirman : "la posición nuestra en materia de CNI es súper clara: ninguna persona que haya participado en una violación de los derechos humanos”. Por descartes, los terroristas indultados en los Gobiernos de la Concertación y que salieron con beneficios carcelarios con el apoyo del PS y PPD , no violaron los derechos humanos.

El nuevo ministro de Defensa les pidió la renuncia al general de Brigada ®, Orlando Carter Cuadra y Alejandro Romero Peragallo, José Pérez Manríquez. Los dos últimos fueron asignados a la CNI.
Al tal extremo ha llegado la locura, que al señor Orlando Carter Cuadra le pidieron la renuncia por ser yerno del general ‘preso político’, Manuel Contreras. En una carta aparecida en ‘La Tercera’ y en ‘El Mostrador’, el oficial Orlando Carter sostiene que su renuncia se debió a ‘presión política’: “Sin embargo, ahora, en el gobierno de la “Unidad Nacional” no puedo trabajar en mi profesión original porque mi presencia, a lo menos, para el Presidente de la Republica y para el Ministro de Defensa, es políticamente incorrecta”.El presidente Piñera colocó a alguien que hace veinte años, denunciaba los poderes fácticos. Y ahora vemos, que el ministro de Defensa se cuadra ante el poder fáctico de la Agrupación Familiares de Detenidos Desaparecidos y los abogados comunistas de DD.HH.

Quedo entre dicho la permanencia la permanencia del general Castro, jefe del Estado Mayor del Ejército. Sin embargo, Allamand para justificar el cargo del general afirmó: "Por el solo hecho de haber, un oficial en servicio activo, sido destinado en algún momento de su carrera, particularmente al inicio de la misma, a la CNI, esa sola circunstancia no constituye un elemento que lo inhabilite para continuar adelante con su carrera militar".Al ex parlamentario nunca se le escuchó defender la presunción a militares que fueron asignados a la CNI y la DINA, y tal como dijo un parlamentario de la UDI, fueron simples reparticiones, que estuvieron en un tiempo determinado. O sea, si permanecieron más tiempo, eso los inhabilita. Repite el discurso de izquierda.

Una forma de caracterizar las personas que si son de izquierda o derecha, es ver si apegan a la realidad, y por tanto a la verdad, o se dejan arrastrar por sus fantasías, inventándose un pasado. Por cierto, la verdad no es bien apreciada en estos días. En efecto, el profesor de Escuela de Gobierno la Universidad Adolfo Ibáñez, Gonzalo Bustamante y su columna “La CNI y lo que inhabilita al general Castro” es un ejemplo de ello. El profesor universitario es fans de Allamand, Hinzpeter y Cía. Uno espera que los académicos se apeguen a los hechos, a la realidad. Pues, parece que al señor Bustamante no le gusta. Compara el organismo de seguridad del Gobierno Militar, que enfrento el terrorismo con la Cosa Nostra y el Cartel de Juárez. Escribe: “La DINA, La CNI, al igual que la Gestapo, la Securitate o la Stasi, carecen de legitimidad por los mismos fines que buscaban, los cuales se contraponen con los fines mínimos del Estado como tal: resguardar la integridad de los individuos y sus bienes”. Acto seguido compara el Gobierno Militar que se enfrentó al totalitarismo soviético los pone en el mismo nivel de los regimenes comunista y nazistas. La Junta Militar nació porque sociedad civil lo pidió, ya que no quería caer bajo una dictadura comunista. Luego compara los organismos de seguridad con el Ku-Klux-Klan, las Brigadas Rojas, Al-Quaeda y los Ustasha. Después recomienda una suerte de desnazificación como la que ocurrió en Alemania y Francia de la Post-Guerra, entre quienes participaron o no en el gobierno, o en “sus organismos de represión y quienes sí”. La última cita no le tiene que envidiar a la Nación chilena, que escribió: “ligado a organismos de represión de la dictadura de Augusto Pinochet”. En otras palabras, la última columna de Gonzalo Bustamante la podría haber escrito cualquier intelectual de izquierda, ya sea el historiador mirista Gabriel Salazar, ya sea los sociólogos Manuel Antonio Carretón, Tomás Moulián y Eugenio Tironi, o cualquier columnista del ‘The Clinic’. Bustamente es un izquierdista. Le falto no más en su columna decir que los organismos de seguridad cometieron delitos de lesa humanidad y terrorismo de Estado para estar a la par del PPD, PS y PC Además, repite la clasificación de ‘asociación ilícita’ por “el simple carácter delictual de la organización".Al paso que va comparar las S.A.S inglesas y los Seals norteamericanos que combaten Al-Qaeda con ese grupo terrorista. ¿Qué raro que no mencione al Mir, FPMR, los Montoneros, FARC, Tupamaros y el Sendero Luminoso?

Ahora bien, ¿por qué la misma distorsión de hace 20 años? Porque al leer las declaraciones del PS, PPD y la columna de Gonzalo Bustamante, me recuerda la experiencia que he contado, que no tiene nada que envidiarle a 1984, cuando Burton le obliga que vea cinco dedos en vez de cuatro a John Hurt, o la versión inglesa de Residet Evil. Una experiencia claustrofóbica y de ahogo . Cada vez que un izquierdista demonizaba la DINA, y la CNI, con el pretexto de defender la UP y a los grupos terroristas, no me dejaban hablar, o decir que esos organismo se enfrentaron a tales o cuales grupos terroristas. Y que todo lo que había hecho la izquierda era retórica. Luego de ello, ahora entiendo el tartamudeo del vocalista Roger Daltrey ‘The Who’ con la canción “My Generation”. Sólo que desde hace buen tiempo, lo que fue una experiencia personal se convirtió en una pandemia nacional. Lo vemos en la carta aparecida en ‘La Tercera’, donde critica al abogado Axel Buchheister , por denunciar una cacerías de brujas a propósito del yerno del general Contreras: “El articulista desconoce que el hecho de haber formado parte de una agencia de exterminio”. Los zombis del PC a través del FPMR con su internación de armas en Carrizal Bajo pretendían exterminarnos a igual que el PS y el Mir en la Unidad Popular. Por otra parte, el abogado Buchheister recién se da cuenta de la cacería de brujas de la izquierda.

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