8 de octubre de 2012

La Democracia según el ‘No’


La ‘funa’ que recibió la Concertación más el Partido Comunista este 5 de octubre para celebrar el ‘No’ como un triunfo sobre Pinochet de parte de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), es una prueba evidente del descalabro cívico que vive el país. La Concertación y el PC recibieron de su propia medicina. Al conglomerado que gobernó por 20 años el país nunca le importo el civismo. Respetar el otro. Si le hubiesen importado la cultura cívica, nunca un Presidente de la República como Michelle Bachelet, hubiese dicho: “Cuando la Izquierda sale a la calle, la Derecha tiembla”. La calle es un espacio público. Ni la Concertación y el PC estarían justificando las ‘funas’, cada vez que un grupo de Derecha en actos privados les cambia el guión. De hecho lo suprimieron el ramo de educación cívica. Si le hubiesen importado el civismo, habrían respetado las reglas del Estado de Derecho y habrían aplicado la igualdad ante la ley ante acontecimientos que ocurrieron hace más de 30 años.

 Desde que llegó la Democracia del ‘No’ brilla la prohibición. No es que llegó, sino que comenzó a regir lo que había establecido la Constitución. Con todo, la Concertación quiere dar la impresión de que la democracia se llegó en forma unilateral, esto es, gracias a la coalición del arco iris. Está prohibido estudiar la historia previa a 1973, no vaya ser que a los luchadores de la democracia se los pille apoyando las democracias populares que no eran democracias sino dictaduras y que un sector de la Concertación haya querido instalar ese tipo de democracia, fusilando a los opositores y a su aparato militar, cerrando de por vida los demás partidos políticos a diferencia del Gobierno Militar que los suspendió temporalmente.

En la Democracia del ‘No’ , solamente los así llamados progresistas, ya sea católicos, ya sea laicos tienen derechos humanos. Puesto que no los incluyen en los programas educacionales, han creado dos fachadas de la guerrilla chilena, a saber, el Mir y el FPMR para quitarle los derechos a un sector que no piensan como ellos: El Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos y el Instituto Nacional de los Derechos Humanos.

 En la Democracia del ‘No’, uno no es libre de pensar sobre la historia reciente, porque los encargados de contar la Historia, pueden ir a la cárcel. Se sobreentiende aquellos que no comulgan las ideas de la Izquierda. Los historiadores son cuentistas basados en hechos.

 En la Democracia del ‘No’, abundan las palabras igualdad, equidad, anti discriminación, odio y diversidad. Desde luego se quiere igualar hacia abajo. Pobre del pobre que quiera tocar el cielo, pues lo acusaran de explotador y le cargaran una serie de impuestos para que no toque el cielo. Pues, éste último es para los progresistas, para los demás la Tierra Media. Hablan de la equidad, sin embargo, cómo van a recibir lo mismo un flojo que una persona laboriosa. La anti discriminación es absurdo por sí mismo. Por diversas razones se discrimina, pues no todas las personas tienen los mismos talentos y no todos tienen las aptitudes que requieren los diversos oficios, por ejemplo. Para algunos trabajos se requiere no solo hacer una buena labor o un trabajo bien hecho, sino la excelencia. La medianía no basta. La discriminación tiene dos sentidos: positivo y negativo. El primero ya fue expuesto. La segunda connotación es la que practica la Izquierda. Los progresistas son los campeones de la discriminación no por las razones naturales y obvias. Negarle a los militares presos la Ley de Amnistía de 1978, otros elementos del Estado de Derecho, los beneficios carcelarios que tuvieron los terroristas y el indulto para los militares que combatieron el terrorismo de 1979 a 1989. Es simplemente ejercer la arbitrariedad. Por presentar un libro o un documental privado, se acusa a los organizadores de fomentar el odio, si son los mismo progresistas los que no respetan la vida y azuzan a las nuevas generaciones de Izquierda que no tienen la menor idea de Historia, ni del Comunismo a ejercer la violencia contra personas fueron libremente a tales eventos privados. Fomentan el odio, cuando en los medios aparece una condena más a los militares y sólo mostrando medias verdades. Se les caen las lágrimas por la diversidad, con todo, sólo permiten pensar como ellos. Todo lo que huela a conservador, a respeto a la familia, a liberal de derecha, esto es, menos burocracia, impuesto y regulaciones, nada de monopolios privados o estatales, es considerado herejía. Y qué decir del amor al propio país.

 En la Democracia del ‘No’, como corolario de lo anterior, uno no puede manifestar que simplemente, no les gusta los homosexuales, pues les caerá los inquisición de la diversidad que los amonestará y reprenderá, ni mucho decir que el matrimonio es entre hombre y mujer, ni hacer un seminario en una universidad tradicional y católica sobre la anti discriminación en la educación con panelistas considerados homofóbicos, sin la presencia de algunos representantes públicos del lobby gay que reprenderán al rector por discriminar. De igual modo, por la diversidad el mismo grupo mencionado pedirá sanción a dos profesores por cuestionar la verdad oficial sobre los derechos humanos en la historia reciente. Y si algún profesor universitario pone bibliografía buena sobre el Gobierno Militar que desmienta las mentiras de la Izquierda, los alumnos pedirán sanción. No es chiste. Ya ocurrió.

 En la Democracia del ‘No’, no es abuso a la libertad de expresión rendirle homenajes a movimientos terroristas y totalitarios en el parlamento, los cuales no creían en la democracia liberal, ni mucho menos es una ofensa a las víctimas que sufrieron muerte o heridas. Asimismo, tampoco es un abuso a esa libertad rendirle un homenaje al fundador del grupo terrorista Mir, Miguel Enríquez. Uno de los hombres más enajenados que ha tenido la República, además, de Salvador Allende, si le creemos al autor del ‘Lo derrocó el pueblo’. Enajenado significa fuera sí, también fuera de la Realidad.

 En la Democracia del ‘No’, por una parte, existen los homenajes a los liberticidas Allende y a Miguel Enríquez. Y por otra parte, existen los “homenajes” a Pinochet y al brigadier en retiro, Miguel Krassnoff. Que digo, si la propia de Derecha se avergüenza de usar la palabra ‘homenaje’ a tales personas; aun cuando tiene todo el derecho usarla. Puesto que estamos en la democracia del ‘No’, las niñas o maricas progresistas se sienten ofendidos. Tres cuartas partes o sea la mayoría del país pidió la intervención militar, la minoría se siente ofendida.

 En la Democracia del ‘No’, cae de perogrullo que solo importan los derechos así llamados sociales y no los deberes. Desde luego que esos derechos son a costas de terceros a diferencia de los derechos de primera generación. En esa misma democracia, éstos últimos derechos son un obstáculo para la igualdad que predica la Izquierda o para la Revolución Comunista que está en curso. Por eso mismo, ante la destrucción de la propiedad pública y privada, ya sea en la Región de la Araucanía adjudicada a viva voz por la propia organización terrorista mapuche, o en la grandes ciudades del país por la nueva guerrilla urbana que la conforman encapuchados y anarquista, el Instituto Nacional de Derechos Humanos guarda silencio.

 En la Democracia del ‘No’, un diputado de la República puede decir que cultiva marihuana, sin ser penado por la ley, mientras el Gobierno de Ezcelencia prohíbe el vino, la cerveza, la carne, los cigarrillos para cuidar nuestra salud y se muestra intransigente con los locales de comida.

En la Democracia del ‘No’, les interesa más obtener beneficios sociales que producir, olvidándose que aquéllos se afirman en la producción.

 En la Democracia del ‘No’, es un derecho cívico ‘funar’. Es un derecho humano avalado por las organizaciones izquierdistas de derechos humanos. Mas solamente tiene derecho la Izquierda. Las personas de Derecha les respetan sus libertades a los progresistas, cosa que ellos no hacen. Más aún, si se presenta una ley para considerarlas delito , los progresistas lo consideran una Ley Mordaza. Y un diputado de la Derecha la considera anti democrática.

 En la Democracia del ‘No’, a los militares se los considera ‘asesinos’, en cambio, los terroristas se los trata de reivindicar en cuanta teleserie o documentales como si ellos hubiesen sido los buenos, como si su proyecto político hubiese triunfado. Puesto que literalmente se quedaron vaciados o no les quedo nada, no en el sentido del budismo Zen, en que vaciedad significa ser o plenitud, necesitan fachadas para ser recordados como el Museo de la Memoria. Se desprecia la vida militar o las Fuerzas Armadas, con todo, no encuentran una contradicción en enlazar a la guerrilla Latinoamericana, como si no tuviesen entrenamiento militar.

 En fin, en la Democracia del ‘No’, no se puede vivir y pensar.

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