17 de agosto de 2011

Vencidos

El 25 de noviembre de 1820 una patrulla de granaderos al mando de Juan Pringles fue emboscada por tres escuadrones realistas en la playa peruana del Chancay. La superioridad numèrica hizo obvio el resultado. Pero Pringles, con dos terceras partes de su fuerza muerta en combate, en lugar de rendirse encaró el mar con su tropa prefiriendo ahogarse a entregarse.
Dice alguna versión que el propio comandante realista -el coronel Gerónimo Valdés- fue el que alcanzó a Pringles y lo convenció de recular en su decisión.
El hecho le mereció a los sobrevivientes la curiosa distinción de ser condecorados por San Martín con la medalla que dice "Gloria a los vencidos del Chancay".

Ya había contado esta historia por acá alguna vez, pero en estos días me da vueltas esta historia olvidada, de un puñado de locos que prefirieron ahogarse antes que dejarse pasar por arriba.

4 comentarios:

AMDG dijo...

Por cierto, acabo de leer la Historia breve de Mexico de Vasconcelos. Os lo recomiendo:

http://www.archive.org/details/brevehistoriadem000660mbp

Me ha hecho cagarme en la gringada varias docenas de veces. Me alegro de que le estén recuperando el territorio.

Me gustaria saber tu opinion al respecto Blogbis. Ya sé que en Argentina el gringo no ha jodido tanto.

BlogBis dijo...

AMDG, lo leo y te cuento.
En principio, de lo que llamas "los gringos" por acá nada. Puro mito.

Y uso las comillas porque en nuestro español local, gringos somos los inmigrantes italianos, suizos, polacos y algún otro no español.

El enmascarado) dijo...

Pringles terminó siendo rescatado del agua y capturado por lo realistas junto con un par de soldados que le quedaban.

Unos mese después, Pringles fue intercambiado en un canje de prisioneros y cuando se presentó ante el Gral. San Martín que no era un tipo blandito precisamente, este le dijo que debía hacerlo fusilar por desobedecer sus órdenes ya que su misión era la de reconocimiento y localización de los realistas e informar, no la de atacar. Pero que le perdonaba la pena por el enorme valor demostrado al atacar a una compañía realista con un puñado de soldados.

carancho dijo...

Agallas del tamaño extragrande.
Impresionante.