Mis dos anteriores post han sido, pues, mi modesto homenaje. El primer se titula ‘Mi homenaje a Krassnoff’, también el segundo, aun cuando tiene otro título. En vista de los políticos de derecha les ha molestado la palabra ‘homenaje’, yo reafirmó una vez más. Comencemos, pues, con el senador y presidente de Renovación Nacional, Carlos Larraín, quien en principio no tuvo problemas con la presentación del libro ‘Miguel Krassnoff, Prisionero por Servir a Chile” y posterior homenaje en el Club de Providencia, mas luego dijo :“Creo que como apareció este homenaje, constituyó un error" y agregó: “yo rechazo la idea de hacer un homenaje a este señor Krassnoff y también con la misma fuerza rechazo los empeños de algunos por conculcar las libertades ajenas”. Gracias al brigadier el actual presidente disfruta de la libertad. Por eso, antes lo he criticado. Tiene ‘cojones’ para ciertas cosas, para otras, se olvida de que estudió de Derecho. Así como un diputado comunista denunció unas escuchas ilegales, alguien de la derecha esperaría que el senador Larraín denunciara la ilegalidad de los fallos, la prevaricación de los jueces y la no aplicación de la Ley de Amnistía. El diputado de ese mismo partido, Joaquín Godoy se enfrascó en una pelea con su presidente: “Una vergüenza que defienda a Krassnoff”. Agregó el representante ‘liberal’: “pido disculpas a quienes sufrieron violaciones a los derechos humanos”. ¿Cuándo la izquierda ha pedido disculpas por el terrorismo? Nunca. Asimismo, el mismo alcalde luego tiro la toalla, porque encontró inadecuada la palabra ‘homenaje’. Antes que apareciese la ‘cuestión social’, la derecha liberal conservadora tenía las siguientes características, defender la ley, el orden, la tradición y el Estado de Derecho. Obviamente, en un ambiente de libertad. No sé a qué le llaman ‘tradición’. La actual derecha trocó el Estado de Derecho por el Estado Social de Derecho.
El juez Solís lo ha condenado sin interrogarlo. Lo más kafkiano.
La izquierda ha dicho tantas leseras que no basta con un post. Por eso, pienso dedicarle otros para refutarlos. Así en un sitio extranjero leí que el Gobierno de Pinochet había dejado 40.000 muertos. Varios chilenos mostraron ‘la hilacha’.
La izquierda puede homenajear a quien quiera. Así, en el 2010 le rindieron homenaje a la guardia pretoriana de Salvador Allende , la asociación ilícita Grupo de Amigos del Presidente (GAP), en la calle Morandé. Incluso desfilaron.
Cuando las organizaciones de derechos humanos, obviamente, ligadas a la izquierda y a la extrema izquierda, cuestionan o ponen en duda, algún fallo o un procedimiento de la justicia no existe problema en hacer tabula rasa con los fallos. Ellos pueden ejercer la duda. Las palabras anteriores las escribí antes que el abogado de derechos humanos, Nelson Caucoto afirmará que es escandaloso que el edil de Providencia dudara de los dictados de la Justicia. El alcalde Labbé que al brigadier en retiro se lo ha sentenciado a base de presunciones. En cambio, a nosotros no podemos poner entredicho los fallos y procedimientos de la Justicia. Nos quieren negar, además, de la libertad de expresión y de asociación o reunión, la libertad de conciencia. En la narrativa del cine americano liberal, una persona puede escaparse hasta encontrar pruebas de su inocencia. De esas películas hay varias. La serie ‘El Fugitivo’ de mediados del sesenta trata de eso. Más aún, se pueden sacar los jueces y políticos corruptos. En la vida real, varios reportajes transmitidos por el cable, nos muestran que la Corte Suprema de los Estados Unidos ha rectificado sus fallos, cuando se ha encerrado un inocente. En la película “A Dangerous Man” del actor y artista marcial Steven Seagal, un militar de las Fuerzas Especiales es condenado por un crimen que no cometió. Luego de seis años en prisión se descubre la verdad, y juez del Estado rectifica.
La actual situación que vive el país parece sacado de un capítulo de la Liga de la Justicia, en particular el último, llamado ‘Crisis en las dos Tierras’, donde en una Tierra paralela las autoridades negocian o hacen una ‘paz’ con el Sindicato del Crimen, dejando a los agentes del Gobierno con las manos atadas. El Presidente de los Estados Unidos de rodillas ante los super villanos. Antes había acuñado la expresión ‘poderes fácticos’ para referirme a las organizaciones de derechos humanos de la izquierda. Les queda mejor el Sindicado del Crimen, pues lo único que hacen con los derechos humanos es legitimar a los terroristas y delincuentes, dejando al resto de la sociedad desamparada. En realidad, los derechos humanos es el primer zarpazo para lograr la rendición al nuevo socialismo del siglo XXI. Tal Sindicato o la Liga de la Injusticia lo componen los intelectuales, los periodistas, las organizaciones de derechos humanos. ¿ Qué más absurdo que la comisión de derechos humanos de la Cámara de diputados afirme : "Esta Comisión no puede dejar de pasar su protesta, ni aceptar que se rinda tributo a un condenado por delitos de lesa humanidad"? Estos mismos políticos de izquierda que quieren mejorar la calidad de la educación no se saben las leyes que promulgan, pues tal delito como he referido antes, no es retroactivo. Además, se están saliendo de la Constitución.
A Miguel Krassnoff se lo culpa de tortura, desaparición y muertes. Desde luego, que en Chile sólo los militares que enfrentaron el terrorismo violan los derechos humanos, no los terroristas. Éstos pueden matar sin ningún problema.
Ahora bien, a este oficial como al resto de los oficiales y suboficiales presos se los injuriado y difamado sólo comparables con la purgas de Stalin. En realidad, los juicios hacia los militares es la justicia que la izquierda quería aplicar antes del 11 de septiembre con los tribunales populares, siguiendo a Lenin y al ‘Che’. Son purgas. Se les acusa de todo. Sin embargo, la propia historia la refuta. En efecto, según cuenta la historiadora Encina, la revista ‘Rebelde’ del grupo terrorista Mir escribió a propósito de Miguel Krassnoff: “Hay un oficial de la DINA que es muy peligroso, pues tenemos antecedentes que muchos compañeros nuestros le han entregado información de mucho riesgo, sin mediar presión física o torturas. Ese individuo debe ser considerado como nuestro principal enemigo”. (La negrilla es mía). Por eso, la izquierda nos quiso negar la libertad de expresión, pues sus propias mentiras que han contado en la semana del odio, se desvanecen. El ex parlamentario, escritor y abogado Hermógenes Pérez de Arce también lo corrobora, pues el oficial le contó: “Yo era teniente y tenía la misión de interrogar a los detenidos. Comenzaba por poner sobre la mesa mi credencial, para que supieran con quién hablaban, y luego les pedía antecedentes sobre los grupos a los cuales pertenecían. Y siempre ellos se explayaron ampliamente. No necesité ni nunca apliqué a nadie apremio alguno ni eso lo hizo nadie en mi presencia". La maldad que tiene la izquierda se nota en una anécdota que cuenta el ex oficial. Él cuenta que un día atrapo a un terrorista que resulto ser un compañero de liceo. Fue tratado muy bien, mientras estuvo detenido. Krassnoff hizo las gestiones para que lo soltaran. Y así se hizo. El compañero de secundaria una vez que llegó a España dijo que había sido torturado. Por eso, no les creo cuando dicen que fueron torturados. Todos repiten el mismo guión, salvo los falsos detenidos desaparecidos.
Si el comunista Solzhenitsyn hubiese dicho que el ejército alemán lo torturo, no habría terminado en Siberia, cuando fue capturado. El escritor soviético era una persona decente. Dijo la verdad, y como sabemos la verdad no es amiga de la izquierda. El mismo Solzhenitsyn en una parte del ‘Archipiélado Gulag’ afirma que los mafiosos tienen ética y que los comunistas, no.
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